Vol. 11/ Núm. 2 2024 pág. 1028
https://doi.org/10.69639/arandu.v11i2.325
Desafíos de las promotoras de derecho, a una vida sin
violencia para las mujeres en la provincia de Pichincha-
Ecuador, periodo 2023
Challenges of right promoters, to a life without violence for women in the province of
Pichincha-Ecuador, period 2023
Psic. Ind. Pamela Elizabeth Velastegui Duche
pvelastegui44427@utm.edu.ec
https://orcid.org/0009-0003-4545-9587
Universidad Técnica de Manabí
Quito-Ecuador
Lcda. Leila Maria Alava Barreiro. Mg
leila.alava@utm.edu.ec
https://orcid.org/0000-0001-9494-3402
Universidad Técnica de Manabí
Portoviejo-Ecuador
Artículo recibido: 20 agosto 2024 - Aceptado para publicación: 26 septiembre 2024
Conflictos de intereses: Ninguno que declarar
RESUMEN
La promoción del derecho a una vida libre de violencia para la mujer constituye un objetivo
fundamental en la agenda global de derechos humanos. Debido a ello este estudio analiza los
desafíos de las promotoras de derechos a una vida sin violencia para las mujeres en la provincia
de Pichincha-Ecuador, período 2023. Estos desafíos pueden entenderse desde varias perspectivas,
incluyendo el acceso a servicios, las normas sociales, y los factores externos que complican la
intervención efectiva. El enfoque utilizado es el cuantitativo, se aplicó la técnica de la encuesta
con su respectivo instrumento para la recopilación de datos que fue un cuestionario realizada a un
total de 70 promotoras urbanas y rurales, para identificar los desafíos claves que enfrentan en su
labor. Los resultados muestran diferencias y similitudes, una de las similitudes radica en la
negación y minimización de la violencia de género que se presentan el área urbana y rural. Las
diferencias radican en que las promotoras rurales se enfrentan a mayores desafíos relacionadas
con las instituciones y la falta de interés por las autoridades parroquiales, mientras que la zona
urbana la normalización de la violencia, la apatía y oposición activa en las comunidades son más
evidentes. En conclusión, la residencia influye significativamente en los desafíos que tienen las
promotoras y se debe realizar campañas de sensibilización más constantes de violencia de género
en toda la provincia de Pichincha.
Palabras claves: violencia de género, promotoras, derechos, desafíos, rural y urbana
Vol. 11/ Núm. 2 2024 pág. 1029
ABSTRACT
The promotion of the right to a life free of violence for women constitutes a fundamental objective
in the global human rights agenda. Due to this, this study analyzes the challenges of promoters of
rights to a life without violence for women in the province of Pichincha-Ecuador, period 2023.
These challenges can be understood from several perspectives, including access to services, social
norms, and external factors that complicate effective intervention. The approach used is
quantitative, the survey technique was applied with its respective instrument for data collection,
which was a questionnaire conducted with a total of 70 urban and rural promoters, to identify the
key challenges they face in their work. The results show differences and similarities, one of the
similarities lies in the denial and minimization of gender violence that occurs in urban and rural
areas. The differences lie in the fact that rural promoters face greater challenges related to
institutions and a lack of interest in parish authorities, while in urban areas the normalization of
violence, apathy and active opposition in the communities are more evident. In conclusion,
residence significantly influences the challenges that promoters have and more constant
awareness campaigns on gender violence must be carried out throughout the province of
Pichincha.
Keywords: gender violence, promoters, rights, challenges, rural and urban
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INTRODUCCIÓN
La promoción del derecho a una vida libre de violencia para la mujer constituye un objetivo
fundamental en la agenda global de derechos humanos. Sin embargo, la materialización de este
ideal se enfrenta a una serie de desafíos multifacéticos y complejos, derivados de contextos
socioeconómicos, culturales y políticos diversos.
La violencia de género es un problema grave que afecta a diferentes personas de todas las
edades y géneros en todo el mundo. La violencia de género es un fenómeno que existe hace mucho
tiempo y comenzó a adquirir verdadera importancia, hace una década y fue un tema tabú a lo
largo del tiempo. Aunque se conocía de su existencia no se la mencionaba, produciéndose con
frecuencia en los hogares y es algo que la sociedad no podía (no quería) aceptar que el hogar
dejara de ser ese espacio idealizado, de afectos y amparo frente a las transformaciones del mundo
exterior (Franganillo, 2015).
El acceso a los derechos se ve limitado a través de la violencia estructural que enfrentan las
personas de acuerdo con distintas condiciones, al encontrarse dicha forma de violencia inmiscuida
en todo el tejido social por medio de conductas permisivas hacia quienes la ejerce, cuando se
promueven sus diferentes manifestaciones, unido a la alta impunidad cuando son denunciadas
(Jimenez et al.2023).
El problema de la falta de conocimiento de denuncia y acceso a la justicia en casos de
violencia de género se origina por las barreras emocionales y psicológicas que enfrentan las
víctimas, así como el desconocimiento de cómo actuar o a que institución acudir. Luego se ve
afectado por obstáculos institucionales, sociales, como la falta de recursos y servicios
especializados. Por lo que refleja los desafíos estructurales y culturales a nivel macro, como la
falta de una concientización permanente de cómo actuar ante estos casos, que instituciones pueden
ayudar con este tipo de problemática. Es por ello que desde la sociedad civil se han organizado
para empoderar a mujeres en cada uno de los territorios de la provincia de Pichincha para poder
combatir esta problemática. Por lo que las promotoras de derechos han jugado un rol crucial
actuando como agentes de cambio que informan, educan y brindan apoyo a las víctimas.
El objetivo de esta investigación es analizar los desafíos que enfrentan las promotoras de
derechos a una vida sin violencia para las mujeres, en contextos urbanos y rurales de la provincia
de Pichincha. Respondiendo las preguntas de investigación ¿Cuáles son los desafíos que enfrentan
las promotoras de derechos a una vida sin violencia para las mujeres en el área urbana y rural de
la provincia de Pichincha?, ¿Existe similitudes o diferencias en los desafíos enfrentados por las
promotoras en el área urbana y rural?
Este estudio contribuye a la comprensión de las diferentes dinámicas entre el área urbana
y rural, lo que proporciona información para diseñar diferentes programas de capacitación más
efectivas.
Vol. 11/ Núm. 2 2024 pág. 1031
Marco Teórico
Antecedentes históricos y la lucha por los derechos de la mujer
La violencia de género es un mal que aqueja a la sociedad y en específico a las mujeres en
todo el mundo, misma que se manifiesta de diversas formas a lo largo de la historia. Por esta razón
es esencial saber a breves rasgos los inicios de la lucha por sus derechos: en 1405 Christine de
Pizan escribió “La ciudad de las damas”, donde se defiende la virtud y la capacidad de las mujeres,
desafiando las nociones misóginas comunes en su época, esto daría paso en 1791 a la publicación
de "Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana", inspirada en la Declaración de
los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789 por la francesa Olympe de Gouges (Historia
National Geographic, 2024).
Este acto puede interpretarse como una forma satírica de resaltar que la revolución solo
alcanzaría su verdadero propósito cuando todas las mujeres tomen conciencia de los derechos que
durante mucho tiempo les habían sido negados.
Uno de los aspectos más visibles de la lucha fue el movimiento por el sufragio femenino.
A finales del siglo XIX y principios del XX, el derecho al voto para las mujeres comenzó a
materializarse. El primer país en el mundo en otorgar el sufragio femenino fue Nueva Zelanda, el
18 de septiembre de 1893 (Historia National Geographic, 2024). Ecuador fue uno de los primeros
países en América Latina en otorgar este derecho a las mujeres el 9 de junio de 1929, marcando
un hito importante en la lucha por la igualdad de género en la región (Asamblea Nacional del
Ecuador, 2020).
En 1979 se visibiliza y reconoce la violencia de género como una forma específica de
violencia hacia la mujer de forma internacional cuando la Convención sobre la Eliminación de
todas Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW por sus siglas en inglés), fue adoptada
en forma unánime por la Asamblea General de las Naciones Unidas y entró en vigor en 1981 y es
considerada la carta internacional de los derechos de la mujer, en la cual se precisa los detalles de
la discriminación contra las mujeres y establece los lineamientos necesarios para erradicarla
(Organización de Naciones Unidas Mujeres México [ONUMM], 2023)
Según la Comisión Económica Para América Latina y el Caribe (CEPAL, 2023), la mayoría
de países de Latinoamérica han firmado y ratificado el protocolo de la CEDAW y Ecuador lo
ratificó en el 2002. Ante la falta de un marco conceptual y legal se genera un instrumento
internacional como la Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer 1993, la
cual establece que la violencia contra la mujer, constituye una violación a los derechos humanos
y una forma de discriminación por género, establece también medidas para combatir esta
violencia, la cual ha sido un factor importante para promover las políticas públicas que buscan la
erradicación de la violencia de género y la igual entre hombres y mujeres (Organización de las
Naciones Unidas [ONU], 1994).
Vol. 11/ Núm. 2 2024 pág. 1032
La Organización de Estados Americanos (OEA,1994), crea la Convención Interamericana
para Prevenir Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer o “Convención de Belem do
Pará” es un tratado internacional que tiene como objetivo principal promover y proteger los
derechos de las mujeres en los países miembros.
Marco legal en Ecuador
En Ecuador, el marco legal, respecto a la violencia de género se ha fortalecido en los
últimos años, con el objetivo de proteger y garantizar los derechos de las mujeres y personas
vulnerables. Debido a ello la Ley Orgánica para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las
Mujeres fue aprobada en 2018, esta ley tiene como objetivo prevenir, erradicar y sancionar la
violencia contra las mujeres. Establece mecanismos de protección, atención y reparación para las
víctimas. Incluye medidas preventivas, educativas y de sensibilización, así como la creación de
unidades especializadas en la atención de violencia de género (Ley orgánica prevenir y erradicar
la violencia contra las mujeres, 2018).
Definición de violencia de género
La violencia de género es multidimensional, se incorpora a todos los ámbitos sociales y
contextos culturales en los que se presenta, comprendiéndola como una entramada de fenómenos
dinámicos que son producidos por la interacción con sus relaciones interpersonales y afectivas,
lo cual forja en su accionar una especie de dependencia emocional que por temor o por monotonía
se acepta para llenar los vacíos que derivan de estas relaciones (Guzmán, et al. 2020).
La violencia de género implica actos violentos que pueden ser de relación de parentesco
entre parejas, padres e hijos, hermanos, abuelos entre otros. Donde la dinámica que se maneja es
de poder y control a través de comportamientos abusivos y coercitivos. En donde existe un ciclo
repetitivo de violencia que puede perpetuarse a lo largo del tiempo si no se interviene.
Derecho a una vida sin violencia
La promoción del derecho a una vida libre de violencia para la mujer constituye un objetivo
fundamental en la agenda global de derechos humanos. Sin embargo, la materialización de este
ideal se enfrenta a una serie de desafíos multifacéticos y complejos, derivados de contextos
socioeconómicos, culturales y políticos diversos.
El derecho a la igualdad y la ausencia de discriminación se refieren al acceso equitativo,
sin excepciones, a los derechos fundamentales y libertades reconocidos en los acuerdos de
derechos humanos. Estos principios son fundamentales en las normativas internacionales de
derechos humanos, asegurando que toda persona, sin distinciones, pueda disfrutar plenamente de
sus derechos humanos. Esto incluye el derecho a ser tratado de manera igualitaria bajo la ley y la
protección contra cualquier forma de discriminación basada en diferentes motivos (ONU,2016).
El acceso a los derechos se ve limitado a través de la violencia estructural que enfrentan las
personas de acuerdo con distintas condiciones, al encontrarse dicha forma de violencia inmiscuida
en todo el tejido social por medio de conductas permisivas hacia quienes la ejerce, cuando se
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promueven sus diferentes manifestaciones, unido a la alta impunidad cuando son denunciadas
(Jimenez et al.2023).
La equidad de género no solo constituye un derecho humano básico, sino que también es
uno de los pilares fundamentales para crear un mundo pacífico, próspero y sostenible. El
desconocimiento de los derechos y de las rutas legales que se puede tener en caso de sufrir
violencia de género, da como resultado la falta de capacidad para demandar derechos en
situaciones donde existen desigualdades de género y dinámicas de poder desequilibradas.
Una de las iniciativas que ha surgido, de la sociedad civil, es el empoderamiento de las
mujeres desde territorio, es decir que para poder crear un cambio y poder promover la no violencia
de género contra las mujeres debe darse desde los barrios, comunidades donde las mujeres de
dichos territorios sepan dar una guía en caso de violencia.
Contexto referencial
La Fundación Pueblo y Vida de la ciudad de Quito-Ecuador, promueve, mediante
capacitaciones, a mujeres de toda la provincia de Pichincha, para que puedan actuar en casos de
violencia y promuevan el derecho a vivir una vida sin violencia, mediante el programa de
Promotoras de Derecho que surge en febrero del 2020, teniendo hasta la fecha tres cohortes que
participaron en las capacitaciones, las mismas que residen en los diferentes barrios, parroquias y
cantones de la provincia de Pichincha.
Este tipo de formación propone un enfoque constructivo y participativo en el aprendizaje,
a través de la experiencia y el aprender haciendo. Por eso, su propuesta se basa en el uso de
técnicas vivenciales que fomentan una dinámica de reflexión y análisis. Propone como eje
principal el empoderamiento mediante el enfoque de género, de derechos y de doble vía, los cuales
sustentan el abordaje y el rol de las promotoras desde su territorio, en su relación con mujeres en
situación de violencia y su acceso a servicios de apoyo. Para que se conviertan en referentes en
su comunidad, para la prevención y promoción de una vida libre de violencia (Centro de
Promoción de la Mujer Gregoria Apaza, Humanity & Inclusion, 2019).
La capacitación de las promotoras se cimienta en una comprensión de la Violencia Basada
en Género (VBG) desde la perspectiva de la interseccionalidad, considerando las desigualdades
de género junto con otras formas de discriminación, como la discapacidad, etnicidad, orientación
sexual, migración y etapa de vida. Estas intersecciones hacen que ciertos grupos de mujeres sean
especialmente vulnerables a la violencia.
Quienes son las promotoras de derechos
Las promotoras de derecho son un grupo de mujeres voluntarias que han decidido formar
parte de este programa para crear redes de apoyo y solidaridad, que asisten y orientan a mujeres
en diversas situaciones de violencia, con el fin de que puedan acceder a los servicios de protección
y justicia. Las promotoras de derechos son fundamentales en la creación de redes de apoyo y
solidaridad para mujeres en situaciones de violencia. Su trabajo incluye ofrecer apoyo emocional,
Vol. 11/ Núm. 2 2024 pág. 1034
orientación legal, y acompañamiento durante el proceso de denuncia. Además, llevan a cabo
actividades de prevención y concienciación en la comunidad (Jewkes & Lang, 2015).
Para cumplir con esta misión las promotoras se concientizan en diversos temas que les
permiten expandir sus conocimientos y adquirir habilidades para apoyar a mujeres víctimas de
violencia o en riesgo de sufrirla, acompañándolas a lo largo de todo el proceso de denuncia y
atención.
Las promotoras trabajan en tres pilares:
1. Proveer orientación inicial y acompañamiento a mujeres que son víctimas de violencia.
2. Interactuar con sus pares para fomentar la concienciación sobre la violencia mediante el
desarrollo de talleres de réplica.
3. Implementar acciones de exigencia, control y supervisión para la adopción de medidas que
contribuyan a la prevención y atención de la violencia contra las mujeres, así como mejorar
la calidad de los servicios de atención (Centro de Promoción de la Mujer Gregoria Apaza,
Humanity & Inclusión, 2022)
En la provincia de Pichincha existe un grupo de mujeres promotoras de derechos a una
vida sin violencia para la mujer, las cuales cumplen la misión de facilitar el acceso de las víctimas
a los servicios de protección y justicia, apoyándolas a lo largo del proceso de denuncia y atención.
Para cumplir con este objetivo, las promotoras se capacitan en temas cruciales que les permiten
expandir sus conocimientos y adquirir habilidades para apoyar de manera efectiva a las mujeres
víctimas de violencia o en riesgo de sufrirla, esta labor la realizan en las diferentes parroquias y
cantones de la provincia.
Desafíos que enfrentan las promotoras
Las promotoras de derechos enfrentan una serie de desafíos complejos que dificultan su
labor como:
Resistencia al cambio
Para (Lombardo & Mergaert, 2013) la resistencia al cambio es un fenómeno que surge
durante los procesos de cambio, como la implementación de políticas de igualdad de género, y
cuyo objetivo es mantener el statu quo y oponerse a las transformaciones propuestas.
Pucheu (2013) señala que el cambio siempre tiene un costo y no es gratuito; es necesario
dejar lo acostumbrado y optar por lo nuevo e independiente, lo cual implica que las personas
deben salir de su zona de confort y atreverse a cambiar. Por lo que se define a la resistencia al
cambio como las actitudes, conductas o pensamientos que muestran las personas o grupos para
oponerse o evitar modificaciones en su entorno habitual.
Para Lombardo & Mergaert (2013) definen los tipos de resistencia como se muestra en la
tabla 1.
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Tabla 1
Formas de resistencias y ejemplos
Modo de
resistencia
Ejemplo Tipo de
resistencia
Negación de la
necesidad de un
cambio en el
ámbito de
género
- Espejismo de la igualdad
- Incredulidad sobre los indicadores de género (mensaje)
- Instructor desafiante (agente)
- Defendiendo los roles tradicionales de género como
naturales (mensaje)
Individual,
explícita,
específica de
género
Trivialización de
la igualdad de
género y rechazo
a aceptar la
responsabilidad
- Hay prioridades más apremiantes
- No es relevante para nuestro trabajo
- No es mi problema
- El tiempo va a solucionar el problema
- El tema es demasiado complicado
- Es muy difícil aplicar esto
- Me convenciste, pero no habría sabido como transmitir
mensajes a mis compañeros
- La igualdad de género es un problema para las mujeres,
no para los hombres
Individual,
explícita,
específica de
género
Trivialización de
la igualdad de
género
- Riéndose, desplazando la discusión a debates
simplistas, mostrando falta de interés (mirando a los
móviles y cuadernos sin participar en la discusión)
Implícita,
individual,
específica de
género
Rechazo a
aceptar la
responsabilidad
- La desigualdad de género sólo afecta a otras culturas,
no a la nuestra
Explícita,
individual,
específica de
género
Nota. Datos tomados de Lombardo & Mergaert (2013).
Las autoras Lombardo & Mergaert (2013) destacan claramente la necesidad de seguir
analizando las resistencias, especialmente desde la perspectiva institucional, y reconocen la
oportunidad que estas representan para el aprendizaje. Las resistencias no solo representan
obstáculos, sino también oportunidades de aprendizaje que pueden enriquecer y fortalecer las
estrategias de transformación.
Las manifestaciones a la resistencia al cambio pueden verse de la siguiente forma:
Negación y Minimización: Una de las formas más comunes de resistencia es la negación
de la existencia del problema o la minimización de su gravedad. McDonald & Flood (2012)
indican que la negación y la minimización son estrategias utilizadas para mantener el statu quo y
Vol. 11/ Núm. 2 2024 pág. 1036
evitar la responsabilidad de abordar la violencia de género. Este tipo de resistencia puede
dificultar la implementación de políticas efectivas y perpetuar la invisibilidad del problema.
Oposición Activa: La oposición activa incluye acciones directas para bloquear o sabotear
iniciativas de cambio. Según Flood & Pease (2009), los esfuerzos de oposición activa a menudo
son organizados por grupos que se benefician de las estructuras de poder existentes y temen perder
privilegios.
Oposición Pasiva: La apatía y el cumplimiento superficial son formas pasivas de
resistencia. La investigación de Powell & Henry (2017) sugiere que el cumplimiento superficial
puede dar la apariencia de progreso sin lograr cambios sustanciales en la cultura organizacional
o en la reducción de la violencia de género.
Falta de recursos
Económico o financiamiento: Las promotoras muchas de las veces buscan una alianza
con las empresas privadas para poder realizar su labor, pero muchas de las veces este apoyo
económico no se da. Así también las organizaciones que dependen de subvenciones y donaciones
a menudo enfrentan inestabilidad financiera, lo que puede resultar en la interrupción de los
servicios (Buteau et al., 2014). Esta inestabilidad puede impedir la planificación a largo plazo y
reducir la capacidad para responder de manera efectiva a las necesidades de las víctimas de
violencia de género.
Infraestructura: Heise (2018) destaca que la infraestructura insuficiente es un obstáculo
importante en la provisión de servicios efectivos para víctimas de violencia de género. La carencia
de refugios y centros de apoyo limita la capacidad de las promotoras para proporcionar un entorno
seguro y de apoyo para las víctimas.
Apoyo Institucional: Bustelo (2016) sugiere que el apoyo institucional también implica la
supervisión y evaluación constante de las políticas y programas para asegurar su efectividad. El
respaldo de las instituciones es crucial para la implementación efectiva y sostenible de las
políticas de igualdad de género.
Desconocimiento sobre la importancia de la igualdad
Las personas y grupos que desconocen la importancia de la igualdad de género pueden
no reconocer las conexiones entre la violencia de género y las estructuras de poder desiguales, lo
que contribuye a la perpetuación del problema (Flood & Pease, 2009). Las actitudes y creencias
tradicionales son una de las principales manifestaciones del desconocimiento sobre la igualdad
de género.
El desconocimiento sobre la importancia de la igualdad puede tener diversas
repercusiones:
Normalización de la Violencia: Para Flood & Pease (2009) examinan cómo la violencia
de género se perpetúa a través de normas culturales y sociales que la legitiman. Por lo que las
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personas pueden aceptar la violencia de género como una norma cultural, sin cuestionarla ni
reconocer su gravedad.
Desinterés y Falta de Apoyo: En su obra "Intersectionality", Collins & Bilge (2016)
analizan cómo la falta de comprensión sobre la interseccionalidad y los derechos humanos puede
llevar a un desinterés generalizado. Señalan que la educación y la concienciación son esenciales
para movilizar el apoyo social hacia las iniciativas de cambio.
Difusión de Mitos y Estereotipos: Para Murdolo & Quiazon (2018), en su trabajo, las
autoras investigan cómo los mitos racistas y xenófobos intersectan con los mitos sobre la violencia
de género, afectando particularmente a las mujeres de comunidades migrantes y refugiadas.
Destacan la necesidad de una perspectiva interseccional para abordar estos mitos. Los mitos sobre
la violencia de género son narrativas falsas que distorsionan la realidad y desinforman a la
sociedad.
La interseccionalidad Proporciona un marco para un análisis más completo y profundo
de la violencia de género. Permite a los investigadores explorar cómo las diferentes identidades y
experiencias afectan la forma en que las mujeres viven la violencia y acceden a recursos y apoyo
(Cho, et.alt, 2013).
Ayuda a visibilizar a las mujeres que a menudo son ignoradas en el discurso dominante
sobre la violencia de género, como las mujeres LGBTQ+, las mujeres con discapacidades y las
mujeres de bajos ingresos.
MATERIALES Y MÉTODOS
En la presente investigación se utilizó el enfoque cuantitativo, el cual según Hernández
et al. (2014) plantea que es un “proceso secuencial y probatorio, en la que se utiliza la recolección
de datos para probar una hipótesis mediante una medición numérica y análisis estadístico, para
establecer pautas de comportamiento y probar teorías” (p.4). Por lo que se seleccionó este tipo de
investigación que permite analizar e identificar mediante la recolección de datos patrones,
correlaciones y diferencias significativas en el grupo de promotoras. Lo que permitió una
compresión más profunda de la situación.
El diseño de la investigación es descriptivo transversal, que de acuerdo con Hernández et
al. (2014) describe como “la forma de recolectar datos en un único momento. Cuyo propósito es
describir variables y analizar la incidencia e interrelación en un momento dado” (p.154-155). Este
diseño es adecuado, puesto que se trata identificar y describir las diferencias entre las promotoras
del área urbana y rural en una situación actual, sin necesidad de un seguimiento a lo largo del
tiempo, así como comparar entre estos dos grupos.
La población total de promotoras capacitadas por la Fundación Pueblo y Vida es de 165
en la provincia de Pichincha. Para poder realizar el análisis se tomó una muestra, que tiene un
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criterio de selección de inclusión donde se tomó en cuenta a las promotoras que están activas en
su labor que son 70 mujeres que se encuentran en diferentes cantones de la provincia de Pichincha.
En el marco de la investigación, se utilizó la técnica de la encuesta y un cuestionario como
instrumento para recopilar datos. Dicho cuestionario fue meticulosamente diseñado con el
propósito de obtener información pertinente y esencial para el análisis de la problemática
abordada.
La encuesta tiene secciones sobre datos demográficos, formación, capacitación, desafíos
institucionales, culturales y sociales, mismo que fue validado por cuatro especialistas de la
Universidad Técnica de Manabí. La aplicación de la encuesta se realizó de forma virtual
utilizando google forms. Los datos recolectados fueron procesados y analizados utilizando
herramientas y software estadísticos para realizar análisis descriptivos. Se utilizaron frecuencias,
porcentajes y medias para describir las características principales de la muestra y los desafíos
identificados, y pruebas de correlación.
Según la Asociación Americana de Psicología (APA, 2017), la confidencialidad y el
anonimato es esencial para proteger la privacidad de los participantes y asegurar que los datos
sean utilizados de manera ética y responsable. Se garantizaron los principios de confidencialidad
y anonimato en todo el proceso de recolección y análisis de datos.
Las promotoras participaron de manera voluntaria y se les informó adecuadamente sobre
los objetivos del estudio, así como sobre el uso de los datos recolectados.
RESULTADOS
Tras la aplicación de la encuesta, se obtuvieron los siguientes resultados, los cuales se
detallan a continuación.
Tabla 2
Datos demográficos
Edad
Rango Urbano % Rural % Total %
18-25 1 1,43 4 5,71 7,14
26-35 7 10 10 14,29 24,29
36-45 8 11,43 7 10 21,43
46-55 14 20 6 8,57 28,57
56-65 9 12,86 2 2,86 15,71
66 o más 0 0 2 2,86 2,86
N 39 55,71 31 44,29 100
Educación
Nivel Urbano % Rural % Total %
Primaria 0 0 2 2,86 2,86
Secundaria 14 20 12 17,14 37,14
Universidad 23 32,86 12 17.14 50
Posgrado 2 2,86 5 7,14 10
Vol. 11/ Núm. 2 2024 pág. 1039
N 39 55,71 31 44,29 100
Auto
identificación
Urban
o
% Rural % Total %
Blanca 2 2,86 0 0 2,86
Mestiza 33 47,14 25 35,71 82,86
Indígena 2 2,86 6 8,57 11,43
Afro-ecuatoriana 2 2,86 0 0 2,86
Montubio 0 0 0 0 0
N 39 55,71 31 44,29 100
Nota. Información proporcionada por las mujeres promotoras por una vida sin violencia para las mujeres de la provincia
de Pichincha.
Como se observa en la variable edad, la mayor parte de las promotoras se encuentra en el
rango de 46-55 años (28,57%) donde el (20%) se encuentra en el área urbana y el (8.57%) en el
área rural, seguida por el rango 26-35 años (24,29%), teniendo un (10%) en el área urbana y en
el área rural con (14,29%). Se evidencia un (2.86%) en el área rural en el rango de edad de 66 o
más, mientras que en lo urbano no hay promotoras de esa edad. En cuanto al nivel educativo la
mayoría de las promotoras tiene estudios universitarios con una distribución del 50%, en la que
la mayor proporción está en el área urbana (32,86%), comparado con la ruralidad (17,14%). La
educación secundaria es de 37.14%, siendo predominante en el área urbana (20%) y en la
ruralidad (17,14%). La mayoría de las promotoras se auto identifican como mestizas con el
82,86% teniendo una predominación en el área urbana (47.14%) en comparación con la ruralidad
(35,71). El 11.43% se identifica como indígena, teniendo mayor presencia en el área rural (8,57%)
y en la urbanidad solo un (2.86%). No se reconoce una auto identificación como montubio.
Tabla 3
Área y parroquia de residencia
Área de
residencia
Urbana % Rural % Total %
39 55,71 31 44,29 100
N 70
Urbana % Rural %
Ayora 8 11,43
Calderón 6 8,57
Cayambe 10 14,29
Solanda 5 7,14
Carapungo 1 1,43
La esperanza 1 1,43
Olmedo 1 1,43
Centro histórico 2 2,86
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Parroquia /
Cantón
Cochapamba 1 1,43
Conocoto 6 8,57
Cotocollao 2 2,86
La Ecuatoriana 4 5,71
Condado 2 2,86
Nanegalito 1 1,43
San José de Moncayo 1 1,43
Pedro Moncayo 2 2,86
Pisulli 2 2,86
Roldos 2 2,86
Puengasi 2 2,86
Puerto Quito 2 2,86
Santa Marianita/ Puerto Quito 7 10
San Antonio de Pichincha 2 2,86
N 39 55,71 31 44,29
Nota. Información proporcionada por las mujeres promotoras por una vida sin violencia para las mujeres de la provincia
de Pichincha.
Las promotoras provienen principalmente del área urbana con un 55,71%, que en su
mayoría provienen de Cayambe (14,29%) y Calderón (8,57%), seguida con una representación
notable de Solanda (7,14%) y La Ecuatoriana (5,71%), se muestra una participación menor en el
Centro Histórico (2,86%) y Cotocollao (2,86%) en comparación con las otras áreas urbanas
mencionadas.
Las promotoras del área rural tienen una representación de 44,29%, se observa mayor
participación en Ayora (11,43%), Santa Marianita (10%), Conocoto (8.57%), en comparación con
La Esperanza, Olmedo, Nanegalito, San José de Moncayo que solo tienen el (1,43%), esto
permitirá obtener una visión más amplia de cómo están distribuidas las promotoras y las zonas en
las que se ve mayor participación.
Tabla 4
Tipo de violencia
Tipo de violencia sufrida Urbano % Rural % Total
Violencia física
Si 20 28,57 14 20 48,57
No 19 27,14 17 24,29 51,43
N 39 55,71 31 44,29 100
Violencia psicológica
Si 23 32,86 8 11,43 44,29
No 16 22,86 23 32,86 55,71
N 39 55,71 31 44,29 100
Si 0 0 4 5,71 5,71
Vol. 11/ Núm. 2 2024 pág. 1041
Violencia sexual No 39 55,71 27 38,57 94,27
N 39 55,71 31 44,29 100
Violencia económica
Si 3 4,29 3 4,29 8,57
No 36 51,43 28 40 91,43
N 39 55,71 31 44,29 100
Violencia ginecobstétrica
Si 2 2,86 8 11,43 14,29
No 37 52,86 23 32,86 85,71
N 39 55,71 31 44,29 100
Otra (verbal, política,
discriminación)
Si 4 5,71 4 5,71 11,43
No 35 50 27 38,57 88,57
N 39 55,71 31 44,29 100
Nota. Información proporcionada por las mujeres promotoras por una vida sin violencia para las mujeres de la provincia
de Pichincha.
Las promotoras en alguna etapa de su vida han sufrido algún tipo de violencia la que
predomina es la violencia física con el 48,57%, se evidencia una mínima diferencia entre área
urbana (28,57%) y rural (20%). La violencia psicológica también es significativa con un 44,29%
siendo el área urbana con mayor incidencia 32,86% en área urbana y el 11,43% en la ruralidad.
La violencia ginecobstétrica tiene un valor significativo 14,29%, donde tenemos el
11,43% en lo rural y solo un 2,86% en lo urbano, lo que evidencia la existencia de una relación
entre estas dos variables que a medida que se incrementa la presencia en el área rural, hay una
mayor probabilidad de sufrir este tipo de violencia.
Se evidencia otro tipo de violencia como la política, verbal y discriminación (11,43%),
existente en las dos áreas.
Tabla 5
Tiempo de participación
Como promotora de derechos Urbano % Rural % Total %
Menos de 1 año 2 2,86 0 0 2,86
1-2 años 11 15,71 17 24,29 40
3-4 años 22 31,43 14 20 51,43
Más de 5 años 4 5,71 0 0 5,71
N 39 55,71 31 44,29 100
Nota. Información proporcionada por las mujeres promotoras por una vida sin violencia para las mujeres de la provincia
de Pichincha.
La mayoría de las promotoras tienen entre 3 y 4 años de experiencia, esta categoría es
más frecuente en el área urbana con 31,43% y en lo rural con un 20%, con un total de 51,43%.
Existe una proporción significativa de promotoras (40%) entre 1 y 2 años con una mayor
representación en el área rural 24,29% y en la urbanidad solo un 15,71% lo que representa un
mayor empoderamiento de las promotoras en el área rural. Las promotoras con más de cinco años
Vol. 11/ Núm. 2 2024 pág. 1042
representan el 5,71%, mientras que aquellas con menos de un año de experiencia constituye el
2,86 en la urbanidad.
Tabla 6
Capacitación
Capacitación sobre violencia
de género
Frecuencia %
Si 70 100
N 70
Capacitación en temas como Urbana % Rural % Total
%
Derechos Humanos y Derechos
de las Mujeres
Si 31 44,29 25 35,71 80
No 8 11,43 6 8,57 20
N 39 55,71 31 44,29 100
Tipos y reconocimiento de
Violencia de Género
Si 27 38,57 17 24,29 62,86
No 12 17,14 14 20 37,14
N 39 55,71 31 44,29 100
Empoderamiento y Autoestima
Si 13 18,57 13 18,57 37,14
No 26 37,14 18 25,71 62,86
N 39 55,71 31 44,29 100
Intervención y Atención a
Víctimas
Si 11 15,71 2 2,86 18,57
No 28 40 29 41,43 81,43
N 39 55,71 31 44,29 100
Aspectos Legales y Jurídicos
Si 10 14,29 2 2,86 17,14
No 29 41,43 29 41,43 82,86
N 39 55,71 31 44,29 100
Trabajo Comunitario y Redes de
Apoyo
Si 12 17,14 15 21,43 38,57
No 27 38,57 16 22,86 61,43
N 39 55,71 31 44,29 100
Salud Integral
Si 5 7,14 5 2,86 10
No 34 48,57 29 41,43 90
N 39 55,71 31 44,29 100
Otra 0 0 0 0 0 0
Nota. Información proporcionada por las mujeres promotoras por una vida sin violencia para las mujeres de la provincia
de Pichincha.
Todas las promotoras (70) han recibido capacitaciones sobre violencia de género, lo que
indica un enfoque sistemático para abordar y prevenir esta problemática. De los temas de
capacitaciones que reciben las promotoras el que sobresale es derechos humanos y derechos de
las mujeres con un 80%, que corresponde el 35,71% a la ruralidad y el 44,29% a la urbanidad. El
Vol. 11/ Núm. 2 2024 pág. 1043
tema de tipo y reconocimiento de la violencia de género consta de un 62,86% teniendo el 38,57%
en el área urbana y el 24,29% en el área rural. Tanto en el área urbana, como rural el
Empoderamiento y Autoestima es de 18,57%, dando como total el 37,14%. El trabajo comunitario
y redes de apoyo tiene un 38,57%, donde el área rural consta de más representación en este tema
con un 21,43% y en lo urbano con un 17,14%.
Tabla 7
Desafíos
Negación y minimización de la
violencia
Urban
o
% Rura
l
% Total
%
Si 33 47,14 25 35,71 82,86
No 6 8,57 6 8,57 17,14
N 39 55,71 31 44,29 100
Oposición activa (bloqueo de
iniciativas para prevenir la
violencia de género)
Urban
o
% Rura
l
% Total
%
Si 10 14,29 14 20 34,29
No 29 41,43 17 24,29 65,71
N 39 55,71 31 44,29 100
Apatía
Urban
o
% Rura
l
% Total
%
Si 20 28,57 14 20 48,57
No 19 27,14 17 24,29 51,43
N 39 55,71 31 44,29 100
Falta de recursos económicos o
financiamiento
Urban
o
% Rura
l
% Total
%
Si 27 38,57 20 28,57 67,14
No 12 17,14 11 15,71 32,86
N 39 55,71 31 44,29 100
Falta de infraestructura
Urban
o
% Rura
l
% Total
%
Si 11 15,71 11 15,71 31,43
No 28 40 20 28,57 68,57
N 39 55,71 31 44,29 100
Falta de apoyo institucional
Urban
o
% Rura
l
% Total
%
Si 23 32,86 9 12,86 45,71
No 16 22,86 22 31,43 54,29
Vol. 11/ Núm. 2 2024 pág. 1044
N 39 55,71 31 44,29 100
Normalización de la violencia
Urban
o
% Rura
l
% Total
%
Si 24 34,29 13 18,57 52,86
No 15 21,43 18 25,72 47,14
N 39 55,71 31 44,29 100
Desinterés y falta de apoyo
Urban
o
% Rura
l
% Total
%
Si 20 28,57 13 18,57 47,14
No 19 27,14 18 25,72 52,86
N 39 55,71 31 44,29 100
Difusión de mitos y estereotipos
Urban
o
% Rura
l
% Total
%
Si 14 20 6 8,57 28,57
No 25 35,71 25 35,72 71,43
N 39 55,71 31 44,29 100
Otra 0 0
Nota. Información proporcionada por las mujeres promotoras por una vida sin violencia para las mujeres de la provincia
de Pichincha.
La mayoría de las promotoras en su labor han enfrentado diversos desafíos entre los más
representativos se encuentran la negación y minimización de la violencia con un 82,86%, este
desafío es mayoritario en área urbana con 47,14% en comparación con el 35,71% del área urbana.
Otro desafío importante es la falta de recursos económico o financieros que impactan al 67,14%
de las promotoras, donde el área rural tiene el 28,57% mientras que en el área urbana el 38,67%.
La normalización de la violencia que afecta al 52,86% de las promotoras, se percibe como
un desafío significativo. Esto prevalece más en las áreas urbanas con el 34,29% lo identifican
como un problema, mientras que en el área rural es de 18,57%, esto evidencia que en las ciudades
existe una marcada tendencia hacia la normalización de la violencia.
La apatía (48,57%), el desinterés y falta de apoyo (47,14%) y la falta de apoyo
institucional (45,71%) son desafíos presentes en la urbanidad y ruralidad, este desafío se presenta
en mayor proporción en el área urbana. El desafío de la falta de infraestructura 31,43% es
reconocida como un 15,71% en las dos áreas (urbana y rural).
La oposición activa es un desafío que se observa en el área rural con mayor incidencia
con el 20%, a diferencia del área rural con un 14,29% dando como total el 34,29%. Se realizó una
prueba de correlación para analizar estos desafíos, en donde los resultados muestran la falta de
apoyo institucional con un valor p de 0.012 (significativa) y una correlación 0.299(moderada) y
Vol. 11/ Núm. 2 2024 pág. 1045
la residencia tiene un impacto moderado, indicando que el lugar de residencia influye en este tipo
de desafío.
Tabla 8
Desafíos institucionales
Falta de apoyo financiero
Urban
o
% Rura
l
% Total
%
Si 31 44,29 28 40 84,29
No 8 11,43 3 4,29 15,71
N 39 55,71 31 44,29 100
Insuficiente capacitación
Urban
o
% Rura
l
% Total
%
Si 13 18,57 2 2,86 21,43
No 26 37,14 19 41,43 78,57
N 39 55,71 31 44,29 100
Falta de recursos materiales
Urban
o
% Rura
l
% Total
%
Si 21 30 19 27,14 57,14
No 18 25,71 12 17,15 42,86
N 39 55,71 31 44,29 100
Resistencia institucional al cambio
Urban
o
% Rura
l
% Total
%
Si 13 18,57 13 18,57 37,14
No 26 37,14 18 25,72 65,86
N 39 55,71 31 44,29 100
Otra (hacer un acompañamiento
permanente a las víctimas)
Urban
o
% Rura
l
% Total
%
Si 2 2,86 0 0 2,86
No 37 52.85 31 44,29 97,14
N 39 55,71 31 44,29 100
Nota. Información proporcionada por las mujeres promotoras por una vida sin violencia para las mujeres de la provincia
de Pichincha.
La falta de apoyo financiero (84,29%) se reporta un 44,29% en zona urbana y un 40% en
lo rural. Seguida por la falta de recursos materiales (57,14%) en el que la parte urbana tiene un
30% y lo rural el 27,14%. La resistencia institucional al cambio, se evidencia que es igual para
las promotoras urbanas y rurales con un 18,57% para cada área con un total de 37,14% lo que
evidencia que es uno de los desafíos en el cual se debe trabajar.
Vol. 11/ Núm. 2 2024 pág. 1046
El 21,43% de las promotoras afirman que existe insuficientes capacitaciones en las
instituciones existiendo el 18,57% en lo urbano y el 2,86% en lo rural. Se evidencia que otro de
los desafíos institucionales es que no hay un acompañamiento a la víctima de violencia de género
especialmente en lo rural 2,86%. Se realizó una prueba de correlación de Pearson el cual se
evidencia que existe una correlación de 0,325 (moderada) y un valor p:0.006 (significativa),
donde influye el lugar de residencia de las promotoras en la capacitación que tienen las
instituciones con las que relacionan en su labor de prevención de violencia de género y apoyo a
las víctimas.
Tabla 9
Apoyo iniciativas
Apoyo iniciativas de
violencia de género
Urbano % Rural % Total
%
Sí 15 21,43 2 2,86 24,29
No 24 34,29 29 41,43 75,71
N 39 55,71 31 44,29 100
Nota. Información proporcionada por las mujeres promotoras por una vida sin violencia para las mujeres de la provincia
de Pichincha.
El apoyo adecuado de las instituciones a iniciativas de violencia de género existe
diferencias significativas en la que el 75,71% considera que no existe ese apoyo adecuado,
principalmente es percibido por las promotoras del área rural con un 41,43% vs el área urbana
con un 34,29%. Mediante una correlación de Pearson se determina que existe una correlación de
0,371 y un valor p: 0.002, por lo que se puede afirmar que existe una relación importante entre la
residencia de las promotoras y el apoyo adecuado a las iniciativas de violencia de género que
puedan tener las promotoras de acuerdo a su área de residencia.
Tabla 10
Áreas que necesitan apoyo
Económico
Urbano % Rural % Total
%
Si 7 12,73 4 7,27 20
No 19 34,55 25 45,45 80
N 26 47,27 29 52,73 100
Capacitación y desarrollo
profesional
Urbano % Rural % Total
%
Si 3 5,45 9 16,36 21,82
No 23 41,82 20 36,36 78,18
N 26 47,27 29 52,73 100
Urbano % Rural % Total
%
Vol. 11/ Núm. 2 2024 pág. 1047
Infraestructura Si 2 3,64 2 3,64 7,27
No 24 43,64 27 49,09 92,73
N 26 47,27 29 52,73 100
Políticas y leyes más estrictas
Urbano % Rural % Total
%
Si 14 25,45 9 16,36 41,82
No 12 21,82 20 36,36 58,18
N 26 47,27 29 52,73 100
Otra (Interés e
involucramiento de las
autoridades parroquiales)
Urbano % Rural % Total
%
Si 0 0 5 9,09 9,09
No 26 47,27 24 43,64 90,91
N 26 47,27 29 52,73 100
Nota. Información proporcionada por las mujeres promotoras por una vida sin violencia para las mujeres de la provincia
de Pichincha.
El 41,82% percibe que las políticas y leyes deben ser más estrictas en la donde el 25,45%
es urbano y 16,35% en el área rural. La capacitación y desarrollo profesional es percibida como
importante con un 21,82% en la cual el área rural tiene el 16,36% vs el 5,45% del área rural por
lo que se determina que es importante el apoyo en esta área para las promotoras rurales.
El área económica 20% es importante en el área urbana con un 12,73% vs el área rural
con un 7,27%. Se realiza una correlación de Pearson y se determina que existe una correlación de
-0.299 (negativa moderad) y valor p: 0.026 (significativa) entre la residencia y el interés e
involucramiento de las autoridades lo que sugiere que las promotoras del área rural perciben una
falta de interés e involucramiento de las autoridades parroquiales con un 9,09% vs las promotoras
rurales que no presentan este tipo de desafío.
Tabla 11
Desafíos en la comunidad
Negación del problema
Urbano % Rural % Total
%
Si 21 30 17 24,29 54,29
No 18 25,71 14 20 45,71
N 39 55,71 31 44,29 100
Minimización de la violencia
Urbano % Rural % Total
%
Si 30 42,86 29 41,43 84,29
No 9 12,86 2 2,86 15,71
N 39 55,71 31 44,29 100
Vol. 11/ Núm. 2 2024 pág. 1048
Oposición activa
Urbano % Rural % Total
%
Si 2 2,86 0 0 2,86
No 37 52,85 31 44,29 97,14
N 39 55,71 31 44,29 100
Apatía
Urbano % Rural % Total
%
Si 11 15,71 8 11,43 27,14
No 28 40 23 32,86 72,86
N 39 55,71 31 44,29 100
Otra
Urbano % Rural % Total
%
Si 0 0 0 0 0
No 39 55,71 31 44,29 100
N 39 55,71 31 44,29 100
Nota. Información proporcionada por las mujeres promotoras por una vida sin violencia para las mujeres de la provincia
de Pichincha.
Se puede apreciar que el desafío que es relevante en la comunidad, al tratar de
implementar programas de prevención de violencia de género es la minimización de la violencia
con un 84,29% en donde hay un 41,43% en la ruralidad y en lo urbano 42,86% son valores altos
en ambos contextos, pero es evidente que en el área urbana es más alto.
La negación del problema 54,29% es ligeramente más en el área urbana con un 30% vs
el área rural con un 24,29%. La apatía 27,14% es un desafío que también tienen las promotoras
tanto en lo urbano como en lo rural. Mientras se observa una oposición activa en el área urbana
con un 2,86% que es baja pero que existe.
Tabla 12
Contribución significativa
Informar y educar a la comunidad
sobre sus derechos
Urban
o
% Rura
l
% Total
%
Si 27 38,57 29 41,43 80
No 12 17,14 2 2,86 20
N 39 55,71 31 44,29 100
Proveer apoyo legal
Urban
o
% Rura
l
% Total
%
Si 11 15,71 12 17,14 32,86
No 28 40 19 27,14 67,14
N 39 55,71 31 44,29 100
Vol. 11/ Núm. 2 2024 pág. 1049
Actuar como defensoras en casos
de violación de derechos
Urban
o
% Rura
l
% Total
%
Si 13 18,57 0 0 18,57
No 26 37,14 31 44,29 81,43
N 39 55,71 31 44,29 100
Implementación y mejora de
derechos humanos.
Urban
o
% Rura
l
% Total
%
Si 4 5,71 2 2,86 8,57
No 35 50 29 41,43 91,43
N 39 55,71 31 44,29 100
Crear y mantener redes de apoyo
para víctimas de violaciones de
derechos.
Urban
o
% Rura
l
% Total
%
Si 18 25,71 9 12,86 38,57
No 21 30 22 31,43 61,43
N 39 55,71 31 44,29 100
Supervisar y documentar casos de
violaciones de derechos
Urban
o
% Rura
l
% Total
%
Si 6 8,57 2 2,86 11,43
No 33 47,14 29 41,43 88,57
N 39 55,71 31 44,29 100
Nota. Información proporcionada por las mujeres promotoras por una vida sin violencia para las mujeres de la provincia
de Pichincha.
La percepción que tienen las promotoras de derecho a las acciones que realizan a la no
vulneración de derechos tenemos a el 80% que percibe que el informar y educar a la comunidad
sobre sus derechos es una de las contribuciones más significativas, teniendo un 41,43% en lo rural
vs un 38,57% en lo urbano. El crear y mantener redes de apoyo para víctimas de violencia de
derechos tenemos un 38,57% donde la mayoría está en el área urbana con un 25,71% vs un
12;86% en la ruralidad.
El proveer apoyo legal solo el 32,86% cree que es una acción destacada. El actuar como
defensoras en caso de violación de derechos solo en el área urbana lo perciben como una acción
significativa. Y la implementación y mejora de derechos humanos tiene un 8,57% y el supervisar
y documentar casos de violaciones de derechos el 11,43%.
Se realiza una correlación de Pearson donde se evidencia que existe una correlación de -
0,302 (negativa moderada) y valor p: 0,011(significativa) entre el área de residencia y la
contribución significativa de informar y educar a la comunidad sobre sus derechos, lo que
significa que a mayor residencia en áreas urbanas podría estar asociada con una menor percepción
de contribución significativa de esta acción.
Vol. 11/ Núm. 2 2024 pág. 1050
Así también tenemos que existe una correlación de 0,426 (positiva moderada) y valor p:
0.000 (significativa) entre área de residencia y el actuar como defensoras en casos de violación
de derechos, lo que significa que de acuerdo al lugar de residencia la percepción sobre actuar
como defensora en casos de violación de derechos cambia.
Tabla 13
Recomendaciones
Medidas recomendadas por promotoras para mejorar su labor
Esta labor debe ser reconocida, debido a que muchas son sobrevivientes de la violencia de
género y carecen de lo económico, pero tienen toda la voluntad de ayudar a más mujeres a salir
de la violencia, por lo que es importante tener talleres de psicología.
Emitir un carnet formal que acredite a las promotoras de derechos.
Que se brinde un incentivo económico para que continúen haciendo la prevención de la
violencia y así que el tiempo sea reconocido y valorado.
Ampliar la información con réplicas en todos los sectores y a todos los niveles sociales
Visibilizar la violencia como un flagelo que destruye a la sociedad
Garantizar el respaldo de las instituciones
Mayor seguimiento en casos de violencia
Destinar recursos para la logística de capacitaciones y sensibilización a la comunidad
Apoyo con más recursos materiales para una adecuada explicación de esta temática
Empoderar a más mujeres en la ruralidad en esta problemática para poder salir a territorio y
poder educar a las personas
Conocer mucho mejor al personal que presta servicios profesionales en Warmi Pichincha
Nota. Información proporcionada por las mujeres promotoras por una vida sin violencia para las mujeres de la provincia
de Pichincha, mismas que han sido sintetizas debido a que la mayoría tienen la misma recomendación.
En resumen, estas propuestas buscan asegurar un apoyo integral y sostenido a las
promotoras de derechos, garantizando recursos económicos, capacitación, reconocimiento
formal, y respaldo institucional para fortalecer su capacidad de intervenir eficazmente en la
prevención y atención de la violencia de género.
Tabla 14
Información adicional
Información que le gustaría compartir sobre los desafíos que enfrenta en su labor
La normalización de algunos tipos de violencia, ya que muchas mujeres se han acostumbrado
a vivir de esa manera.
Tener apoyo de promotoras en Pedro Moncayo puesto que son pocas
Las instituciones que garantizan los derechos están cerrado los fines de semana lo que impide
el acceso adecuado a las víctimas de violencia.
Las leyes ordinarias deben ir con la ley indígena
Seguimiento a los casos por los profesionales en territorio
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Compromiso real por parte de las autoridades y que no sea solo para publicidad es algo que
vive el Noroccidente de Pichincha
Tener un centro de acogida para víctimas de violencia
Inseguridad
Tener preparación avanzada en psicología
Nota. Información proporcionada por las mujeres promotoras por una vida sin violencia para las mujeres de la provincia
de Pichincha, mismas que han sido sintetizas debido a que la mayoría tienen la misma recomendación.
En resumen, se necesita una mayor inversión en recursos, capacitación, y un compromiso
real de las instituciones para mejorar el apoyo a las promotoras y a las víctimas de violencia de
género.
DISCUSIÓN
Los resultados revelan que todas las promotoras han sufrido un tipo de violencia a lo
largo de su vida teniendo así entre las que sobre salen la violencia física y psicológica. Según
Ellsberg & Heise (2015) la violencia física y psicológica son las formas más prevalentes de
violencia de género. La violencia física incluye agresiones como golpes y lesiones, mientras que
la violencia psicológica se manifiesta en abuso emocional y manipulación mental, ambos con
profundas repercusiones en la salud de las víctimas. El tiempo de participación de las promotoras
se concentran entre los 3-4 años con un 51,43% lo que hace que tengan un impacto significativo
por la experiencia relevante de las mismas.
Se revela similitudes y diferencias significativa entre las promotoras del área urbana y
rural, el haber realizado una separación entre promotoras en lo rural y urbano permite conocer
mejor las dinámicas sociales que influyen en la labor de las promotoras. Los desafíos más notables
en el área rural tienen que ver con los desafíos institucionales donde se evidencia falta de apoyo
financiero, falta de recursos materiales, el apoyo a iniciativas de violencia de género no es
adecuada ya que debe existir una capacitación y desarrollo profesional, así como el
involucramiento de las autoridades parroquiales ante la problemática de violencia de género es
evidente. Según ONU Colombia (2020) la falta de apoyo institucional, y la precariedad en el
acceso a servicios de salud y justicia, aumentan la vulnerabilidad de las mujeres en estas zonas,
lo que demanda una intervención urgente en términos de políticas públicas.
Otro de los desafíos que las promotoras han enfrentado por parte de la comunidad al tratar
de implementar programas de prevención de la violencia de género en la ruralidad presentan es
la minimización de la violencia el 94%, según McDonald & Flood (2012) indican que la negación
y la minimización son estrategias utilizadas para mantener el statu quo y evitar la responsabilidad
de abordar la violencia de género. Esto se refleja en los resultados de este estudio, donde la
minimización de la violencia es un obstáculo comúnmente citado por las promotoras en ambos
contextos, aunque con mayor prevalencia en las áreas rurales.
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Por otro lado, las promotoras urbanas enfrentan diversos desafíos como; Normalización
de la violencia con un 62%, es evidente que se da más en las ciudades, esto va acorde a lo que
dice Flood & Pease (2009) que examinan cómo la violencia de género se perpetúa a través de
normas culturales y sociales que la legitiman. Por lo que las personas pueden aceptar la violencia
de género como una norma cultural, sin cuestionarla ni reconocer su gravedad. El desinterés y
falta de apoyo que va en concordancia con lo que dicen Collins & Bilge (2016) que señalan a la
educación y la concienciación son esenciales para movilizar el apoyo social hacia las iniciativas
de cambio.
La falta de apoyo institucional con un 59%, así como falta de apoyo financiero,
acompañamiento permanente a las víctimas, la insuficiente capacitación por parte de las
instituciones encargadas. Para Bustelo (2016) sugiere que el apoyo institucional también implica
la supervisión y evaluación constante de las políticas y programas para asegurar su efectividad.
El respaldo de las instituciones es crucial para la implementación efectiva y sostenible de las
políticas de igualdad de género
Los desafíos que las promotoras han enfrentado por parte de la comunidad al tratar de
implementar programas de prevención de la violencia de género en la urbanidad es la negación
del problema con un 54%, que como lo menciona McDonald & Flood (2012) es una estrategia
para mantener el statu quo y así no tomar la responsabilidad en abordar la violencia de género.
Se observa en menor porcentaje pero que existen desafíos como es la oposición activa
que según Flood & Pease (2009), los esfuerzos de oposición activa a menudo son organizados
por grupos que se benefician de las estructuras de poder existentes y temen perder privilegios.
Así también la apatía que es una forma pasiva de resistencia.
Los desafíos similares que existen entre las promotoras en su territorio al realizar su labor
son; la negación al problema, la apatía, falta de recursos económicos, falta de infraestructura que
va en concordancia con lo que dice Heise (2018) destaca que la infraestructura insuficiente es un
obstáculo importante en la provisión de servicios efectivos para víctimas de violencia de género,
la resistencia institucional al cambio que para Lombardo & Mergaert (2013) es un fenómeno surge
durante los procesos de cambio, como la implementación de políticas de igualdad de género, y
cuyo objetivo es mantener el statu quo y oponerse a las transformaciones propuestas.
CONCLUSIONES
Las promotoras de derecho a una vida sin violencia para las mujeres en la provincia de
Pichincha han sufrido algún tipo de violencia, por lo que decidieron ser voluntarias para crear
redes de apoyo y solidaridad, donde asisten y orientan a mujeres en diversas situaciones de
violencia, para que puedan acceder a los servicios de protección y justicia. Estas mujeres
voluntarias llevan a cabo actividades de prevención y concienciación en la comunidad. Para
cumplir con este objetivo, las promotoras se capacitan en temas cruciales que les permiten
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expandir sus conocimientos y adquirir habilidades para apoyar de manera efectiva a las mujeres
víctimas de violencia o en riesgo de sufrirla, esta labor la realizan desde sus territorios en las
diferentes parroquias y cantones de la provincia.
Los desafíos que enfrentan las promotoras de derechos a una vida sin violencia para las
mujeres en la provincia de Pichincha, Ecuador, son varios, existiendo diferencias y similitudes
entre el área urbana y rural, diferenciándose en que las promotoras del área rural atraviesan
desafíos con las instituciones y autoridades, como son la falta de apoyo financiero y recursos
materiales; falta de apoyo a iniciativas para prevenir y disminuir la violencia de género y la
resistencia al momento de implementar programas de prevención sobre la violencia de género.
Mientras que las promotoras del área urbana enfrentan desafíos como la normalización de la
violencia de género, aceptándola como una regla cultural, sin cuestionarla ni reconocer su
gravedad; falta de apoyo institucional, financiero y desinterés; insuficiente capacitación por parte
de las instituciones encargadas y la difusión de mitos y estereotipos sobre violencia de género.
Existen desafíos similares entre las promotoras de las áreas urbanas y rurales al realizar
su labor en territorio, incluyendo así, la negación del problema de violencia de género lo que
dificulta que las victimas accedan a los servicios de protección, de igual forma la apatía frena las
iniciativas de apoyo. Además, la falta de recursos económicos e infraestructura limita la capacidad
de las promotoras para ofrecer un entorno seguro y adecuado a las víctimas y la resistencia
institucional al cambio es un desafío persistente, debido a que es común que las instituciones se
resistan a implementar políticas de igualdad de género, ya sea por temor a alterar estructuras de
poder establecidos o por falta de compromiso, lo que se videncia en la falta de inversión en
programas de capacitación y la tendencia a trivializar los problemas de género. Asimismo, hay
aspectos positivos como el acompañamiento permanente a las víctimas mediante y después del
proceso.
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