Vol. 11/ Núm. 2 2024 pág. 529
INTRODUCCIÓN
El SARS-CoV-2 tiene un origen zoonótico y ha causado estragos en la vida de millones de
personas a nivel global, poniendo en peligro el avance social y económico de todos los países. En
Asia, China fue el más afectado. En Europa, los países más golpeados fueron el Reino Unido,
Italia, España y Francia, mientras que, en Latinoamérica, hasta el 18 de mayo de 2020, se
registraron 30,000 casos. Brasil reportó el mayor número de casos confirmados, seguido por
Ecuador, Chile, Perú y Panamá (1).
Hasta ahora, esta enfermedad continúa siendo la más relevante entre las emergentes en
nuestro siglo, dado que se estima que alrededor de un millón de personas han fallecido a nivel
mundial. El sistema respiratorio es uno de los principales órganos afectados por esta patología;
no obstante, es crucial comprender las repercusiones en otros sistemas, dado que estadísticamente
presenta un impacto clínico considerable en el ámbito cardiovascular, hepático, neurológico,
hematológico, renal y, por supuesto, en los síndromes de respuesta inflamatoria (2).
Las coinfecciones por bacterias o hongos en casos de neumonía son una grave amenaza
para todos los pacientes. Además, en personas de alto riesgo con neumonía por COVID-19 que
tienen comorbilidades que empeoran su condición, estas coinfecciones contribuyen a agravar su
situación; esto sugiere directrices esenciales que la comunidad médica debería implementar para
guiar el tratamiento (3).
Un diagnóstico temprano de infección secundaria, utilizando métodos que pueden
identificar una amplia variedad de patógenos y resistencias a los antimicrobianos, junto con el
monitoreo posterior de la evolución de la infección, se transforma en una herramienta terapéutica.
Aunque puede resultar complicado diferenciar entre una infección bacteriana o micótica y una
neumonía viral preexistente, apoyándose en la evaluación clínica y radiológica, el análisis
microbiológico proporciona un valor diagnóstico (es necesario realizar el cultivo del esputo) (4).
A nivel global, se han llevado a cabo múltiples investigaciones sobre este virus, resaltando
que la afectación aguda del corazón constituye una de las complicaciones extrapulmonares más
relevantes, dado que en la mayoría de los casos se observa un aumento en los niveles de troponinas
cardíacas (Tn) y, además, estos pacientes pueden experimentar debilidad muscular, entre otros
(5).
En América Latina, las complicaciones extrapulmonares más comunes en la mayoría de los
pacientes son las perturbaciones en el sistema digestivo. Los pacientes contagiados con COVID-
19 sufren este tipo de complicaciones, que suelen aparecer de manera temprana y pueden
agravarse conforme avanza la enfermedad, aunque en ciertos casos, pueden ser las únicas
manifestaciones de esta patología, incluso sin la presencia de síntomas respiratorios (6).
De acuerdo con la información proporcionada por el Gobierno Ecuatoriano hasta el 9 de
marzo de 2023, Ecuador ha reportado 1 millón de casos confirmados de COVID-19 y 36,014