Vol. 11/ Núm. 1 2024 pág. 66
INTRODUCCION
En el tercer milenio, la extraordinaria expansión de las Tecnologías de la Información y las
Comunicaciones (TIC), ha tenido una gran influencia en la educación, la cultura, la interacción
social y la vida humana. Su desarrollo ha alcanzado niveles de procesamiento de datos que se
asemejan a los de un cerebro humano. La inteligencia artificial (IA) se refiere a la capacidad de
las nuevas herramientas tecnológicas para imitar y realizar tareas que normalmente requieren una
inteligencia humana. Utilizando algoritmos y modelos matemáticos, la IA puede procesar grandes
cantidades de datos, aprender de ellos, tomar decisiones o realizar acciones basadas en ese
aprendizaje. La IA se utiliza actualmente en una multiplicidad de gestiones y aplicaciones,
facilitando o hasta reemplazando el trabajo intelectual humano. De hecho, la inteligencia artificial
que parece competir con la propia inteligencia humana es una herramienta facilitadora de la
interconexión, el análisis, la gestión y el procesamiento del conocimiento generado por la
humanidad hasta el presente.
Este estudio tuvo por objetivo explorar la relación del pensamiento crítico y la inteligencia
artificial en ambientes virtuales de aprendizaje, en el contexto de la docencia universitaria,
mediante una revisión de literatura. La metodología aplicada tuvo un enfoque cualitativo, de
alcance exploratorio, mediante una revisión integradora de literatura desde una perspectiva
hermenéutica.
El estudio se enmarca en los principios y postulados de la pedagogía crítica (Freire, 2006),
la teoría de la complejidad (Morin, 2004) y la teoría conectivista (Siemens, 2006). El pensamiento
crítico es conceptualizado como el juicio regulado de forma autónoma, que toma en cuenta un
conjunto de consideraciones contextuales, conceptuales, metodológicas, criteriológicas, y
construye una fuerza liberadora para la vida personal y cívica. La persona que posee pensamiento
crítico es inquisitiva, enfocada, persistente en la búsqueda de información, selecciona los criterios
de modo razonable, posee una mentalidad abierta, justa, sin prejuicios, honesta (Facione, 2007).
Esto implica una postura ética y el desarrollo de un conjunto de habilidades intelectuales para la
aplicación de procesos cognitivos superiores, como la interpretación, el análisis, la evaluación, la
empatía intelectual, la solución de problemas, entre otros (Canese et al, 2020). Si bien los orígenes
de su concepción y estudio parten desde la antigüedad, a finales del siglo XX e inicios del siglo
XXI adquieren mayor relevancia ante el desarrollo creciente de los medios de comunicación
masivos, las tecnologías y redes sociales.
La teoría conectivista surge en el siglo XXI, como respuesta crítica y creativa ante el
desarrollo y la difusión de las herramientas y tecnologías digitales en la educación (Castells 2004,
Siemens 2006, Chomsky, 2012). Estos avances tecnológicos impulsan a una relectura de los
principios del socio constructivismo, desarrollado por Vigotsky (2021), y las ideas liberadoras de
Paulo Freire (2006). Para Siemens (2006), las principales variables de la teoría conectivista son: