Vol. 11/ Núm. 2 2024 pág. 128
categoría de "rara vez", el 10.5% de los hombres y el 5.7% de las mujeres participan en estos
deportes, mientras que la menor frecuencia es "siempre" (1.9% hombres y 0% mujeres)
destacando una mayor regularidad en la participación masculina. En deportes de alto impacto
(cardio, ejercicio aeróbico, gimnasio, crossfit y levantamiento de pesas), la mayoría de los
hombres como mujeres tienden a participar "algunas veces", con un 12,9 % y un 7,2%,
respectivamente. Un porcentaje significativo de hombres (7.6%) realizan estas actividades "casi
siempre" frente a las mujeres (5.2%), mientras que la categoría con menor número de participantes
fue "siempre", con 1.9% en los hombres y 0.9% en las mujeres. Estos datos revelan una mayor
tendencia de los hombres a incorporar deportes de alto impacto en su rutina con mayor regularidad
que las mujeres. En cuanto a los deportes individuales (correr, yoga, judo, baile, natación,
ciclismo y skate), la mayoría de hombres participan "algunas veces" con un 23.5%, mientras que
las mujeres tienen un 16.8%. Un comportamiento distinto se observa en la categoría de "rara vez"
donde el porcentaje de hombres es menor (9.6%) en relación con el de mujeres (16.3%). Por otra
parte, los hombres presentan una frecuencia de 5,7% en “casi siempre” mientras que las mujeres
presentan un 0,9 %. Finalmente podemos ver qué en la categoría “siempre” los hombres presentan
una frecuencia de 2,8% mientras que las mujeres no presentan ninguna actividad. Este análisis
subraya la importancia de fomentar la actividad física entre los estudiantes para mejorar su
bienestar integral. La actividad física regular no solo ayuda a reducir el riesgo de enfermedades
crónicas como enfermedades cardiovasculares, hipertensión y diabetes tipo 2, sino que también
promueve un peso saludable, gestiona el estrés y mejora la salud mental (NHLBI, NIH, 2022).
Siguiendo las Pautas de Actividad Física para los estadounidenses de 2022 del Departamento de
Salud y Servicios Humanos, se recomienda la actividad física desde los tres años para mejorar la
salud general y reducir los efectos negativos del sedentarismo, como complicaciones en la salud
ósea y cognitiva en los adolescentes. Promover estos hábitos desde una edad temprana es crucial
para el desarrollo integral y saludable de los estudiantes, asegurando un futuro más activo y
saludable dentro de la comunidad estudiantil (OMS, 2024).
-Hábitos de sueño de los estudiantes universitarios (horas).
Dormir es una necesidad fisiológica y como tal, puede tener consecuencias negativas si
no es bien atendida. Las personas que duermen menos de lo que debieran, usualmente presentan:
irritabilidad, mal humor, depresión, cansancio, somnolencia diurna, dolor de cabeza, menos
capacidad para concentrarse y retener nueva información, menor capacidad creativa, menos
capacidad para manejar el stress, menos capacidad para defenderse de enfermedades, las cuales
afectarían directamente en los estudios y el rendimiento de los universitarios (PUCD 2019). Según
la OMS la mayoría de los adultos necesitan entre 7 y 8 horas de sueño cada noche, ya que el sueño
influye en el bienestar personal para tener un buen estado de salud. En la población investigada
se puede observar que las mujeres de entre 19 y 21 años realizan de 3 a 14 horas de sueño, siendo
la mayor cantidad de horas comparadas con las demás mujeres que corresponden a las edades de