Vol. 11/ Núm. 1 2024 pág. 995
https://doi.org/10.69639/arandu.v11i2.323
Aplicación del enfoque basado en principios al proceso de
acreditación de la educación médica
Applying a principles-based approach to the medical education accreditation process
Arturo G. Rillo
arturorillo@gmail.com
https://orcid.org/0000-0003-2325-6052
Universidad Autónoma del Estado de México
México – Toluca
Beatriz E. Martínez Carrillo
martinez_elina9@hotmail.com
https://orcid.org/0000-0002-2663-5202
Universidad Autónoma del Estado de México
México – Toluca
Artículo recibido: 20 agosto 2024 - Aceptado para publicación: 26 septiembre 2024
Conflictos de intereses: Ninguno que declarar
RESUMEN
Con el propósito de integrar un horizonte de comprensión y una estrategia para la construcción
de principios aplicados a la evaluación para la mejora continua de la educación médica, se realizó
una investigación cualitativa de tipo interpretativa, deductiva y documental, basada en los
principios de la hermenéutica filosófica aplicada a las ciencias de la salud. Para su desarrollo se
utilizó la investigación documental sustentada en el método de investigación filosófica y el
enfoque de metasíntesis cualitativa. Los resultados obtenidos posibilitaron comprender el enfoque
“basado en principios” delimitando tres ámbitos: el ser, el quehacer y la construcción de principios
para la evaluación y mejora continua. La construcción de principios se desarrolla en dos etapas:
tematización del objeto de evaluación y mejora continua, y horizonte de comprensión para la
evaluación y mejora continua. La primera etapa incluye tres momentos: identificación de
categorías, identificación de criterios, y diseño de indicadores. La segunda etapa incluye
elementos de apoyo a la comprensión de principios entre los que destacan: elaboración de
preguntas guías, importancia de cada categoría de evaluación, definición de términos, medios de
verificación para fundamentar la respuesta institucional y mostrar las evidencias documentales
con que cuenta la escuela de medicina. Se concluye que la lógica que sustenta la aplicación del
enfoque basado en principios se fundamenta en un proceso práctico que articula categorías,
criterios e indicadores con herramientas que facilitan la comprensión para la elaboración de la
autoevaluación y, en su momento, el plan para la mejora continua e integral de la calidad.
Palabras clave: acreditación, educación médica, estándar, principios, mejora continua
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ABSTRACT
In order to integrate a horizon of understanding and a strategy for the construction of principles
applied to evaluation for the continuous improvement of medical education, a qualitative research
of an interpretive, deductive and documentary type was carried out, based on the principles of
philosophical hermeneutics applied to health sciences. For its development, documentary research
based on the philosophical research method and the qualitative meta-synthesis approach were
used. The results obtained made it possible to understand the "principle-based" approach by
delimiting three areas: being, doing and the construction of principles for evaluation and
continuous improvement. The construction of principles is developed in two stages: thematization
of the object of evaluation and continuous improvement, and horizon of understanding for
evaluation and continuous improvement. The first stage includes three moments: identification of
categories, identification of criteria, and design of indicators. The second stage includes elements
to support the understanding of principles, including: the development of guiding questions, the
importance of each evaluation category, the definition of terms, means of verification to support
the institutional response and to show the documentary evidence available to the medical school.
It is concluded that the logic that supports the application of the principle-based approach is based
on a practical process that articulates categories, criteria and indicators with tools that facilitate
understanding for the development of the self-evaluation and, in due course, the plan for the
continuous and comprehensive improvement of quality.
Keywords: accreditation, medical education, standard, principles, continuous
improvement
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INTRODUCCIÓN
El concepto de acreditación asociado a la calidad de la educación superior surge en el año
de 1900 en los Estados Unidos de América con el propósito de establecer mecanismos de
regulación a los procesos educativos debido al incremento de instituciones educativas a nivel
privado (El-Kawas, 2001). Para el caso específico de la formación de médicos generales, el
análisis y evaluación de la calidad de la educación médica es un proceso que ha estado presente
en la Historia de la Educación Médica, destacando como referencia el “Medical education in the
United States and Canada. A Report to the Carnegie Foundation for the advancement of
Teaching” (Flexner, 1910). Posteriormente, en 1942, es establece el Liaison Committee on
Medical Education (LCME) como la primera agencia de acreditación autorizada por el
Departamento de Educación de los USA. A más de un siglo de las conclusiones de Abraham
Flexner, la evaluación educativa que precede a la acreditación de la educación médica es un hecho
social que acompañó la globalización, consolidándose en los inicios del siglo XXI como un
fenómeno mundial al incrementarse la necesidad de las escuelas de medicina de contar con la
acreditación internacional de su programa educativo (Shiffer et al., 2019).
A más de un siglo de las conclusiones de Abraham Flexner, la evaluación educativa que
precede a la acreditación de la educación médica es un hecho social que acompañó la
globalización, consolidándose en los inicios del siglo XXI como un fenómeno mundial al
incrementarse la necesidad de las escuelas de medicina de contar con la acreditación internacional
de su programa educativo (Shiffer et al., 2019).
En este sentido, el concepto de acreditación se gesta históricamente como un constructo
que se reconfigura atendiendo a las tendencias sociales vinculadas con la responsabilidad social
de las Instituciones de Educación Superior y la participación Estatal en la regulación de la
educación superior. Así, Van Vugh (1993) conceptualiza la acreditación como un proceso que
realiza un grupo externo de evaluadores quienes valoran el cumplimiento de estándares
preestablecidos y emite un juicio sobre la calidad de un programa educativo que se desarrolla en
una IES. Para 1995, se consideraba que la acreditación de los programas educativos se reducía a
un procedimiento que tenía por objetivo comparar el grado en el que el proceso educativo
derivado de planes y programas educativos se acercaban a un conjunto de normas previamente
definidas e implementadas como deseables; el resultado de este proceso era el reconocimiento
social y de prestigio para los estudiantes que concluyen sus estudios en IES acreditadas (Pallán
Figueroa, 2000). En el año de 2008, la acreditación se entendía como una forma de regulación del
Estado que posibilitaba garantizar que las IES cumplieran con estándares de calidad y generara
compromisos con la sociedad. En este sentido, la institución educativa aseguraba la calidad
mediante la implementación de mejoras en los servicios educativos adaptando, además, sus
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procesos educativos a las demandas y compromisos sociales en la formación de los profesionales
(Durán Chinchilla y Páez Quintero, 2020).
Por otra parte, en 2013, la Organización Mundial de la Salud (OMS) define la
acreditación como “un proceso de revisión y aprobación mediante el cual se otorga a una
institución o programa un reconocimiento por tiempo limitado de haber cumplido con ciertos
estándares establecidos” (WHO, 2013:46); y en 2016 publica la “Global strategy on human
resources for health: workforce 2030” donde declara en el objetivo 1 la meta de “optimize
performance, quality and impact of the health workforce through evidence-informed policies on
human resources for health, contributing to healthy lives and well-being, effective universal
health coverage, resilience and strengthened health systems at all levels” (WHO, 2016:15) para
lo cual, en el objetivo 1.1, declara que "para 2020, todos los países habrán establecido mecanismos
de acreditación para las instituciones de formación en salud" (WHO, 2016:15).
En 2016, la International Association of Medical Regulatory Authourities (IAMRA)
define la acreditación como “el proceso mediante el cual un organismo creíble e independiente
evalúa la calidad de un programa de educación médica para garantizar que produce graduados
que son competentes para ejercer de manera segura y efectiva bajo supervisión como pasantes (o
equivalente), y que han recibido una capacitación adecuada, base para el aprendizaje permanente
y la formación continua en cualquier rama de la medicina” (IAMRA, 2016:1). Sumándose a esta
tendencia internacional, la Asociación Médica Mundial respaldó el desarrollo continuo de
sistemas de acreditación a nivel internacional y emite la Declaración de Chicago relacionada con
el aseguramiento de la calidad en la educación Médica (WMA, 2017). En esta declaración, se
reconoce la relación entre los sistemas de acreditación y el aseguramiento de la calidad que
contribuyen a identificar los requerimientos necesarios para alcanzar niveles de excelencia en la
formación de los estudiantes de medicina. Así, la acreditación se asocia con la calidad en tanto
medida del grado de excelencia con que se desenvuelve un programa educativo (Kenwright &
Wilkinson, 2018).
Un punto importante en la construcción del concepto de acreditación, es la postura de la
International Federation of Medical Students’ Associations (IFMSA), que desde el año de 2018
reconoce la articulación entre el aseguramiento de la calidad y los mecanismos de acreditación de
los programas educativos para la formación de los estudiantes de medicina, con la calidad de los
sistemas de salud; de manera que conceptualización de la acreditación se adscribe a la relación
formación médica-atención médica destacando que la acreditación contribuye a salvaguardar la
calidad de la atención médica que se proporciona al paciente (IFMSA, 2018). Así, el propósito de
la acreditación de la educación médica se dirige hacia el ajuste de los procesos educativos a las
condiciones cambiantes de los sistemas de atención a la salud, además de formar al estudiante de
medicina para atender las necesidades de salud de la población y dar complimiento a las
expectativas de la sociedad.
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Por otra parte, desde el año de 2004, la OMS y la World Federation for Medical
Education (WFME) establecieron un grupo de trabajo sobre acreditación de la educación médica
involucrando 23 países de seis regiones de la OMS-WFME, y elaboraron los “Guidelines for
Accreditation in Basic Medical Education”. Desde entonces, la WFME proporciona asistencia a
las instancias de evaluación externa en todos los países que así lo requieran para establecer y/o
fortalecer los sistemas nacionales de acreditación, además de reconocer a las agencias que
acreditan programas de educación médica que cumplen con los requisitos que garantizan realizar
procesos de acreditación con normas de calidad. Actualmente, la WFME comprende la
acreditación como la “certificación de la idoneidad de los programas de educación médica y de
la competencia de las facultades de medicina en la impartición de la educación médica” (WFME,
2020).
En el año de 2020, la WFME publicó la actualización de los “WFME Global standards
for quality improvement: basic medical education”, en el que se introduce el enfoque orientado a
estándares basados en principios con la intención de facilitar su aplicación en todas las
circunstancias culturalmente posibles; lo que implica que las instancias de evaluación externa, así
como las IES, realizan la interpretación de los estándares desde sus propios contextos histórico-
sociales e histórico-culturales en el que se desenvuelven posibilitando que renueven las
tradiciones asociadas a la educación médica e incorporen horizontes de comprensión que derivan
de la cultura, los recursos, las aspiraciones y los valores en cada una de las áreas de ejecución
especificadas en los “estándares globales” y que contribuyen al cumplimiento de la misión
institucional.
Atendiendo las recomendaciones de la WFME para revisar, interpretar y analizar el
documento de los estándares globales, a partir de los horizontes culturales de las instancias de
evaluación externa y las IES, surgen las siguientes interrogantes: ¿qué es un estándar basado en
principios?, ¿cuál es el horizonte de comprensión del enfoque basado en principios aplicado a la
evaluación para la mejora continua? ¿cómo se construyen las categorías, criterios e indicadores
para la evaluación y mejora continua desde el enfoque “basado en principios”? Para explorar la
respuesta a estas interrogantes, se realizó el estudio con el propósito de integrar un horizonte de
comprensión y una estrategia para la construcción de principios aplicados a la evaluación para la
mejora continua de la educación médica.
MATERIALES Y MÉTODOS
Para explorar las interrogantes enunciadas y atender al propósito del estudio, se realizó
una investigación cualitativa de tipo interpretativa, deductiva y documental, basada en los
principios de la hermenéutica filosófica aplicada a las ciencias de la salud (Rillo, 2017). Para su
desarrollo se utilizó la investigación documental sustentada en el método de investigación
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filosófica (Ibanga, 2020; Izuzquiza, 1989). y el enfoque de metasíntesis cualitativa (Malterud,
2019). El diseño del estudio se integró en tres etapas: la etapa 1, correspondió al punto de partida,
la etapa 2, al horizonte de sentido y la etapa 3, al horizonte metodológico.
Durante la etapa en la que se construyó el punto de partida, se delimitó el enfoque basado
en principios como situación hermenéutica. En la etapa de elaboración del horizonte de sentido,
se recuperaron los contenidos conceptuales, teóricos y prácticos que subyacen en la tradición de
los sistemas de acreditación de la educación médica que se han desarrollado desde el enfoque
basado en reglas y en procesos, lo que facilitó la reconstrucción del campo problemático de la
evaluación para la mejora continua de los programas educativos de educación médica.
En la etapa de reconstrucción del horizonte metodológico opera el momento destructivo
y el momento constructivo. El momento destructivo se implementó a través de dos fases: la fase
analítica y la fase comprensiva. En estas fases, se analizó el documento “WFME Global standards
for quality improvement: basic medical education” (Estándares globales de la WFME), lo que
posibilitó definir las siguientes categorías de análisis: acreditación, estándar basado en reglas,
estándar basado en principios, categorías de evaluación de la calidad, criterios o estándares de
evaluación de la calidad e indicadores para la evaluación de la calidad. El momento constructivo
se implementó mediante dos fases: reconstructiva y crítica. En estas fases se procedió a la
armonización de los conceptos y teorías que subyacen en el enfoque basado en principios para
definir la estrategia a seguir en el diseño de categorías, criterios e indicadores, como elementos
de las normas de evaluación y mejora continua que posibilitan valorar la calidad de planes y
programas que se utilizan para la formación y desarrollo humano integral de los estudiantes de
medicina.
La metasíntesis cualitativa es un procedimiento que involucra la revisión e interpretación
de datos, teorías, métodos y hallazgos, para dar respuesta a problemas complejos; también,
posibilita clarificar conceptos, teorías y enfoques metodológicos. Por tal motivo, esta herramienta
metodológica se utilizó para develar los conceptos que subyacen en el diseño y construcción de
criterios o estándares basados en principios; además de reconceptualizar, desde la transdisciplina,
la aplicación del enfoque basado en principios a la evaluación para la mejora continua de la
calidad en la educación médica.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Al analizar los sistemas de acreditación que derivaron de la implementación del modelo
de “educación y capacitación en la práctica general”, Heywood (2007) identifica dos tipos de
acuerdo a su naturaleza y base conceptual: el sistema de acreditación “basado en reglas” y el
sistema de acreditación “basado en principios”.
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El sistema de acreditación “basado en reglas” se caracteriza por ser un proceso de
naturaleza sumativa, orientado fundamentalmente a verificar el desarrollo y cumplimiento de un
conjunto de estándares de calidad. Estos estándares son definidos y establecidos por
organizaciones externas a las instituciones de educación y la verificación del cumplimiento se
realiza a través de un proceso de auditoría. La base conceptual del proceso que subyace en la
acreditación, se fundamenta en estándares prescriptivos que están centrado en los aspectos
estructurales y funcionales bajo las que opera la institución educativa. Dada la naturaleza
prescriptiva y de auditoria del proceso de evaluación, el propósito principal de la acreditación
basada en reglas es proporcionar el certificado de acreditación de los programas educativos que
opera la escuela de medicina.
En contraposición al sistema de acreditación “basado en reglas”, Heywood conceptualiza
el sistema de acreditación “basado en principios” como un enfoque para evaluar la calidad de la
educación sustentado en un proceso de naturaleza formativo, orientado a fomentar en la
institución educativa, la mejora continua integral desde una perspectiva sistémica y participativa,
que contribuya al desarrollo de las funciones sustantivas (investigación, docencia, difusión y
vinculación), a través de marcos de referencia transparentes y fundamentados en la inclusión, la
equidad y el principio ético de integridad.
Para profundizar en el enfoque de acreditación “basado en principios”, se reconstruyó un
campo problemático que delimitó tres ámbitos: el ser de la acreditación “basada en principios”,
el quehacer de la acreditación “basada en principios” y la construcción de principios para la
evaluación y mejora continua integral de la educación médica. Estos ámbitos se describen a
continuación.
El ser del enfoque “basado en principios”
Para comprender el ser del enfoque “basado en principios” y posibilitar elaborar marcos
de referencia para la evaluación y mejora continua de la educación médica requiere analizar en
profundidad la naturaleza, la base conceptual y las características de este enfoque, de tal manera
que estén alineados con los desafíos de la innovación pedagógica, metodológica y evaluativa del
proceso educativo que subyace en la formación del médico general, además de armonizar el
enfoque “basado en principios” con: el compromiso histórico-social que tienen las escuelas de
medicina con la sociedad, la responsabilidad solidaria, la equidad social y de género, la inclusión
social, la excelencia, la vanguardia, la innovación social y la interculturalidad
La naturaleza del enfoque “basado en principios” es promover el mejoramiento de la
calidad de la educación médica, a través de fomentar la implementación de procesos de mejora
continua integral de manera que la acreditación es un medio para la mejora continua. En este
sentido, la mejora continua se fundamenta en un proceso formativo orientado a facilitar que los
actores educativos reflexionen y aporten al logro de la misión de la institución y los resultados de
aprendizaje expresados en planes y programas educativos, lo que facilitará enunciar categorías,
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criterios e indicadores para la evaluación y mejora continua que sean observables y verificables;
y así reducir la distancia de las diferencias y la segmentación entre las instituciones de educación
y los planes y programas de educación médica.
La base conceptual del sistema de acreditación “basado en principios” se fundamenta en
la integración de criterios o estándares de calidad que expresan principios generales y de alto nivel
a través de los cuales, las escuelas de medicina garantizan la calidad de los procesos educativos y
resultados de aprendizaje de los estudiantes que egresan. Los criterios o estándares de calidad que
se conceptualizan desde el enfoque “basado en principios”, posibilita que las escuelas de medicina
estimen sus avances, mediante el análisis de lo establecido en diagnósticos institucionales,
programas operativos de gestión institucional y logros obtenidos en el cumplimiento de las metas
establecidas. En este sentido, el criterio o estándar basado en principios posibilita coadyuva a la
mejora continua de la calidad de los procesos educativos.
Black y Band (2007) indican que el término “principio” expresa las obligaciones
fundamentales que todos deben observar. En este sentido, hace referencia a normas generales que,
por su nivel de generalidad, se ubican en la región superior en la jerarquía implícita o explícita de
las categorías definidas para realizar la evaluación de la calidad de los programas educativos en
la educación médica. Así, los “principios”, en tanto “normas generales”, están taxonómicamente
por arriba de las reglas más detalladas.
A través del enfoque “basado en principios”, se implementa la evaluación orientada a la
mejora continua integral para garantizar el aseguramiento de la calidad al tener en cuenta los
resultados de la escuela de medicina, la satisfacción de los estudiantes, del personal académico y
del personal administrativo; así como la prevención de riesgos laborales y la responsabilidad
social de la escuela de medicina.
En este contexto, la mejora continua es un proceso progresivo, gradual, sistemático,
diferenciado, contextualizado, participativo y, fundamentalmente autorreferenciado, que se dirige
hacia el horizonte de mejora trazado por los resultados de aprendizaje, así como por los valores,
la misión y la visión institucional del programa educativo (SEAES, 2023). La mejora continua,
en tanto proceso, se desarrolla dialécticamente vinculado a mecanismos de la lógica fuzzy por lo
que requiere un estricto rigor técnico para posibilitar que la retroalimentación atienda las
características particulares del contexto territorial, cultural, económico, político y social; de tal
manera que involucre a los actores educativos para la colaboración y participación social.
Heywood (2007) enuncia 15 características que están articuladas sincrónica y
diacrónicamente para caracterizar el enfoque “basado en principios” en los sistemas de
acreditación. Es decir, los sistemas de acreditación que implementan el enfoque “basados en
principios” se caracterizan por instrumentar procesos de evaluación para la mejora continua
integral que fundamente la acreditación de la calidad de la educación médica que se imparte en
las escuelas de medicina mediante una revisión sistemática, con una visión de calidad integrada,
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enfocado a la mejora dinámica y cíclica, por lo que su propósito principal es formativo y el
objetivo de la mejora es establecido por la escuela evaluada, lo que contribuye a que la motivación
de la escuela se sustente en factores intrínsecos. El documento de referencia es la norma de
calidad, la evaluación es realizada por pares académicos calificados que tiene la tarea de
comprender la autoevaluación elaborada por la escuela aplicando la flexibilidad adecuada en el
enfoque de interpretar la narrativa de los “principios” y asociarlos con las evidencias
documentales, por lo que la actitud del evaluado es de entusiasmo y confianza (“confiar y
verificar”), haciendo que el clima de la revisión sea de respeto mutuo, lo que posibilita elaborar
comentarios que indiquen acciones de mejora que posibilitan realimentar el resultado de la
evaluación realizada.
En este contexto, los elementos identificados por Heywood representan el hacer de la
evaluación para la mejora continua integral; motivo por el cual es posible agruparlos en un
horizonte para la mejora continua integral, y en los actores del proceso de evaluación para la
mejora continua integral.
El hacer en el enfoque “basado en principios”
El horizonte para la mejora continua en el hacer de la acreditación mediante la aplicación
del enfoque “basado en principios”, no es propiamente emitir el certificado de acreditación del
programa educativo de la escuela de medicina, sino valorar la calidad a través de procesos de
retroalimentación que dirigen acciones formativas en las que se asume la calidad como
transformación que posibilita el desarrollo humano posterior del estudiante. Siguiendo los
planteamientos realizados por Ritchie y Green (2020), la acreditación basada en principios se
centra en lo que cada escuela de medicina está tratando de lograr a partir de la declaración de su
misión y de los resultados de aprendizaje enunciados en sus planes y programas de estudio;
posteriormente, al elaborar la autoevaluación se cuestiona si el proceso educativo logra el
cumplimiento de su misión y el logro de los objetivos educativos; por tal motivo, las decisiones
de implementación de mejoras al proceso educativo que se identifican a través de la
autoevaluación están bajo el control de los grupos de interés de la escuela de medicina. En el
enfoque basado en principios, la instancia de evaluación externa participa especificando los
criterios o estándares de evaluación y mejora continua, así como en identificar los medios de
verificación que sustenten la evidencia que debe presentarse para asegurar que se está cumpliendo
con lo propuesto por la escuela de medicina.
El hacer del enfoque basado en principios, se dirige al aseguramiento de la calidad del
proceso educativo, de manera que se garantice el cumplimiento de la misión y el logro de los
resultados de aprendizaje propuestos por la escuela de medicina. Así, la mejora continua integral
se configura como un proceso participativo, abierto, progresivo y gradual, que no tiene límites
fijos ni es delimitada con anterioridad, motivo por el cual posibilita avanzar de forma constante y
paulatina hacia el horizonte de mejora que se ha trazado la comunidad académica, estudiantil y
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administrativa para el cumplimiento de la misión y los resultados de aprendizaje enunciados en
el programa educativo.
En este sentido, el alcance de la revisión que se realiza para la evaluación de la
acreditación de la calidad de la educación médica es sistémica, porque se desarrolla de manera
lógica y con estricto rigor técnico, ofrece mecanismos de retroalimentación para los involucrados
y se dirige a la totalidad del proceso educativo. Así, la dinámica de la mejora continua es cíclica
porque reconoce que la educación médica es un continuum en el que convergen estudiantes,
personal académico, personal administrativo y directivos, pero también padres de familia,
instituciones de salud, así como las políticas educativas y de salud.
Desde el enfoque “basado en principios”, el hacer de la acreditación se concreta también
en la promoción de la mejora continua, así como de la gestión y el desempeño de las escuelas de
medicina. Institucionalmente, se promueve una cultura de evaluación y mejora continua al
implementar los mecanismos asociados a programas de “gestión de calidad total”, que se expresan
en el marco de referencia, donde además se enuncian los principios que orientan la evaluación
para la mejora continua integral. Esto implica dos características fundamentales: la flexibilidad
en el abordaje de la evaluación y el tipo de realimentación derivada de la evaluación para la mejora
continua.
La flexibilidad en el abordaje de la evaluación para la mejora continua expresa un proceso
autorreferido, de manera que cada escuela de medicina y cada actor estima sus avances,
comparando sus indicadores con los valores de la línea base previamente establecidos en el
diagnóstico inicial; lo que implica atender el ámbito de desempeño de los principios enunciados
en términos de verificar los efectos sociales del programa educativo que derivan del logro de la
misión, la solución de problemáticas identificadas en el proceso educativo, verificar los resultados
de aprendizaje así como los procesos de gestión del programa educativo. En este sentido, es
importante puntualizar que los principios expresados en los criterios de evaluación están sujetos
a interpretación además de tener la posibilidad de adaptarse a las circunstancias y contextos
histórico-sociales e histórico-culturales en los que se desenvuelven los programas educativos
(Houser, 2017).
Por otra parte, el tipo de realimentación asociado al enfoque “basado en principios” deriva
de la evaluación para la mejora continua que se opera a través de un proceso de evaluación
diferenciado y un proceso de contextualización. Esto implica que el “principio” es una
herramienta que contribuye a guiar la conducta, las acciones y la toma de decisiones; por tal
motivo, la realimentación que se genera en la evaluación para la mejora continua carece de la
rigidez formal de las reglas, pues el “principio” está diseñado para aplicarse en múltiples las
situaciones y escenarios diferentes en los que se desenvuelve la formación del estudiante de
medicina (Houser, 2017). La realimentación diferenciada atiende a las características particulares
de cada programa educativo, lo que requiere un proceso de contextualización porque sus
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propósitos y cualidades específicas dependerán de los contextos territoriales, culturales,
económicos, políticos y sociales que caracterizan a las IES que ofertan cada uno de los programas
educativos para la formación de médicos a nivel de licenciatura.
Para el análisis de los actores del proceso de evaluación para la mejora continua integral
es importante reconocer que la interacción entre la escuela de medicina y el equipo de evaluación
externa se debe desenvolver en un clima de respeto mutuo, donde la actitud del equipo de
autoevaluación institucional es entusiasta y se asume que está comprometido social, cultural y
políticamente con la misión y los resultados de aprendizaje dirigidos a la formación y desarrollo
humano integral del estudiante de medicina. En este sentido, la motivación de la escuela de
medicina durante la evaluación para la mejora continua está determinada por factores intrínsecos
vinculados con la responsabilidad social de asegurar la calidad, tanto de los procesos involucrados
en la formación del estudiante de medicina, así como de los resultados de aprendizaje que
contribuyen a configurar el perfil de egreso de los estudiantes que acceden al mercado de trabajo.
Por otra parte, en el enfoque “basado en principios” es fundamental que el par evaluador
cuente con un perfil académico calificado; es decir, se trata de personal académico con funciones
de docencia, investigación y gestión en el ámbito de la educación médica, de manera que cuente
con la cualificación académica y técnica para la formación de médicos generales. En este sentido,
la tarea del par evaluador es la de comprender las características y el contexto de la escuela de
medicina que se encuentra en proceso de evaluación para la mejora continua, de manera que el
análisis que realiza de los principios expresados a través de categorías, criterios e indicadores de
evaluación, posibiliten a ofrecer orientaciones para integrar los procesos de mejora continua
integral, desde un ámbito de certeza derivado de la confianza que le proporciona la revisión y
valoración de los medios de verificación que proporciona la escuela de medicina, y que derivan
de la autoevaluación realizada mediante la atención de los principios, criterios e indicadores
expresados en el marco de referencia de la instancia de evaluación externa.
Estrategia para la construcción de principios
La presentación y exposición del instrumento para realizar la autoevaluación en el sistema
de acreditación basada en principios se realiza en el contexto de un marco de referencia que ofrece
los elementos que posibilitarán llevar a la práctica la evaluación para la mejora continua como un
proceso sistemático, sustentado en modelos de excelencia que permiten mejorar la gestión y el
desempeño de las escuelas de medicina, de tal manera que se garantice la calidad del proceso
educativo y se alcancen los resultados de aprendizaje. En este sentido, el marco de referencia es
el documento que contiene el modelo conceptual, así como el conjunto de categorías, criterios o
estándares e indicadores que se utilizan como referentes para la evaluación y la mejora continua;
que al fundamentarse hacia el enfoque “basado en principios”, se indican las condiciones mínimas
de calidad que debe reunir un programa educativo a nivel de licenciatura para formar médicos
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general y que se expresan en términos de categorías, criterios e indicadores, que se establecen por
consenso y con la aprobación colegiada de las instancias de evaluación externa.
La construcción de principios para la evaluación y mejora continua que posibiliten
garantizar la calidad de la educación médica se desarrolla en dos etapas:
1. tematización del objeto de evaluación y mejora continua, y
2. horizonte de comprensión para la evaluación y mejora continua.
La primera etapa denominada “tematización del objeto de evaluación y mejora continua”,
consiste en la elaboración de los principios e incluye tres momentos:
1. identificación de categorías,
2. identificación de criterios, y
3. diseño de indicadores.
Para el desarrollo de esta etapa se debe tener presente que involucra diferentes actividades
colegiadas dirigidas a expresar la intencionalidad de los principios además de contribuir a la
argumentación de las razones que subyacen en el enunciado del principio de evaluación y mejora
continua.
El primer momento en la redacción de principios es analítico y consiste en la
identificación de las categorías de evaluación para la mejora continua. Las categorías, son
“enunciados o temas que organizan los criterios de evaluación en función de características
comunes. Se utilizan para permitir una perspectiva analítica de los objetos de evaluación”
(CONACES, 2023:5). La identificación de categorías se realiza a través de un proceso de análisis
deductivo que permite identificar regularidades temáticas de eventos recurrentes y patrones
regulares presentes en los elementos asociados al proceso educativo; tiene la posibilidad de
agrupar estos patrones regulares en conceptos que no se presten a confusiones conceptuales o
semánticas; además de que establece una secuencia lógica y relaciones estructuradas del proceso
educativo. Siguiendo esta línea metodológica, las categorías se delimitan como resultado del
análisis del ámbito de la educación médica desde la tradición a la que se adscribe la IES y la
escuela de medicina, por ejemplo, Fajardo-Dolci et al. (2109), analiza la educación médica en
México a través de las siguientes categorías: contexto de la educación médica, regulación de la
educación médica, elementos estructurales de la educación médica, proceso académico en
medicina, resultados y efectos en el mercado laboral, impacto social de la educación médica.
Desde la perspectiva de grupo de trabajo de Fajardo-Dolci, se observa que las categorías de
evaluación y mejora continua posibilitan organizar las características de la educación médica en
un conjunto de principios y conceptos fundamentales que orientan hacia la identificación y
definición de los ámbitos que inciden en la formación del estudiante de medicina. Las categorías
también contribuyen a evaluar el avance en la consecución de la misión y los resultados de
aprendizaje definidos en el programa educativo, lo que conlleva a fortalecer la planeación
educativa con la evaluación curricular.
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Otro aspecto a tener presente en la identificación de las categorías de evaluación y mejora
continua, es reconocer que son una constante en el diseño de programas educativos, el monitoreo
de la implementación de planes y programas, la evaluación del proceso educativo y de la gestión
educativa en el desarrollo del currículum médico y de los resultados de aprendizaje logrados por
el estudiante de medicina. Retornando a los “Estándares de Calidad de la WFME” (WFME, 2020),
se comprende que, desde el horizonte de comprensión del grupo de trabajo y de los grupos de
interés, las áreas identificadas comprenden “la totalidad de procesos y actividades que la escuela
de medicina ofrece o posibilita para facilitar el aprendizaje, el bienestar y el logro de los
estudiantes” (WFME, 2020:6); por tal motivo, estas áreas son ejemplo de las categorías de
evaluación y mejora continua; entonces, las 8 categorías que identifica la WFME son:
1. Misión y valores.
2. Currículum.
3. Evaluación.
4. Estudiantado.
5. Personal académico.
6. Recursos educativos.
7. Aseguramiento de la calidad
8. Gobernanza y administración.
El segundo momento en la redacción de principios es comprensivo y consiste en la
identificación de los criterios para la evaluación y mejora continua. En este caso, el criterio o
estándar de evaluación hace referencia a la “descripción de los principios, normas o características
deseables o necesarias de las dimensiones o elementos que constituyen los objetos o procesos de
evaluación y mejora continua. Pueden tener diferente nivel de abstracción según sea necesario y
sirven como referentes para la evaluación” (CONACES, 2023:5). En este momento se desarrollan
dos tareas: identificación de criterios de evaluación y mejora continua; y redacción del criterio o
estándar basado en principios.
Para identificar el criterio, se realiza un análisis deductivo desde diferentes perspectivas
que incluyen el enfoque psicopedagógico, técnico-práctico, administrativo-institucional y
sociocultural, por cada categoría enunciada previamente. Como en todo proceso de evaluación,
se debe dar respuesta a las siguientes interrogantes para develar el atributo de la categoría de la
cual se quiere establecer un nivel de cumplimiento: ¿para qué evaluar?, ¿qué evaluar?, ¿cómo
evaluar? La aplicación práctica de explorar estas interrogantes es delimitar los ámbitos y
dimensiones de las categorías de evaluación y mejora continua, llevando el análisis más allá de la
importancia o trascendencia de la categoría inserta en la educación médica en tanto fenómeno
histórico-social e histórico-cultural, así como la trazabilidad de las características que permiten
establecer una ruta lógica para el cumplimiento de la misión y el logro de los resultados de
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aprendizaje propuestos en el programa educativo en función del contexto social y cultural de la
escuela de medicina.
El criterio construido desde el enfoque basado en principios se compone de dos
elementos: elemento de realización y elemento de calidad. El elemento de realización del
criterio/principio o aspecto sujeto a evaluación, se enuncia a través de la denominación que se le
asigna y que representa el qué de la evaluación por lo que orienta en la evaluación para la mejora
continua; en tanto que el elemento de calidad hace referencia al nivel óptimo esperado que cumpla
la escuela de medicina y se redacta como un enunciado que expone el principio. En este punto es
importante recordar que el “principio” se caracteriza por un nivel elevado de generalidad de
manera que su aplicación sea amplia y atienda la diversidad de circunstancias que caracterizan el
desarrollo del proceso educativo en cada escuela de medicina. Por ejemplo, en los “Estándares de
Calidad de la WFME”, se identifican 21 criterios distribuidos en las 8 categorías indicadas
previamente; y el criterio “Organización y estructura curricular” que corresponde a la categoría
“currículum”, declara el siguiente principio (tabla 1): “la escuela ha documentado la organización
general del currículo, incluidos los principios subyacentes al modelo curricular empleado y las
relaciones entre las disciplinas que lo componen” (WFME, 2020:11).
Tabla 1
Elementos constituyentes del criterio para la evaluación y mejora continua
Elemento de realización Elemento de calidad
Organización y estructura curricular “La escuela ha documentado la organización general
del currículo, incluidos los principios subyacentes al
modelo curricular empleado y las relaciones entre las
disciplinas que lo componen”.
Fuente: WFME, 2020:11.
El tercer momento en la redacción de principios es reconstructivo y consiste en señalar
los indicadores que están asociados a cada uno de los principios. El indicador es el “dato o
evidencia que constituye la información relevante y observable que permite inferir el grado de
acercamiento o logro de un criterio de evaluación, ya sea en términos cuantitativos o cualitativos”
(CONACES, 2023:6). La identificación de indicadores es una tarea central pues de ellos depende
que los ámbitos y dimensiones de las categorías sea efectivamente abordado en el proceso de
evaluación y mejora continua. La actividad indagatoria de identificación de indicadores se realiza
a través del análisis deductivo de cada principio y está orientada a clarificar la extensión y
complejidad del principio, así como las especificaciones que orienten la elaboración de la
autoevaluación.
El recorrido metodológico en la construcción de los indicadores está enlazado en una
secuencia lógica de resultados por lo que deberá asegurar la validez del contenido de cada uno de
los enunciados que declaran los indicadores; por tal motivo, se debe contar con definiciones de
los constructos fundamentados en la revisión y elaboración conceptual de perspectivas teóricas o
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modelos empíricos que contribuyen a explicitar el referente que proporciona el sentido de
interpretación al indicador. Para la operacionalización de los constructos evaluados a través de
los indicadores que están asociados a los criterios/principios, se requiere de la revisión, análisis y
síntesis de la literatura nacional e internacional que fundamente la construcción del modelo de
evaluación y mejora continua, así como las especificaciones que dan sentido a los indicadores en
el contexto general del proceso de evaluación de la calidad; de manera que los indicadores
expongan la orientación hacia el desempeño en el proceso de mejora del proceso educativo que
caracteriza a la educación médica, garantizando la validez, la confiabilidad y la imparcialidad
durante el proceso de evaluación.
Si bien los indicadores especifican la definición y delimitación de los principios y son el
resultado de la operacionalización de estos principios, se formulan de manera genérica teniendo
presente el objeto de medida, así como las especificaciones de la medición. En este sentido, los
indicadores son enunciados que proporcionar lineamientos que dan sentido a la comprensión de
los principios y facilitan la respuesta institucional en la autoevaluación. Un punto importante en
el análisis de los principios para identificar sus indicadores, es evitar: la subrepresentación, es
decir, los indicadores identificados no reflejen todos los aspectos relevantes del principio; o bien,
la sobrerepresentación que consiste en identificar indicadores que incluyen aspectos que van más
allá de lo indicado por el principio; o la varianza irrelevante, que alude a la inclusión de
indicadores que no están relacionados con el principio que se está evaluando.
Tabla 2
Ejemplos de indicadores para la evaluación y mejora continua
Estándar 3. Visión y misión
La visión y la misión de la escuela o facultad están claramente establecidas, son congruentes
entre sí, son del conocimiento de sus profesores, alumnos, directivos y personal administrativo,
así como del sector salud e incluyen las necesidades de salud de la comunidad, las necesidades
del sistema de atención de la salud así como aspectos de rendición de cuentas a la sociedad.
Indicador Lineamientos guía
3.1. La visión está claramente establecida
y es del conocimiento de sus profesores,
alumnos, directivos y personal
administrativo, así como del sector salud.
Incluir una breve descripción de la visión de la
escuela o facultad y de cómo se logra que la
conozcan directivos, profesores, alumnos y
personal administrativo, así como del sector
salud.
3.2. La misión está claramente establecida,
es del conocimiento de sus profesores,
alumnos, directivos y personal
administrativo, así como del sector salud.
Incluir una breve descripción de la misión de la
escuela o facultad y de cómo se logra que la
conozcan profesores, alumnos, directivos y
personal administrativo, así como del sector
salud.
3.3. La visión y la misión incluyen las
necesidades de salud de la comunidad y del
sistema de atención de la salud, así como
aspectos de rendición de cuentas a la
sociedad y son congruentes entre sí.
Incluir una breve descripción de la inclusión de
las necesidades de salud y del sistema de atención
de la salud, de la rendición de cuentas y de los
elementos que las hacen congruentes entre sí.
Fuente: COMAEM, 2018:12-13.
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El documento vigente de “Estándares de Calidad de la WFME” no incluye indicadores.
Por este motivo, se recurre como ejemplo a los indicadores del instrumento de autoevaluación del
Consejo Mexicano para la Acreditación de la Educación Médica (COMAEM); pues cuenta con
un total de 336 indicadores. Para ilustrar lo expresado en la identificación y redacción de
indicadores para la evaluación y mejora continua, se recuperan de este documento los indicadores
relacionados con el estándar 3 “visión y misión” (COMAEM, 2018:12-13). En la tabla 2, se
muestran los 3 indicadores que están asociados al estándar 3. Estos indicadores señalan que el
objeto de medida es la declaración de la visión y misión de la escuela de medicina. En los dos
primeros, la especificación de la medición es el conocimiento que la comunidad de la escuela y
el sector salud tienen de la visión y misión. En el tercer indicador, la especificación de la medición
es el contenido de la visión y misión en relación a las necesidades de salud de la comunidad, las
necesidades del sistema de atención de la salud, la rendición de cuentas a la sociedad, y se
especifica que la visión y la misión deben ser congruentes entre sí. Al enunciar el indicador, es
pertinente proporcionar los lineamientos guías que contribuirán a orientar el sentido de la
interpretación para que la escuela de medicina redacte la respuesta institucional en la
autoevaluación.
La segunda etapa corresponde al “horizonte de comprensión para la evaluación y mejora
continua” y consiste en integrar elementos de apoyo que faciliten el diálogo entre las escuelas de
medicina y las instancias de evaluación externa, como es el caso de la elaboración de preguntas
orientadoras que tienen el propósito de guiar al equipo de autoevaluación en el proceso de analizar
el proceso educativo desde su contexto histórico-social e histórico-cultural. En este caso, las
preguntas orientadoras son el punto de partida de los grupos de interés y el equipo de
autoevaluación para realizar el análisis de los diferentes ámbitos y dimensiones asociados a la
educación médica que se expresan a través de las categorías, criterios e indicadores para la
evaluación y mejora continua. En la redacción de las preguntas orientadoras se debe tener presente
los siguientes atributos: claridad, relevancia, profundidad, estímulo, flexibilidad,
contextualización y promoción del diálogo.
Un elemento asociado a las preguntas orientadoras es destacar la importancia de cada una
de las categorías de evaluación y mejora continua integral. En este punto se tiene la oportunidad
de contextualizar la categoría en tanto espacio simbólico determinado histórica, social y
culturalmente en el que convergen costumbres, tradiciones educativas, dimensiones económico-
sociales y socio-políticas que inciden en la educación. Al centrar la importancia de la categoría
en el proceso de contextualización se ubica la educación médica en el conjunto de relaciones que
constituyen el proceso educativo y “que puede incluir diferentes escalas, pero siempre referidas a
lo concreto, es decir, a lo existente en un lugar y momento dado” (Restrepo, 2012:134).
Para ampliar los horizontes de comprensión en la delimitación de escenarios que vinculan
la evaluación y mejora continua con factores espacio-temporales, prácticas sociales,
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subjetividades de los grupos de interés y perspectivas culturales, es importante proporcionar la
definición de palabras clave con contenido temático que forman parte de los enunciados de los
principios e indicadores. Proporcionar la definición de éstas palabras clave facilita a los grupos
de trabajo comprender el sentido del contenido simbólico de las categorías y los indicadores.
Categorías, principios e indicadores utilizados para la evaluación y mejora continua de
los procesos de formación de médicos generales se articulan como una trama de relaciones
diferenciadas que reflejan la mirada de los sujetos involucrados en el proceso de acreditación. En
esta línea de reflexión, se ubica la identificación de los medios de verificación que se constituyen
en las evidencias documentales que posibilitan a la escuela de medicina mostrar el cumplimiento
de cada uno de los indicadores (CONEVAL, 2013).
Para mejorar la comprensión en la elaboración del enfoque basado en principios, se
propone la construcción de una matriz que facilita la construcción de categorías, criterios e
indicadores mediante la aplicación del enfoque basado en principios. Esta matriz se presenta en
la tabla 3.
Tabla 3
Matriz de aplicación del enfoque basado en principios en la evaluación y mejora continua
Categoría:
Nombre de la categoría Importancia de la categoría
Palabra clave Definición
Criterio/principio
Elemento de realización (nombre del criterio) Elemento de calidad (principio)
Indicadores
Indicador Lineamientos guía
Preguntas guías
Indicador Pregunta guía
Medios de verificación
Indicador Evidencia documental
Fuente: Elaboración propia.
Finalmente, es importante recordar que, en el proceso de construcción de categorías,
principios e indicadores para la evaluación y mejora educativa mediante la aplicación del enfoque
basado en principios, la secuencia metodológica incluye: elaboración de listados; descripción de
cada elemento; jueceo inicial para garantizar la validez, confiabilidad, comparabilidad,
estabilidad temporal, actualidad, sensibilidad, factibilidad, importancia, utilidad y claridad;
aplicación de una prueba piloto; destacando la participación de grupos de trabajo colegiado
fundamentalmente con la participación de actores clave o grupos de interés (Martínez Rizo, 2010).
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CONCLUSIONES
La expansión de la educación superior está generando presiones relacionadas a la calidad
educativa y la evaluación que subyace al compromiso social de formar profesionales que atiendan
las necesidades de la sociedad contemporánea. En el caso específico de las escuelas de medicina,
la acreditación de los programas educativos que se desarrollan para la formación de médicos
generales es contextual, localizada y emergente, lo que fundamenta la articulación de procesos de
evaluación y mejora continua con los sistemas de planeación-evaluación. En este proceso, se
desarrollan implícitamente enfoques teóricos que racionalizan la puesta en práctica la evaluación
de la calidad del proceso educativo e identifican áreas del quehacer educativo susceptibles a la
implementación de acciones derivadas de programas de mejora continua.
El desarrollo histórico de la evaluación de la calidad educativa asociada a la acreditación
de los programas educativas, muestra que se realizan por instancias de evaluación externa
utilizando estándares de calidad basados en reglas. Pero desde organismos internacionales como
la WFME, se está promoviendo la transición hacia el enfoque basado en principios que posibilite
disminuir la distancia en los niveles de calidad de la educación médica que perviven entre las
escuelas de medicina a nivel local, regional e internacional. Sin embargo, la implementación del
enfoque basado en principios en los sistemas de acreditación no se reduce a una discusión de
naturaleza teórica; por el contrario, la problemática se centra en la relación que establecen lo
conceptual y lo teórico con la práctica, lo que se traduce en la fusión de horizontes de comprensión
que se sustenta en la triada interpretación-comprensión-aplicación. En este sentido, todo proceso
de acreditación es un acto de interpretación que acontece hermenéuticamente en contextos
histórico-sociales e históricos-culturales que contribuyen a configurar horizonte de comprensión
donde los escenarios educativos adquieren diferentes sentidos de aplicación.
En este orden de ideas, los resultados obtenidos muestran la posibilidad de implementar
el enfoque basado en principios mediante el diseño de criterios e indicadores orientados a la
evaluación y mejora continua a partir de categorías que se configuran como campos simbólicos
de naturaleza teórico-práctica. Es claro que el proceso de construcción que se expone trasciende
la tarea de reutilizar, renombrar o generar nuevas polisemias que provocan el aislamiento y
distanciamiento entre el marco de referencia (que representaría lo teórico) y los programas
educativos (que representaría lo práctico). Así, la acreditación de la educación médica aplicando
el enfoque basado en principios, reduce la distancia entre teoría y práctica, disminuye las
tensiones que surgen en diferentes escenarios educativos al situarlos en sus propios contextos
socio-culturales; por ejemplo, al elaborar la autoevaluación, o bien, durante la visita de evaluación
externa.
En el enfoque basado en principios, también se reduce la tensión generada por el uso de
criterios o estándares de evaluación complejos que dificulta la comprensión, tanto para los
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equipos de autoevaluación como para los equipos de pares evaluadores. De ahí la importancia del
diálogo contextual que contribuya al acompañamiento solidario en el que se reconocen valores
fundamentales como la responsabilidad social, la perspectiva de género, la inclusión social, la
excelencia y la vanguardia vinculadas con la innovación social y la interculturalidad.
Finalmente, se concluye que la lógica en la que se sustenta la aplicación del enfoque
basado en principios se articula en un proceso práctico que engarza categorías, principios e
indicadores con herramientas que facilitan la comprensión para la elaboración de la
autoevaluación y, en su momento, el plan para la mejora continua e integral de la calidad; lo que
contribuirá a superar la asimetría de la información que proporcionan las escuelas de medicina
para evaluar la calidad de planes y programas utilizados para la formación de médicos generales.
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