
Vol. 12/ Núm. 4 2025 pág. 447
https://doi.org/10.69639/arandu.v12i4.1682
Gestión del agua en la comunidad rural de Yaguarón:
prácticas, percepciones y soluciones accesibles
Water management in the rural community of Yaguarón: practices, perceptions, and
accessible solutions
Y ñemboguata comunidad rural Yaguarón-pe: jepokuaa, jesareko, ha solución
ojehupytykuaáva
Leidana Beatriz Fernández Albariño
Leidanaa@gmail.com
https://orcid.org/0009-0000-3873-7997
Facultad de Ciencias Aplicadas
Universidad Nacional de Pilar
Pilar, Paraguay
Artículo recibido: 18 septiembre 2025 - Aceptado para publicación: 28 octubre 2025
Conflictos de intereses: Ninguno que declarar.
RESUMEN
La investigación trata sobre la gestión del agua en la comunidad rural de Yaguarón y abordó una
problemática de gran relevancia social y ambiental: el acceso limitado y la calidad deficiente del
agua en zonas rurales del departamento de Ñeembucú, Paraguay. El estudio tuvo como objetivo
general analizar las prácticas, percepciones y posibles soluciones para mejorar la gestión del agua
en la comunidad, con un enfoque en accesibilidad y sostenibilidad. Se aplicó un diseño no
experimental, de tipo descriptivo y con enfoque mixto, integrando métodos cuantitativos y
cualitativos. La población estuvo conformada por 112 jefes de familia, de los cuales se seleccionó
una muestra de 68 hogares, además del intendente municipal y el encargado del puesto de salud.
Para la recolección de datos se utilizaron tres técnicas principales: encuesta estructurada,
entrevistas abiertas y análisis laboratoriales de muestras de agua recolectadas en diferentes puntos
de la comunidad. Los resultados evidenciaron que la mayoría de las familias dependen de fuentes
naturales como pozos, tajamares y arroyos, sin redes de distribución ni control sanitario. Los
análisis de laboratorio confirmaron la presencia de contaminación biológica, lo que hace que el
agua no sea apta para el consumo humano. Además, se identificó una percepción positiva errónea
sobre la calidad del agua y prácticas de almacenamiento poco seguras. Sin embargo, se observó
una fuerte disposición comunitaria a participar en proyectos de mejora. Se concluye que es
urgente fortalecer la educación sanitaria, la infraestructura hídrica y la gestión comunitaria,
promoviendo soluciones sostenibles adaptadas al contexto local.
Palabras clave: gestión del agua, zona rural, prácticas, percepciones, posibles soluciones

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ABSTRACT
The research focuses on water management in the rural community of Yaguarón and addresses a
problem of great social and environmental relevance: the limited access and poor quality of water
in rural areas of the Ñeembucú Department, Paraguay. The main objective of the study was to
analyze the practices, perceptions, and possible solutions to improve water management in the
community, with an emphasis on accessibility and sustainability. A non-experimental, descriptive,
and mixed-method design was applied, integrating both quantitative and qualitative approaches.
The population consisted of 112 heads of households, from which a sample of 68 homes was
selected, in addition to the municipal mayor and the local health post officer. Three main data
collection techniques were used: structured surveys, open interviews, and laboratory analyses of
water samples collected from different points within the community. The results showed that most
families depend on natural sources such as wells, ponds, and streams, without distribution
networks or sanitary control. Laboratory tests confirmed the presence of biological
contamination, making the water unfit for human consumption. Furthermore, an incorrectly
positive perception of water quality and unsafe storage practices were identified. However, a
strong community willingness to participate in improvement projects was observed. It is
concluded that it is urgent to strengthen health education, water infrastructure, and community
management, promoting sustainable solutions adapted to the local context.
Keywords: water management, rural area, practices, perceptions, possible solutions
MOMBYKY
Pe investigación oñe’ẽ rehegua ha’e pe ñangareko y rehe comunidad rural Yaguarón-pe, ha
omombe’u peteî apañuãi tuichaitereíva ha sosial ha ambiental rehegua: pe jeike sa’i ha pe mba’e
vaiha y rehegua umi tendá rural rehe Ñeembucú departamento, Paraguay-pe. Pe objetivo general
del estudio ha’e omyesakã umi tembiapo, jesareko ha ikatu va’ekue ñembohovái oipytyvõ hag̃ua
ñangareko porãvévo y rehe comunidad-pe, ohechaukaháicha peteĩ enfoque rehegua accesibilidad
ha sostenibilidad rehe. Ojeipuru peteĩ diseño no experimental, descriptivo ha enfoque mixto
rehegua, ombojoaju rupi método cuantitativo ha cualitativo. Pe población oĩva’ekue orekókuri
112 jefe de familia, ha oñemoinge muestra rehegua 68 hogar rehegua, avei pe intendente
municipal ha encargado puesto de salud rehegua. Umi técnica principal ojeipuru va’ekue ha’e:
encuesta estructurada, entrevista abierta ha análisis laboratorial umi muestra y rehegua
ojehupytyva’ekue comunidad-pe. Pe resultado ohechauka hetave familia odepende umi y natural
rehegua, peteĩcha pozo, tajamar ha arroyo rehe, ndorekóiva red de distribución ni control
sanitario. Pe análisis laboratorio rehegua ohechauka contaminación biológica, upévare pe y
ndaha’éi oikóva consumo humano-pe g̃uarã. Avei ojekuaa peteĩ jesareko vai rehegua calidad y
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rehe ha umi práctica ndaha’éi seguras rehegua almacenamiento rehegua. Péro ojehecha avei
comunidad oĩ porãiterei oipytyvõ hag̃ua umi proyecto porãvéva rehegua. Ipahápe oje’e
tekotevẽha ojepya’eve educación sanitaria, infraestructura hídrica ha gestión comunitaria rehe,
oñemoasãi hag̃ua solución sostenible oikoha contexto local-pe.
Ñe’ẽ ñemigua: ñangareko y rehe, tendá rural, tembiapo, jesareko, ñembohovái ikatúva
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INTRODUCCIÓN
El agua constituye un elemento esencial para la vida y un pilar del desarrollo humano,
social y económico. En las comunidades rurales, su acceso y manejo no solo determinan la calidad
de vida, sino también la sostenibilidad ambiental y la salud colectiva (ONU, 2010; Villalba
Vargas, 2023). A lo largo de la historia, el ser humano ha desarrollado diferentes estrategias de
captación y distribución del recurso, pero en pleno siglo XXI persisten profundas desigualdades
que afectan especialmente a las poblaciones rurales de América Latina. En este escenario, la
gestión del agua no puede entenderse únicamente desde una perspectiva técnica, sino como un
proceso social, político y cultural que involucra el ejercicio de derechos fundamentales, la
participación comunitaria y la sostenibilidad del entorno (Jouravlev et al., 2021; UNESCO, 2022,
Organización de las Naciones Unidas, 2022).
En América Latina, los estudios sobre gestión del agua revelan contrastes significativos
entre los avances institucionales y las condiciones reales de acceso. En Colombia, por ejemplo,
Delgado García et al. (2017) documentaron cómo las comunidades rurales de la cuenca del río
Guayuriba diseñaron sistemas de captación y disposición de aguas residuales adaptados a sus
contextos locales, demostrando la capacidad de autogestión ante la escasa presencia estatal. En
Argentina, Belmonte et al. (2021) identificaron en el Chaco salteño una deficiente coordinación
institucional, que, a pesar de múltiples esfuerzos, no logró garantizar el acceso continuo al agua
segura. En Brasil, un tercio de la población rural sigue careciendo de agua potable y saneamiento
debido a la falta de inversión y planificación, mientras que en México el programa PROSSAPYS
permitió elevar la cobertura del 30 % al 70 %, evidenciando que las políticas públicas sostenidas
y la participación social son determinantes para reducir las brechas (Silva, 2024). Estos hallazgos
confirman que la región comparte desafíos comunes: la limitada infraestructura, la desigual
distribución territorial del recurso y la débil articulación entre Estado y comunidades.
En este contexto, el reconocimiento del agua como un derecho humano fundamental
marcó un punto de inflexión en las políticas globales. La Observación General N.º 15 del Comité
de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de la ONU (2002) definió este derecho como el
acceso a una cantidad suficiente, salubre, aceptable, accesible y asequible de agua para uso
personal y doméstico. A partir de entonces, organismos internacionales como la Organización
Mundial de la Salud (OMS), la UNICEF y la UNESCO impulsaron programas que promueven el
acceso universal al agua y al saneamiento, subrayando que garantizar este derecho implica no
solo disponibilidad física, sino también gestión sostenible, equitativa y culturalmente adecuada
(Villalba Vargas, 2023). De esta manera, el agua dejó de concebirse exclusivamente como un
bien económico para consolidarse como un bien común y un componente esencial de la salud
pública, la dignidad y la justicia social.

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Ahora bien, trasladando esta realidad al contexto paraguayo, se observa que el país
dispone de abundantes fuentes hídricas, pero su distribución y gestión presentan desigualdades
estructurales. La Ley N.º 3239/2007 “De los Recursos Hídricos del Paraguay” reconoce el agua
como bien público y establece la gestión integral y sustentable del recurso, adoptando la cuenca
hidrográfica como unidad básica de planificación. Este marco legal promueve la participación
ciudadana, la equidad en el acceso y la sostenibilidad ambiental (MADES, 2020). No obstante, la
implementación de esta normativa enfrenta dificultades debido a la limitada capacidad técnica, la
escasez de recursos financieros y la fragmentación institucional. Según Villalba Vargas (2023),
cerca del 41 % de la población paraguaya vive en áreas rurales, y gran parte depende de sistemas
autogestionados por las Juntas de Saneamiento Ambiental (JSA), organizaciones comunitarias
responsables de administrar el agua potable. Este modelo participativo permitió que Paraguay
alcanzara la meta de acceso al agua potable de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, pero aún
enfrenta desafíos en sostenibilidad técnica, mantenimiento y calidad del servicio (Indij Y Leone,
2011).
En las zonas rurales paraguayas, la disponibilidad hídrica está condicionada por factores
ambientales, económicos y sociales. El Banco Mundial (2024) advierte que las sequías
recurrentes, la deforestación y el cambio en el uso del suelo afectan la estabilidad de las fuentes
superficiales y subterráneas, reduciendo la seguridad hídrica. A pesar de que Paraguay figura
entre los países con mayor cantidad de agua dulce por habitante, el acceso equitativo sigue siendo
limitado. En comunidades dispersas, el suministro depende de pozos, arroyos o la recolección de
agua de lluvia, sin tratamiento ni control sanitario. Estas limitaciones incrementan los riesgos de
enfermedades de origen hídrico y profundizan las brechas territoriales en salud y bienestar
(Cañiza, 2022). Así, la gestión del agua en el país se enfrenta al desafío de armonizar los avances
normativos con la realidad de comunidades que, por falta de recursos y asistencia técnica, deben
resolver por sí mismas la provisión de un recurso vital.
La calidad del agua, además de su disponibilidad, constituye un eje central en la discusión
sobre equidad y salud pública. La OMS (2017) señala que el agua para consumo humano debe
estar libre de microorganismos y sustancias químicas que representen riesgos, pero en muchas
zonas rurales latinoamericanas los niveles de coliformes fecales, arsénico y nitratos superan los
límites establecidos. La FAO (2020) y la OPS (2021) advierten que estas condiciones provocan
enfermedades gastrointestinales, parasitarias y dermatológicas, que afectan con mayor frecuencia
a niños y adultos mayores. En Paraguay, la contaminación de pozos y arroyos por residuos
domésticos y agroquímicos representa una amenaza constante, agravada por la falta de
mantenimiento de los sistemas de distribución y la ausencia de cloración regular (Villalba Vargas,
2023). De allí que garantizar la potabilidad del agua sea un componente esencial de la salud
pública y de la justicia social en territorios rurales.

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Asimismo, la gestión del agua en zonas rurales paraguayas requiere un abordaje integral
que considere tanto la infraestructura como las prácticas culturales y comunitarias. En este
sentido, Jouravlev et al. (2021) enfatizan que los sistemas de abastecimiento deben adaptarse a
las condiciones locales, privilegiando soluciones tecnológicas simples, sostenibles y de bajo
costo. La cosecha de agua de lluvia, los filtros de arena y las microrredes de gravedad son
alternativas viables en contextos rurales con recursos limitados (FAO, 2020; Silva, 2024). No
obstante, la sostenibilidad de estos sistemas depende de la capacitación técnica, el mantenimiento
regular y la apropiación social de las tecnologías (Becerra-Perenguez et al., 2024). Soares (2021)
destaca la importancia de aplicar el enfoque de “costo total del ciclo de vida” en la planificación
de la infraestructura, considerando los gastos de operación y reemplazo para asegurar la
continuidad del servicio en el tiempo.
La gobernanza comunitaria del agua es, en este sentido, un componente esencial de la
sostenibilidad. Según Cachipuendo Ulcuango (2021), la eficiencia y legitimidad de los sistemas
de agua rural dependen de la transparencia, la participación equitativa y la rendición de cuentas.
Las Juntas de Saneamiento, que operan bajo un modelo de autogestión, ejemplifican cómo las
comunidades pueden asumir la responsabilidad de la distribución y mantenimiento del recurso.
Sin embargo, este modelo necesita fortalecimiento institucional, capacitación técnica y apoyo
estatal continuo (MADES, 2020). De acuerdo con el Banco Mundial (2019), la falta de
articulación entre las juntas locales y las autoridades nacionales limita la expansión de prácticas
sostenibles y dificulta la implementación de tecnologías modernas. Por ello, es indispensable
promover una gobernanza colaborativa que combine la sabiduría local con la asistencia técnica y
la planificación estratégica.
En este marco general, las comunidades rurales paraguayas enfrentan desafíos que
trascienden lo técnico y se inscriben en el ámbito de la equidad social. Las prácticas locales de
recolección, almacenamiento y consumo de agua como la captación de lluvia, los aljibes o los
pozos someros, reflejan tanto la capacidad de resiliencia como las limitaciones estructurales. Estas
estrategias, heredadas de generaciones anteriores, permiten cubrir necesidades básicas, pero
también exponen a los habitantes a riesgos sanitarios cuando no se aplican métodos adecuados de
desinfección o almacenamiento (FAO, 2020; UNICEF, 2023). La UNESCO (2022) subraya que
la integración de conocimientos tradicionales con innovación tecnológica constituye una
oportunidad para fortalecer la sostenibilidad hídrica, fomentar la participación y reducir la
vulnerabilidad de las comunidades frente a la escasez o contaminación del recurso.
En este contexto regional y nacional, la comunidad rural de Yaguarón representa un caso
emblemático de los desafíos contemporáneos en materia de gestión del agua. Debido a la
dispersión de las viviendas y la falta de una red centralizada, cada familia debe obtener su propia
fuente de agua, recurriendo a pozos, captación de lluvia o arroyos. No obstante, estas fuentes no
siempre son seguras, ya que pueden contener contaminantes microbiológicos y químicos que

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representan riesgos significativos para la salud. El problema principal radica en que muchas
familias consumen agua sin tratamiento adecuado, lo que incrementa la incidencia de
enfermedades de origen hídrico y amenaza la sostenibilidad del recurso. Además, la
sobreexplotación de los pozos y las prácticas inadecuadas de manejo pueden comprometer la
disponibilidad futura del agua en la zona, generando un impacto ambiental y social a largo plazo.
A pesar de que el acceso al agua potable constituye un derecho humano fundamental y
un objetivo central de la Agenda 2030 - ODS 6: Agua limpia y saneamiento (ONU 2015; ONU;
2022), comunidades como Yaguarón enfrentan múltiples barreras, entre ellas la falta de
infraestructura, el desconocimiento sobre tecnologías accesibles de purificación y la escasa
asistencia técnica. Si estas condiciones persisten, la población rural continuará expuesta a riesgos
sanitarios y económicos que perpetúan la desigualdad. Por ello, el presente estudio se propone
analizar las prácticas, percepciones y posibles soluciones para mejorar la gestión del agua en la
comunidad rural de Yaguarón, con un enfoque en accesibilidad y sostenibilidad. Específicamente,
se busca identificar las principales fuentes de agua utilizadas por la comunidad, determinar su
calidad, describir las prácticas locales de recolección, almacenamiento y consumo, analizar los
riesgos sanitarios asociados al consumo de agua no tratada y, finalmente, proponer soluciones
accesibles y sostenibles desde la perspectiva de los propios habitantes. Los resultados de esta
investigación pretenden aportar evidencia útil para la formulación de políticas públicas y
programas de desarrollo rural, fortaleciendo la gestión comunitaria y contribuyendo a garantizar
el derecho al agua como fundamento del bienestar y la equidad social en Paraguay y América
Latina.
METODOLOGIA
La presente investigación se desarrolló en la comunidad rural de Yaguarón, ubicada en el
distrito de Tacuaras, departamento de Ñeembucú, al suroeste de la Región Oriental del Paraguay.
Esta zona se caracteriza por su topografía llana y la presencia de extensos humedales y esteros
que conforman el sistema hídrico del Ñeembucú, fundamental tanto para la biodiversidad como
para las actividades domésticas y productivas locales.
Figura 1
Georreferenciación del lugar de estudio
Fuente: Google map.

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El estudio adoptó un diseño no experimental, pues no se manipularon las variables, sino
que se observaron y analizaron en su contexto natural, conforme a lo definido por Hernández
Sampieri y Mendoza (2018), quienes señalan que estos estudios se centran en describir los
fenómenos tal como ocurren en su entorno real. El enfoque fue mixto, integrando técnicas
cuantitativas y cualitativas que permitieron una comprensión integral del fenómeno. Según los
mismos autores, el método mixto combina la medición objetiva con la interpretación de
significados para explicar de forma más completa un problema social.
El tipo de investigación fue descriptivo, orientado a caracterizar las fuentes de agua
utilizadas, las prácticas locales de recolección y consumo, la percepción de la calidad del recurso,
los riesgos sanitarios y las posibles soluciones sostenibles en la comunidad. La población estuvo
compuesta por los jefes de las 112 viviendas existentes en Yaguarón, y la muestra se conformó
por 68 jefes de familia seleccionados mediante muestreo probabilístico aleatorio simple,
garantizando representatividad y objetividad. Además, participaron el intendente municipal y el
encargado del puesto de salud local, considerados informantes clave.
Para la recolección de datos se aplicaron tres técnicas complementarias: encuesta
estructurada a los jefes de hogar, entrevistas abiertas a los actores institucionales y análisis de
laboratorio de muestras de agua. Los datos cuantitativos se procesaron mediante estadística
descriptiva en Microsoft Excel 2019, mientras que los cualitativos se analizaron mediante
categorización temática. La triangulación de encuestas, entrevistas y análisis laboratoriales
permitió integrar evidencia empírica y percepciones locales, aportando una visión amplia,
participativa y contextualizada sobre la gestión del agua en la comunidad rural de Yaguarón.
RESULTADOS
Resultados del cuestionario a jefes/as de hogar
Figura 1
Resultados del cuestionario aplicados a jefes/as de hogar de la comunidad rural de Yaguarón
Objetivo
específico
Pregunta Opciones de respuesta Porcentaje
(%)
1. Identificar las
principales
fuentes de agua
utilizadas por la
comunidad rural
de Yaguarón.
¿De dónde proviene el agua de
consumo en el hogar?
Pozo artesiano 7%
Pozo común 26%
Red comunitaria 0%
Agua de lluvia 18%
Río, arroyo, laguna o
tajamar
47%
Compra de agua en
botellones
2%
Sí 87%

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¿Usa más de una fuente de
agua?
No 13%
2. Determinar la
calidad del agua
utilizada por la
comunidad rural
de Yaguarón.
¿Cómo considera la calidad del
agua que usa en su casa?
Buena 79%
Regular 18%
Mala 3%
¿Alguna vez mandó analizar el
agua que toma su familia?
Sí 0%
No 100%
¿El agua que usa tiene olor,
sabor raro, color o residuos?
A veces 72%
Nunca 18%
Muchas veces 10%
3. Describir las
prácticas locales
de recolección,
almacenamiento
y consumo de
agua.
¿Cómo juntan el agua en su
casa?
Red comunitaria 0%
Pozo común o artesanal 0%
Pozo propio 26%
Recolección de lluvia 18%
Arroyos o tajamares 54%
Compra de agua potable 2%
¿Dónde guardan el agua para
tomar?
En tanque cerrado 31%
En baldes o barriles
tapados
56%
En recipientes sin tapa 13%
No guardan 0%
¿Qué hacen para mejorar el
agua antes de tomarla?
Hervimos 72%
Filtramos 26%
Echamos cloro o
desinfectante
2%
No hacemos nada 0%
4. Determinar los
principales
riesgos sanitarios
asociados al
consumo de agua
no tratada en la
zona.
¿Conoce a alguien que se
enfermó por tomar agua en la
comunidad?
Sí 9%
No 91%
¿Qué enfermedades cree que
puede causar el agua no tratada?
Diarreas 5%
Infecciones del
estómago
4%
No sabe 91%
¿Cree que el agua de la
comunidad puede ser peligrosa
para la salud?
Sí, mucho 6%
Sí, un poco 9%
No 62%

Vol. 12/ Núm. 4 2025 pág. 456
No sabe 23%
5. Proponer
soluciones
accesibles y
sostenibles para
mejorar la calidad
del agua.
¿Qué se podría hacer para
mejorar el agua en su
comunidad?
Revisar mejor la calidad
del agua
9%
Dar charlas a la
comunidad
12%
Usar filtros accesibles 16%
Invertir en caños, pozos
y tanques
63%
¿Participaría en proyectos de la
comunidad para mejorar el
agua?
Sí 94%
No 0%
Tal vez 6%
Los datos revelaron que las principales fuentes de agua empleadas en los hogares son los
ríos, arroyos, lagunas o tajamares (47%), seguidos por el pozo común (26%) y el pozo artesiano
(7%). Una proporción menor (18%) recolecta agua de lluvia, mientras que un 2% compra agua
en botellones. Llama la atención que ningún hogar accede a una red comunitaria, lo que evidencia
la inexistencia de un sistema formal de distribución en la zona. Asimismo, el 87% de los hogares
utiliza más de una fuente de agua, lo que refleja una estrategia de adaptación ante la falta de un
suministro constante y seguro. Este resultado coincide con lo expuesto por Becerra-Perenguez et
al. (2024), quienes destacan que la diversidad de fuentes es típica en zonas rurales donde la
infraestructura es limitada y los servicios públicos son escasos.
Respecto a la percepción de calidad, la mayoría de los encuestados (79%) consideró que el
agua que utiliza es buena, mientras que un 18% la calificó como regular y un 3% como mala. No
obstante, este juicio subjetivo contrasta con el hecho de que el 100% de las familias nunca mandó
analizar el agua que consume, lo cual demuestra una ausencia de control sanitario y
desconocimiento de los riesgos asociados.
Por otra parte, el 72% indicó que el agua a veces presenta olor, sabor o residuos, lo que podría
estar vinculado con la contaminación superficial o con el almacenamiento inadecuado. Esta
percepción se alinea con los resultados de la OMS (2020), que señalan que la apariencia y el olor
del agua suelen engañar a las comunidades rurales, generando una falsa sensación de seguridad
sanitaria.
En relación a las prácticas locales de recolección, almacenamiento y consumo, los hallazgos
muestran una fuerte dependencia de los recursos naturales: el 54% recolecta agua de arroyos o
tajamares, el 26% utiliza pozos propios, el 18% recoge agua de lluvia, y un 2% compra agua
potable. Este patrón evidencia autogestión doméstica del recurso, con escaso apoyo institucional.
En cuanto al almacenamiento, el 56% guarda el agua en baldes o barriles tapados, el 31% en
tanques cerrados y el 13% en recipientes sin tapa. Aunque la mayoría aplica prácticas

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relativamente seguras, el uso de recipientes destapados podría favorecer la proliferación de
microorganismos.
Respecto al tratamiento doméstico, el 72% hierve el agua antes de consumirla, el 26% la
filtra y el 2% utiliza cloro o desinfectantes, mientras que ningún hogar afirmó no realizar
tratamiento alguno. Estos datos reflejan una conciencia moderada sobre la importancia de
purificar el agua, aunque los métodos empleados podrían no ser uniformes o continuos.
En relación con los riesgos sanitarios, el 91% de los jefes de hogar no conoce a personas
enfermas por consumir agua, y un porcentaje similar (91%) dijo no saber qué enfermedades puede
causar el agua contaminada, lo que denota escaso conocimiento sanitario y falta de educación
ambiental.
No obstante, un 9% sí mencionó casos de enfermedades, principalmente diarreas (5%) e
infecciones estomacales (4%), coincidiendo con la evidencia científica de la OMS (2020) sobre
las principales afecciones derivadas del agua insalubre. En cuanto a la percepción del peligro,
solo 15% considera que el agua puede ser riesgosa para la salud, mientras que 62% no lo cree así.
Esto refleja una baja percepción del riesgo y la necesidad urgente de campañas educativas sobre
la relación entre el agua contaminada y la salud.
Cuando se consultó sobre posibles mejoras, la mayoría (63%) consideró que invertir en
caños, pozos y tanques es la medida más efectiva. Otros mencionaron el uso de filtros accesibles
(16%), charlas comunitarias (12%) y revisar la calidad del agua (9%). Estas respuestas evidencian
una preocupación real por la infraestructura y la búsqueda de soluciones sostenibles, aunque
también reflejan la falta de acompañamiento técnico permanente por parte de las autoridades.
Posteriormente, el 94% manifestó su disposición a participar en proyectos comunitarios, lo
que demuestra una alta voluntad de cooperación local y constituye una fortaleza clave para futuras
iniciativas de gestión participativa del agua.
En conjunto, los resultados permiten afirmar que la comunidad de Yaguarón enfrenta
limitaciones estructurales en el acceso y calidad del agua, pero también cuenta con un alto
potencial de organización comunitaria. La dependencia de fuentes naturales, la falta de control
sanitario y la baja percepción del riesgo representan factores de vulnerabilidad, mientras que la
disposición al trabajo colectivo abre la puerta a proyectos sostenibles de captación,
almacenamiento y tratamiento.
Estos hallazgos se alinean con los planteamientos de Villalba Vargas (2023) y la OMS (2017),
quienes sostienen que la sostenibilidad del agua rural depende tanto de la infraestructura como de
la educación sanitaria y la gobernanza comunitaria. En consecuencia, la gestión del agua en
Yaguarón requiere un enfoque integral, que combine acciones técnicas, educativas e
institucionales para garantizar un acceso equitativo, seguro y duradero al recurso.
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Resultados del análisis laboratorial
Muestra 1
Tipo de agua: Laguna Punto de muestreo: Grifo de bomba
Muestra 2
Tipo de agua: Laguna Punto de muestreo: Laguna Directa

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Muestra 3
Tipo de agua: Laguna Punto de muestreo: Grifo de Bomba
Los resultados obtenidos en las tres muestras revelaron un patrón común de
contaminación orgánica y bacteriológica, a pesar de que algunos parámetros físico-químicos
permanecen dentro de los rangos aceptables. En las tres muestras, el pH se mantuvo en niveles
adecuados (entre 6.5 y 7.2), lo que indica que el agua no presenta alteraciones en su acidez o
alcalinidad, conservando un equilibrio neutro. Asimismo, los niveles de nitratos (0.8–1.5 ppm) y
nitritos (0.006–0.007 ppm) se hallaron dentro de los límites establecidos por la Organización
Mundial de la Salud (OMS, 2024) y la FAO (2020), lo que sugiere que no existe contaminación
química relevante asociada al uso de fertilizantes, desechos agrícolas o aguas residuales.
Sin embargo, en todas las muestras se registró una elevada concentración de materia
orgánica, con valores que oscilaron entre 8.08 y 8.56 ppm, superando ampliamente el máximo
permitido de 3.00 ppm. Este hallazgo evidencia una acumulación de residuos orgánicos
provenientes de hojas, algas, sedimentos y posiblemente excretas animales, lo que contribuye al
deterioro de la calidad del agua. La alta carga orgánica favorece la proliferación de
microorganismos, el agotamiento del oxígeno disuelto y el incremento de la turbidez, factores que
afectan tanto la estabilidad ecológica del ecosistema como la salud humana si el agua se consume
sin tratamiento.
En relación con los parámetros microbiológicos, todas las muestras evidenciaron niveles
alarmantes de contaminación bacteriana. Los recuentos de aerobios mesófilos superaron los 500
UFC/mL, demostrando una gran actividad microbiana en el agua. Los valores de Escherichia coli
(8–17 UFC/100 mL), coliformes totales (20–35 UFC/100 mL) y coliformes fecales (5–6 UFC/100
mL) excedieron en todos los casos los límites establecidos (0 UFC/100 mL), confirmando una
contaminación fecal reciente y persistente. La presencia de Pseudomonas aeruginosa (9–12
UFC/100 mL) refuerza este diagnóstico, ya que es un microorganismo indicador de

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contaminación ambiental y sanitaria, capaz de generar infecciones gastrointestinales, dérmicas y
respiratorias en personas expuestas.
Comparativamente, las tres muestras presentan resultados similares en sus valores
químicos y microbiológicos, lo que indica que la contaminación es generalizada en todo el cuerpo
de agua, y no localizada en un solo punto. Incluso la muestra tomada del grifo de bomba (Laguna
3), que corresponde al agua extraída mediante un sistema de bombeo, mantuvo los mismos niveles
de contaminación, lo que evidencia que el proceso de extracción no incluye ningún tipo de
tratamiento de purificación, filtrado o cloración. En consecuencia, el agua distribuida por este
medio mantiene los mismos riesgos sanitarios que el agua de la laguna sin tratar.
Estos resultados coinciden con las observaciones de la Organización Panamericana de la
Salud (OPS, 2021) y del Banco Mundial (2024), que destacan que en las comunidades rurales
latinoamericanas la contaminación de fuentes naturales de agua se asocia principalmente a la
ausencia de sistemas de saneamiento, la deficiente gestión comunitaria y la falta de educación
ambiental. La situación encontrada demuestra que la laguna se encuentra en un proceso de
degradación ecológica, agravado por la ausencia de barreras de protección y la posible descarga
de residuos domésticos o ganaderos.
Es así que, el análisis laboratorial de las tres muestras confirma que el agua de la laguna
no es apta para el consumo humano ni para la preparación de alimentos, debido a su alta carga
orgánica y bacteriológica. Aunque presenta valores normales de pH y nitratos, la presencia de
coliformes, E. coli y P. aeruginosa indica riesgo sanitario elevado, pudiendo causar enfermedades
gastrointestinales y otras infecciones. Por tanto, se recomienda implementar acciones
comunitarias urgentes, tales como la instalación de filtros domésticos, cloración periódica,
cercado de la fuente y educación sanitaria. Además, resulta indispensable promover un modelo
de gestión integral del recurso hídrico, donde la comunidad, las autoridades locales y las
instituciones sanitarias colaboren en la protección, tratamiento y uso sostenible del agua en el
ámbito rural.
Resultado de la entrevista a intendente y encargado puesto de salud
Las entrevistas realizadas al intendente y al encargado del puesto de salud de Yaguarón
permitieron comprender la problemática del agua desde la perspectiva institucional y sanitaria.
Ambos coincidieron en que el acceso al agua en la comunidad es limitado y desigual,
especialmente en las zonas rurales, donde muchas familias dependen de pozos, tajamares o
lagunas sin control sanitario. El intendente destacó que los principales problemas son la falta de
infraestructura, la baja calidad del agua, afectada por hierro y salinidad, y la ausencia de una red
de distribución. También mencionó que, aunque se presentaron proyectos y análisis de agua, los
recursos municipales son insuficientes y no existen programas comunitarios sostenidos. Por su
parte, el encargado del puesto de salud explicó que las enfermedades más frecuentes relacionadas
con el agua son diarreas, infecciones intestinales y problemas en la piel, vinculados al consumo

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de agua no tratada. Indicó que pocas familias hierven o filtran el agua, y que la educación sanitaria
es limitada. Ambos entrevistados coincidieron en la necesidad de más pozos artesianos
controlados, campañas de prevención, educación comunitaria y cooperación interinstitucional. En
conjunto, los testimonios confirman que la gestión del agua en Yaguarón es un desafío sanitario
y social que requiere soluciones sostenibles, participación comunitaria y apoyo estatal
coordinado.
DISCUSIÓN
En este apartado se presenta la discusión de los resultados obtenidos a partir del
cuestionario aplicado a los jefes y jefas de hogar, las entrevistas realizadas al intendente y al
encargado del puesto de salud, y los análisis laboratoriales efectuados en muestras de agua de la
comunidad de Yaguarón. Este proceso permitió realizar una triangulación de datos, integrando
información cuantitativa, cualitativa y técnica, con el propósito de analizar el fenómeno desde
distintas perspectivas y cumplir con el enfoque mixto planteado en el diseño metodológico del
presente estudio.
Variable 1 Principales fuentes de agua utilizadas
Los resultados del cuestionario mostraron que la mayoría de las familias obtiene el agua
de tajamares, arroyos o ríos (47%), pozos comunes o artesianos (33%), y en menor medida de la
recolección de agua de lluvia (18%). Ninguna familia mencionó contar con una red comunitaria
de agua ni con un sistema público de distribución, lo que confirma la dependencia de fuentes
naturales y privadas. Además, el 87% indicó utilizar más de una fuente, reflejando la necesidad
de combinar recursos según la disponibilidad estacional.
Estas prácticas coinciden con lo planteado por Becerra-Perenguez et al. (2024), quienes
sostienen que en las zonas rurales la gestión del agua se da principalmente de forma
autogestionada y comunitaria, aunque con grandes desigualdades en la cobertura y en la calidad
del recurso.
La entrevista al intendente reafirma esta situación al señalar que las familias dependen de
pozos superficiales, tajamares o esteros, y que existen diferencias en cantidad y calidad del agua
entre barrios y compañías.
De acuerdo con la UNESCO (2022), la disponibilidad desigual del agua refleja no solo
limitaciones naturales, sino también falta de políticas de planificación hídrica y de participación
local. En este contexto, el patrón observado en Yaguarón evidencia una vulnerabilidad estructural
en el acceso, donde la comunidad depende de medios precarios sin control sanitario.
Variable 2. Calidad del agua utilizada
La percepción de los encuestados sobre la calidad del agua mostró cierta contradicción
con los resultados científicos. El 79% calificó el agua como buena, mientras que solo el 18% la
consideró regular y el 3% mala. Sin embargo, el 72% reconoció que a veces el agua presenta olor,

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sabor o residuos, lo cual coincide con los análisis laboratoriales que revelaron niveles altos de
materia orgánica (más de 8 ppm) y la presencia de coliformes fecales, Escherichia coli y
Pseudomonas aeruginosa, indicadores claros de contaminación biológica.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2017) y la FAO (2020), la presencia
de estos microorganismos hace que el agua sea no apta para el consumo humano, representando
un riesgo sanitario elevado. El laboratorio determinó que, aunque los valores de pH, nitratos y
nitritos estaban dentro del rango permitido, los parámetros microbiológicos superaron los límites
establecidos (0 UFC/100 mL), lo que evidencia contaminación fecal reciente.
En las entrevistas, tanto el intendente como el encargado del puesto de salud reconocieron
que no existen controles periódicos ni tratamientos de potabilización. El intendente señaló la falta
de infraestructura adecuada, y el personal sanitario confirmó que las enfermedades
gastrointestinales son frecuentes, especialmente entre niños y adultos mayores, como
consecuencia del consumo de agua sin hervir ni filtrar. Estos resultados concuerdan con lo
planteado por Delgado García et al. (2017), quienes afirman que los sistemas rurales requieren
mantenimiento constante para evitar su deterioro, y con lo señalado por Gil et al. (2014), que
relacionan la calidad del agua con las condiciones de salud y la sostenibilidad del recurso.
Variable 3. Prácticas locales de recolección, almacenamiento y consumo de agua
Los datos del cuestionario revelaron que las prácticas domésticas de manejo del agua son
variadas, pero poco seguras. La mayoría de las familias almacena el agua en baldes o barriles
tapados (56%), mientras que el 31% la conserva en tanques cerrados y el 13% en recipientes sin
tapa. Asimismo, el 72% afirmó hervir el agua antes de consumirla, el 26% la filtra y solo el 2%
utiliza cloro u otros desinfectantes. Estas prácticas muestran una tendencia positiva hacia la
prevención, aunque sin una metodología constante ni suficiente para eliminar bacterias patógenas.
La FAO (2020) sostiene que las comunidades rurales deben fortalecer las capacidades
locales para implementar sistemas de tratamiento simples y sostenibles, como la cloración o la
filtración lenta, acompañados de educación ambiental. En Yaguarón, la falta de capacitación
técnica y de recursos materiales limita la eficacia de estas medidas.
El encargado del puesto de salud también señaló que, aunque se recomienda hervir y
mantener el agua tapada, muchas familias no siguen estas indicaciones por costumbre o falta de
tiempo, lo que demuestra la necesidad de reforzar la educación sanitaria en la comunidad.
Variable 4. Los principales riesgos sanitarios asociados al consumo de agua.
Los resultados del estudio confirman que el consumo de agua sin tratamiento representa un
riesgo sanitario alto para la población. El análisis laboratorial identificó contaminación fecal,
mientras que en el cuestionario el 9% de los encuestados manifestó conocer a alguien que se
enfermó por tomar agua en la comunidad. Además, el 91% no supo identificar qué enfermedades
pueden causar el agua no tratada, lo que refleja bajo nivel de conocimiento sobre los riesgos. El
personal de salud confirmó que los casos más frecuentes vinculados al agua son diarreas,

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infecciones intestinales, parasitosis y enfermedades cutáneas, especialmente durante la época de
calor o lluvias, cuando las fuentes naturales se contaminan con residuos.
De acuerdo con la OMS (2020) y la OPS (2021), el consumo de agua contaminada está
directamente relacionado con enfermedades infecciosas y gastrointestinales, y la falta de
tratamiento es una de las principales causas de morbilidad en comunidades rurales. Esta relación
se verifica claramente en Yaguarón, donde la ausencia de infraestructura sanitaria y la falta de
control sobre las fuentes aumentan la exposición a estos riesgos.
Variable 5. Propuesta de soluciones accesibles y sostenibles para mejorar la calidad del
agua en la comunidad.
Las respuestas del cuestionario muestran una actitud positiva de la comunidad hacia la
búsqueda de soluciones: el 94% manifestó disposición a participar en proyectos para mejorar la
calidad del agua. Entre las alternativas más mencionadas destacan la inversión en caños, pozos y
tanques (63%), el uso de filtros accesibles (16%) y las charlas comunitarias de sensibilización
(12%). Estas propuestas reflejan conciencia sobre la importancia de mejorar la infraestructura y
la educación sanitaria, pero también la necesidad de apoyo institucional para concretarlas.
Tanto el intendente como el encargado del puesto de salud coincidieron en que la solución
requiere acciones coordinadas entre el municipio, el Ministerio de Salud y las organizaciones
comunitarias. Según la UNESCO (2022) y el Banco Mundial (2024), el fortalecimiento de la
gestión local del agua depende del empoderamiento comunitario, la planificación participativa y
la implementación de tecnologías apropiadas.
Por lo tanto, en Yaguarón se debería promover una gestión comunitaria del agua con
acompañamiento técnico, capacitación en manejo seguro y tratamiento básico del recurso, e
inversión en infraestructura de pozos y redes, garantizando así un acceso sostenible y equitativo
al agua segura.
Es así que, los resultados obtenidos en Yaguarón evidencian que la gestión del agua enfrenta
serias limitaciones en acceso, calidad e infraestructura, acompañadas de débil coordinación
institucional y bajo nivel de educación sanitaria. Los datos cuantitativos, cualitativos y
laboratoriales se complementan entre sí, confirmando la existencia de una problemática
estructural que compromete la salud y el bienestar de la comunidad rural.
Además, la integración de los aportes teóricos demuestra que la solución no se limita a la
construcción de pozos o sistemas de bombeo, sino que requiere una visión más completa de
gestión comunitaria, basada en la participación social, la educación, la sostenibilidad ambiental y
la cooperación interinstitucional.
CONCLUSIÓN
El estudio permitió comprender la situación de la gestión del agua en la comunidad rural
de Yaguarón, mostrando que el acceso a este recurso esencial sigue siendo desigual y limitado. El

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análisis realizado, desde un enfoque mixto, integrando datos cuantitativos, cualitativos y
laboratoriales, permitió obtener información completa de las prácticas, percepciones y desafíos
que enfrentan las familias en su vida cotidiana para disponer de agua segura y suficiente.
En relación con el primer objetivo, que fue identificar las principales fuentes de agua
utilizadas por la comunidad rural de Yaguarón, se constató que las familias dependen
principalmente de fuentes naturales como pozos, tajamares y arroyos, lo que confirma la falta de
una red pública o comunitaria de distribución. Esto evidencia una realidad marcada por la
autogestión y la búsqueda individual de soluciones frente a la ausencia de infraestructura
adecuada.
El segundo objetivo, orientado a determinar la calidad del agua utilizada por la comunidad
rural de Yaguarón, fue respondido mediante los análisis laboratoriales, los cuales demostraron la
presencia de contaminación biológica que hace que el agua no sea apta para el consumo humano.
Este resultado reafirma la necesidad de controles periódicos y del tratamiento del agua antes de
su uso, pues los riesgos sanitarios son evidentes, aunque muchas familias desconozcan su
gravedad.
En cuanto al tercer objetivo, describir las prácticas locales de recolección,
almacenamiento y consumo de agua, se observó que, si bien las familias aplican métodos básicos
de hervido o almacenamiento en recipientes tapados, estas prácticas no siempre son constantes ni
suficientes para eliminar los microorganismos presentes. Se identificó una clara conciencia del
cuidado del agua, pero también una falta de recursos y conocimientos técnicos que limita la
eficacia de las acciones preventivas.
El cuarto objetivo, que buscaba determinar los principales riesgos sanitarios asociados al
consumo de agua no tratada, se cumplió al identificar una relación directa entre la calidad del
agua y las enfermedades más frecuentes en la comunidad, especialmente las infecciones
intestinales y los trastornos gastrointestinales. Esta evidencia fue respaldada tanto por los
resultados laboratoriales como por las percepciones del personal de salud local, quienes señalaron
la necesidad urgente de fortalecer la educación sanitaria.
Finalmente, el quinto objetivo, destinado a proponer soluciones accesibles y sostenibles
para mejorar la calidad del agua en la comunidad, también fue respondido con claridad. Se
evidenció una alta disposición de la población para participar en proyectos comunitarios,
planteando como soluciones la construcción de pozos, el uso de filtros accesibles y la promoción
de campañas educativas sobre el cuidado y tratamiento del agua. Esta actitud refleja una base
sólida para desarrollar procesos participativos y sostenibles a futuro.
En conjunto, todos los objetivos fueron alcanzados, permitiendo comprobar que la gestión
del agua en Yaguarón presenta limitaciones relacionadas con la infraestructura, la calidad y la
educación ambiental, pero también muestra una comunidad con disposición al cambio y
capacidad de organización. Esto indica que las soluciones deben surgir tanto desde la acción

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institucional como desde el fortalecimiento de la gestión comunitaria y la sensibilización
colectiva.
Asimismo, esta investigación abre nuevas líneas de estudio orientadas a explorar
tecnologías domésticas de bajo costo para el tratamiento del agua, el impacto del cambio climático
sobre las fuentes hídricas locales y estrategias educativas para fortalecer la cultura del agua.
También se recomienda desarrollar planes participativos de monitoreo y control sanitario,
integrando a las instituciones locales y a los propios pobladores en la toma de decisiones.
En conclusión, la gestión del agua en Yaguarón refleja los desafíos de muchas comunidades
rurales: la lucha diaria por acceder a un recurso vital en condiciones seguras. Este estudio
confirma que el agua no solo sostiene la vida, sino también la dignidad y el bienestar de las
personas, y que su manejo responsable requiere tanto infraestructura como conciencia, educación
y compromiso colectivo. Solo a través de la cooperación entre la comunidad, las autoridades y las
instituciones podrá garantizarse un futuro más saludable, justo y sostenible para todos.
Por tanto, las recomendaciones del estudio apuntan a fortalecer la gestión del agua en
Yaguarón mediante acciones conjuntas y sostenibles. En primer lugar, los hogares deben asumir
prácticas seguras como hervir o filtrar el agua, mantener limpios los recipientes y participar
activamente en proyectos comunitarios, promoviendo una cultura del cuidado y del uso
responsable. Por su parte, las autoridades municipales deben priorizar la creación de redes de
abastecimiento, gestionar recursos ante instituciones nacionales y fomentar la educación sanitaria
a través de campañas y capacitaciones. A nivel departamental, se requiere apoyo técnico,
monitoreo continuo y la incorporación de tecnologías accesibles adaptadas al contexto rural.
Posteriormente, el sector salud debe intensificar la vigilancia de enfermedades relacionadas con
el agua, promover charlas educativas y acompañar a las familias en la adopción de métodos
sencillos de purificación. De este modo, se podrá avanzar hacia una gestión hídrica que combine
infraestructura, educación y compromiso comunitario, garantizando el derecho al agua segura y
mejorando la calidad de vida de la población.

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