Vol. 12/ Núm. 4 2025 pág. 319
https://doi.org/
10.69639/arandu.v12i4.1674
Comunicación de malas noticias en oncología pediátrica:
Revisión narrativa sobre desafíos, modelos y cuidados paliativos
en el contexto Mexicano

Communicating bad news in pediatric oncology:
A narrative review of challenges,
models, and palliative care in the mexican context

Isaac Alejandro Abraján Nogueda

isaacabragueda@gmail.com

https://orcid.org/0009-0001-5306-5647

Instituto Estatal de Cancerología “Dr. Arturo Beltrán Ortega”

Universidad Hartmann Acapulco

San Jerónimo de Juárez México

Gil Ricardo Bernal Soto

psic.gilsoto03@gmail.com

https://orcid.org/0009-0002-5599-3508

Instituto Estatal de Cancerología “Dr. Arturo Beltrán Ortega”

Acapulco de Juárez México

Anahy Ramirez Barrientos

rabierrientos@gmail.com

https://orcid.org/0009
-0001-0820-4695
Instituto Estatal de Cancerología “Dr. Arturo Beltrán Ortega”

Acapulco de Juárez
- México
Artículo recibido: 18 septiembre 2025 - Aceptado para publicación: 28 octubre 2025

Conflictos de intereses: Ninguno que declarar.

RESUMEN

La comunicación de malas noticias en oncología pediátrica constituye un reto clínico, emocional y
ético en el contexto mexicano. Esta revisión narrativa analiza los principales modelos empleados
(SPIKES y BREAKS), destacando su utilidad y limitaciones culturales. Se identifican barreras
estructurales, como la escasez de profesionales capacitados, la centralización de servicios y la
insuficiente formación en habilidades comunicativas en medicina, psicología y enfermería.
Asimismo, se subrayan los dilemas éticos vinculados al derecho del menor a la información frente al
deseo familiar de protección. El impacto emocional afecta tanto a familias como a profesionales,
quienes enfrentan desgaste y burnout. En México, las tasas de diagnóstico tardío y mortalidad infantil
reflejan desigualdades que exigen integrar la psicooncología y los cuidados paliativos en un abordaje
interdisciplinario. Se concluye que adaptar los protocolos de comunicación a la realidad cultural y
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social mexicana, junto con fortalecer la capacitación profesional, es esencial para brindar atención
empática, ética y centrada en el niño y su familia

Palabras Claves: malas noticias, oncología pediátrica, cuidados paliativos

ABTRACT

The communication of bad news in pediatric oncology is a clinical, emotional, and ethical challenge
in the Mexican context. This narrative review analyzes the main models used (SPIKES and
BREAKS), highlighting their usefulness and cultural limitations. Structural barriers are identified,
such as the shortage of trained professionals, the centralization of services and insufficient training in
communication skills in medicine, psychology and nursing. Likewise, the ethical dilemmas linked to
the minor's right to information in the face of the family's desire for protection are highlighted. The
emotional impact affects both families and professionals, who face burnout. In Mexico, the rates of
late diagnosis and infant mortality reflect inequalities that require the integration of psycho-oncology
and palliative care in an interdisciplinary approach. It is concluded that adapting communication
protocols to the Mexican cultural and social reality, along with strengthening professional training, is
essential to provide empathetic, ethical and child- and family-centered care.

Keywords:
bad news, pediatric oncology, palliative care
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INTRODUCCIÓN

La psicooncología pediátrica es una especialidad que se enfoca en el abordaje integral de los
efectos psicológicos, emocionales y sociales del cáncer infantil, tanto en el niño como en su entorno
familiar. Su intervención es clave desde el diagnostico, ya que ayuda a mitigar el impacto emocional
que genera la enfermedad, facilitando la adaptación y el afrontamiento (Cely Aranda et al., 2013)

En el contexto de los cuidados paliativos pediátricos, la psicooncología se convierte en un
componente esencial. Ambos enfoques comparten el objetivo de mejorar la calidad de vida,
promoviendo una atención multidisciplinar centrada en el bienestar físico y emocional del niño
(Ministerio de Sanidad, 2022).

Esta articulación permite un acompañamiento empático y sostenido en todas las etapas de la
enfermedad, incluyendo el proceso de duelo. Los psicooncólogos apoyan a las familias en la toma de
decisiones, el manejo del dolor emocional y la resignificación del proceso de muerte (Villalba
Nogales, 2015). Por tanto, la integración entre psicooncología y cuidados paliativos no solo favorece
la atención clínica, sino que también fortalece el cuidado humano y ético que rodea al niño con
enfermedad avanzada, ayudando a aliviar su sufrimiento y el de su familia.

Sin embargo, dar malas noticias en este contexto representa un desafío emocional y ético
significativo. Es fundamental adaptar la comunicación a la edad y nivel de comprensión del niño,
promoviendo un equilibrio entre la verdad y la esperanza, sin generar daño emocional (Paz Prieto,
2017). La omisión de información puede producir desconfianza y ansiedad en el menor, mientras que
una comunicación honesta y empática favorece el afrontamiento activo y fortalece el vínculo
terapéutico (Herrera et al., 2014). La participación familiar también es esencial, aunque a menudo
surgen tensiones entre el deseo de proteger al niño y su derecho a estar informado (Eraso García,
2021).

Para los profesionales de la salud, comunicar malas noticias conlleva una carga emocional que
puede derivar en angustia o desgaste. La falta de formación en protocolos como SPIKES limita su
capacidad de enfrentar estas situaciones de forma adecuada, haciendo evidente la necesidad de
acompañamiento psicooncológico (American Cancer Society, 2024).Además, surgen dilemas éticos
relacionados con la autonomía del menor, la veracidad del diagnóstico y la justicia en la
comunicación, que deben ser abordados desde una mirada bioética y multidisciplinaria (Brito
Guerrero et al., 2024)

En México, el cáncer infantil representa una prioridad en salud pública. Cada año se
diagnostican aproximadamente 7,000 nuevos casos en niños y adolescentes, lo que equivale al 5
10% de todos los tipos de cáncer en el país (INEGI, 2025). Las leucemias, en particular la linfoblástica
aguda, representan más del 50% de estos diagnósticos, seguidas de tumores cerebrales y linfomas
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(Rivera Luna et al., 2024). Esta enfermedad es la principal causa de muerte por enfermedad en
menores de 5 a 14 años, con una tasa de mortalidad de 5.2 por cada 100,000 menores de 15 años,
superior a la reportada en otros países de ingresos medios (Zorrilla Martínez & Flores Romo, 2023).

La mayoría de los casos se detectan en etapas avanzadas, lo cual reduce significativamente las
probabilidades de curación. La tasa de supervivencia a cinco años para la leucemia linfoblástica aguda
es de solo 62%, muy por debajo del 80% observado en países desarrollados (Agencias, 2025).Estas
cifras reflejan profundas desigualdades en el acceso al diagnóstico temprano, tratamiento oportuno y
continuidad del cuidado, lo que repercute directamente en la carga de enfermedad y los años de vida
potencialmente perdidos (Centro Nacional para la Salud de la Infancia y Adolescencia, 2023).

No obstante, la atención psicooncológica y paliativa enfrenta importantes barreras estructurales
y culturales en el país. La escasez de profesionales capacitados y la centralización de servicios en
zonas urbanas dificultan el acceso equitativo. La falta de formulaciones pediátricas adecuadas y el
temor al uso de opioides comprometen el manejo del dolor (Ramos-Guerrero et al., 2025). A esto se
suma una formación médica insuficiente: pocos planes de estudio incluyen contenidos sobre cuidados
paliativos pediátricos.

Aunque existe un marco legal que reconoce el derecho a recibir cuidados paliativos, persisten
vacíos normativos en relación con la población infantil, especialmente en temas como la voluntad
anticipada (Ramos-Guerrero et al., 2025). Además, prevalecen creencias erróneas entre médicos y
familias que asocian los cuidados paliativos únicamente con el final de la vida, lo que retrasa su
implementación (Méndez, 2005).

En este contexto, revisar los esquemas de comunicación actualmente empleados se vuelve una
prioridad. Una comunicación clara y empática facilita la detección temprana de signos de alarma y
agiliza el acceso a tratamiento (Doroteo, 2025). Los modelos comunicativos deben ser sensibles a las
emociones del paciente pediátrico y su familia, generando un entorno de confianza que fomente la
participación informada (Gobierno de México, 2024)

Además, incorporar los recientes lineamientos nacionales permite estandarizar criterios de
comunicación clínica y romper con mitos que aún rodean al cáncer infantil (Hernández, 2025; Tovar
Sosa, 2025). Estos ajustes también ayudan a fortalecer la formación del personal de salud,
brindándoles herramientas comunicativas eficaces que no solo mejoran la atención, sino que también
mitigan el desgaste profesional (Gobierno de México, 2024).

Por lo tanto, este trabajo tiene como objetivo general analizar los desafíos, avances y
necesidades actuales en la atención psicooncológica y los cuidados paliativos pediátricos en México,
con énfasis en la comunicación de malas noticias, para proponer mejoras en los esquemas
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comunicativos que favorezcan una atención integral, ética y centrada en el bienestar del niño con
cáncer y su familia.

MATERALES Y MÉTODOS

Este estudio corresponde a una revisión narrativa con enfoque mixto, centrada en el análisis
de la comunicación de malas noticias en el contexto de la psicooncología pediátrica y los cuidados
paliativos en México. El objetivo fue identificar los principales modelos utilizados, las barreras
existentes, los efectos emocionales asociados y las propuestas de mejora dentro del sistema de salud
mexicano. Para ello, se realizó una búsqueda sistemática en bases de datos científicas, complementada
con la revisión de documentos normativos y lineamientos emitidos por instituciones oficiales
mexicanas, así como publicaciones académicas disponibles en repositorios universitarios nacionales.

Los estudios seleccionados fueron aquellos publicados en idioma español o inglés, con un
enfoque temático específico en la comunicación de malas noticias dentro de contextos de
psicooncología pediátrica y/o cuidados paliativos pediátricos en México. Se consideraron trabajos
que abordaran experiencias o análisis relacionados con pacientes pediátricos, sus familiares,
profesionales de la salud o equipos interdisciplinarios. Se excluyeron artículos que trataran
exclusivamente poblaciones adultas, que se centraran en contextos hospitalarios no pediátricos, que
presentaran opiniones sin respaldo metodológico, o que no estuvieran directamente relacionados con
el contexto mexicano.

La información recolectada fue sometida a un análisis temático y comparativo que permitió
agrupar los hallazgos en cuatro categorías clave: los esquemas de comunicación empleados; las
barreras institucionales, formativas y culturales; las consecuencias emocionales para niños, familias
y profesionales; y las propuestas normativas y clínicas de mejora. El análisis integró elementos
cualitativos, como narrativas, percepciones y experiencias clínicas, con datos cuantitativos
disponibles en informes oficiales y estudios empíricos previamente publicados.

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

Existen múltiples modelos desarrollados para estructurar la comunicación de malas noticias
en contextos clínicos. Entre los más utilizados se encuentran los modelos SPIKES y BREAKS, ambos
aplicables en oncología pediátrica. El modelo SPIKES consta de seis pasos: Setting, Perception,
Invitation, Knowledge, Empathy y Strategy/Summary, diseñados para preparar el entorno, evaluar lo
que el paciente sabe, invitarlo a recibir información, comunicar con claridad, atender la respuesta
emocional y planificar los siguientes pasos (Berkey DO et al., 2018; Díaz, 2022).

Por otro lado, el modelo BREAKS presenta seis fases: Background, Rapport, Explore,
Announce, Kindling y Summarize. Su énfasis está en construir una relación empática antes de
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comunicar la noticia, y prestar atención a las emociones desencadenadas posteriormente (Ahmad &
Eid, 2023; Oiseth et al., 2023).

Ambos modelos ofrecen ventajas. SPIKES es ampliamente utilizado y tiene evidencia
empírica en distintos entornos clínicos, incluyendo pediatría; sin embargo, puede resultar rígido o
poco culturalmente adaptable si no se ajusta adecuadamente (Berkey DO et al., 2018). En contraste,
BREAKS pone mayor énfasis en la relación previa con el paciente, lo cual es relevante en poblaciones
infantiles donde la confianza es fundamental. Su debilidad radica en la menor difusión y evidencia
comparativa en contextos pediátricos. En ambos casos, coinciden en que el uso de estos modelos debe
ajustarse a las particularidades del entorno cultural y al desarrollo cognitivo del menor

En México, la implementación de estos modelos se ha enfrentado a múltiples barreras
estructurales y culturales. Estudios en hospitales públicos han señalado que la centralización de
servicios, la escasa formación formal en comunicación y las creencias familiares que asocian la
información honesta con pérdida de esperanza, dificultan su aplicación efectiva (Bacuñán R &
Luengo Charath, 2022; Ramos-Guerrero et al., 2025).

El rol del psicólogo clínico, especialmente en unidades de oncología pediátrica, se ha vuelto
clave para facilitar la comunicación, acompañar emocionalmente a la familia y formar parte de la
estrategia para entregar malas noticias. Por su parte, oncólogos y enfermeras han reportado
limitaciones emocionales y técnicas, además de una carga psicológica al no sentirse preparados para
abordar adecuadamente estas conversaciones (Cely Aranda et al., 2013).

La entrega de malas noticias genera un alto impacto emocional tanto en los profesionales
como en las familias. Los equipos de salud experimentan ansiedad, culpa, sobrecarga emocional y
burnout, especialmente cuando sienten que carecen de herramientas adecuadas para comunicar malas
noticias de manera ética y compasiva (American Cancer Society, 2024). Esto puede llevar a la
evitación de la conversación, ofrecer falsas expectativas o delegar completamente la tarea, debilitando
el vínculo terapéutico (Brito Guerrero et al., 2024).

En las familias, este proceso se acompaña de duelo anticipado, angustia, sensación de
impotencia y dudas sobre la continuidad del tratamiento. La forma en que se comunica el diagnóstico
influye directamente en la forma en que los cuidadores primarios afrontan la enfermedad y toman
decisiones terapéuticas posteriores

Una de las debilidades más evidentes del sistema mexicano es la formación insuficiente en
habilidades comunicativas en los programas de medicina, psicología y enfermería. Aunque existen
guías internacionales, su implementación no está estandarizada ni adaptada de forma efectiva al
contexto local (Gobierno de México, 2024). De hecho, menos del 25% de las facultades de medicina
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en el país incluyen formación específica en cuidados paliativos y comunicación de malas noticias
(Ramos-Guerrero et al., 2025).

Además, surgen dilemas éticos persistentes: ¿Qué tanta información debe recibir un niño
según su edad? ¿Se debe respetar el deseo de los padres de ocultar el diagnóstico? Estas situaciones
enfrentan los principios de autonomía, beneficencia, no maleficencia y justicia, lo cual requiere un
abordaje interdisciplinario y basado en bioética clínica (Brito Guerrero et al., 2024).

Ante estas limitaciones, se propone una estrategia adaptada al contexto mexicano, que
combine lo mejor de los modelos internacionales con ajustes culturales y sociales pertinentes. Esta
propuesta se basa en un protocolo de comunicación interdisciplinario, que involucre activamente a
psicólogos clínicos, oncólogos, personal de enfermería y trabajadores sociales.

Asimismo, se plantea la necesidad de instaurar intervenciones de soporte psicológico
continuas, tanto para el paciente y su familia como para el personal de salud, incluyendo talleres,
simulaciones y acompañamiento terapéutico. Esto permitiría reducir el desgaste emocional del equipo
médico, mejorar la calidad del vínculo terapéutico y fomentar una cultura institucional más humana
y centrada en el niño (Gobierno de México, 2024)

CONCLUSIONES

La presente revisión evidencia que la comunicación de malas noticias en oncología pediátrica
representa un proceso complejo, tanto en términos técnicos como emocionales. Los modelos
internacionales como SPIKES y BREAKS ofrecen marcos estructurados útiles, pero su aplicación en
el contexto mexicano enfrenta múltiples limitaciones derivadas de barreras culturales, institucionales
y de formación profesional.

Adaptar estos esquemas comunicativos a las realidades locales es fundamental para garantizar
una atención más empática, ética y centrada en el niño y su familia. La incorporación de elementos
culturales, el respeto por la dinámica familiar y la edad del menor deben considerarse para que los
modelos no sean aplicados de forma mecánica, sino con sensibilidad clínica.

Uno de los hallazgos más relevantes es la urgente necesidad de fortalecer la capacitación del
personal de salud en habilidades comunicativas, especialmente en entornos pediátricos y paliativos.
Esta formación debe ir acompañada de estrategias psicológicas integradas, con la participación de
psicólogos clínicos en el equipo tratante, promoviendo intervenciones de apoyo emocional tanto para
el paciente como para sus cuidadores y el equipo médico.

Finalmente, se destaca la necesidad de fomentar investigaciones interdisciplinarias y de
carácter local, que documenten experiencias en hospitales mexicanos y generen evidencia
contextualizada. Entre las limitaciones del presente estudio se reconoce la escasez de literatura
mexicana específica, así como la heterogeneidad de las fuentes revisadas, que si bien permiten una
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visión amplia, también dificultan la generalización de los hallazgos. Aun así, el análisis ofrece una
base sólida para impulsar mejoras en los esquemas de comunicación y en la atención integral en
oncología pediátrica en México.
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REFERENCIAS

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