Vol. 11/ Núm.2 2024 pág. 1057

https://doi.org/10.69639/arandu.v11i2.326

La inteligencia emocional y su relación con el rendimiento
académico en estudiantes tecnológicos de la carrera de

educación inicial

Relationship between emotional intelligence and academic performance in university
students in the early education career


María José Cisneros Sánchez

mcisneros@est.unibe.edu.ec
https://orcid.org/0009-0005-9106-0299

Universidad Iberoamericana del Ecuador UNIB.E
Ecuador – Quito


Miriam Iglesias León

miriam.iglesias.leon@gmail.com
https://orcid.org/0000-0003-1335-0344

Universidad Iberoamericana del Ecuador UNIB.E
Ecuador – Quito


Artículo recibido: 18 agosto 2024 - Aceptado para publicación: 24 septiembre 2024

Conflictos de intereses: Ninguno que declarar

RESUMEN

La inteligencia emocional (IE) se define como la capacidad para percibir, comprender y gestionar

las emociones, y se ha vinculado con el rendimiento académico en diversos contextos educativos.

Aunque numerosos estudios han explorado esta relación, aún existen brechas en ciertos entornos

específicos, como en la región de la Sierra de Ecuador, especialmente en estudiantes de la carrera

de Educación Inicial. El objetivo principal de esta investigación es analizar la relación entre la

inteligencia emocional y el rendimiento académico de estudiantes mujeres de Educación Inicial.

Específicamente, se buscó conocer si dimensiones como la atención, claridad y reparación

emocional, influyen en el desempeño académico de las estudiantes. Se realizó un estudio

cuantitativo de carácter no experimental, aplicando un diseño descriptivo-correlacional. La

muestra consistió en 31 estudiantes mujeres de la carrera de Educación Inicial. Se utilizó el test

TMMS-24 para evaluar las dimensiones de la inteligencia emocional, mientras que el rendimiento

académico se midió a través de las calificaciones finales del tercer semestre. Los datos se

analizaron utilizando el software SPSS, aplicando pruebas de normalidad y la correlación de

Spearman para evaluar las relaciones entre las variables. Los resultados muestran correlaciones

positivas pero débiles entre las dimensiones de la IE y el rendimiento académico, sin alcanzar

niveles de significancia estadística. Esto sugiere que, aunque existen asociaciones entre la

inteligencia emocional y el rendimiento académico, estas no son lo suficientemente fuertes como

para establecer una relación directa y significativa en este contexto específico. No se encontró

una correlación significativa entre la inteligencia emocional y el rendimiento académico en la


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muestra estudiada. Se recomienda incorporar el desarrollo de competencias emocionales en la

formación docente, ya que podrían influir de manera indirecta en el rendimiento académico.

Además, se sugiere realizar investigaciones adicionales que incluyan variables mediadoras como

la motivación y la autoeficacia para comprender mejor el impacto de la inteligencia emocional en

la educación superior.

Palabras clave: inteligencia emocional, rendimiento académico, estudiantes, docentes,
educación superior

ABSTRACT

Emotional intelligence (EI) is defined as the ability to perceive, understand, and manage

emotions, and it has been linked to academic performance in various educational contexts.

Although numerous studies have explored this relationship, gaps still exist in certain specific

environments, such as in the Sierra region of Ecuador, particularly among students in the Early

Childhood Education program. The main objective of this research is to analyze the relationship

between emotional intelligence and the academic performance of Early Childhood Education

students in the Sierra of Ecuador. It aims to determine whether specific dimensions of EI, such as

attention, clarity, and emotional repair, influence the academic performance of students. A non-

experimental quantitative study was conducted, applying a descriptive-correlational design. The

sample consisted of 31 female students from the Early Childhood Education program. The

TMMS-24 test was used to assess the dimensions of emotional intelligence, while academic

performance was measured through final grades from the third semester. The data were analyzed

using SPSS software, applying normality tests and Spearman correlation to evaluate the

relationships between the variables. The results show weak but positive correlations between the

dimensions of EI and academic performance, without reaching levels of statistical significance.

This suggests that, although associations exist between emotional intelligence and academic

performance, they are not strong enough to establish a direct and significant relationship in this

specific context. No significant correlation was found between emotional intelligence and

academic performance in the studied sample. It is recommended to incorporate the development

of emotional competencies in teacher training, as they could indirectly influence academic

performance. Additionally, it is suggested to conduct further research that includes mediating

variables such as motivation and self-efficacy to better understand the impact of emotional

intelligence in higher education.

Keywords: emotional intelligence, academic performance, students, teachers, higher
education


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INTRODUCCIÓN

La inteligencia emocional (IE), definida por Salovey & Mayer (1990), como la capacidad

de reconocer los sentimientos y emociones propios y ajenos, ha evolucionado para incluir un

conjunto más amplio de habilidades mentales. Estas habilidades permiten no solo la percepción

y expresión precisa de las emociones, sino también su uso para facilitar el pensamiento,

comprender su significado y regularlas de manera eficaz para fomentar el crecimiento emocional

e intelectual. En 2011, Mayer y colaboradores ampliaron este concepto organizando la IE en

cuatro dimensiones principales: la percepción de las emociones, la facilitación emocional del

pensamiento, la comprensión de las emociones y la regulación de las emociones en uno mismo y

en los demás.

Además, la IE se puede categorizar en tres modelos principales: el modelo de habilidad, el

modelo mixto y el modelo de rasgos. El modelo de habilidad, propuesto por Salovey y Mayer, es

considerado el más preciso para estudiar la IE, ya que se centra en habilidades cognitivas puras

relacionadas con la emoción. Este enfoque sugiere que la inteligencia emocional pueda

desarrollarse y mejorarse a lo largo del tiempo mediante el entrenamiento y la práctica (Kanesan

& Fauzan, 2019). A diferencia de los modelos mixtos y de rasgos, que incluyen aspectos de la

personalidad, el modelo de habilidad se centra exclusivamente en la capacidad cognitiva para

procesar información emocional.

La relación entre la inteligencia emocional y el rendimiento académico ha sido

ampliamente investigada debido a la importancia de las emociones en los procesos cognitivos y

la capacidad de los estudiantes para gestionar situaciones de estrés. Diversos estudios han

encontrado que la inteligencia emocional tiene una correlación moderada con el rendimiento

académico, sugiriendo que habilidades como la autorregulación emocional y la empatía pueden

influir en el desempeño académico (Quílez-Robres et al., 2023). El rendimiento académico,

tradicionalmente medido a través de escalas numéricas, se define como un conjunto de

habilidades cognitivas, motrices y afectivas que los estudiantes desarrollan progresivamente

(González-Valenzuela & Ruiz, 2019).

En el contexto regional, varios estudios recientes han explorado esta relación en

universidades ecuatorianas, mostrando cómo diferentes dimensiones de la inteligencia emocional

impactan el rendimiento académico. En la Universidad Nacional de Chimborazo, Montalvo y

Peña (2020) encontraron que la atención emocional estaba positivamente relacionada con la

participación activa en clases y el rendimiento en evaluaciones finales, especialmente entre

estudiantes de educación inicial. De manera similar, en la Universidad Técnica del Norte en

Ibarra, Andrade y Ortiz (2019) investigaron el impacto de la reparación emocional en el

rendimiento académico, observando que los estudiantes que lograban gestionar mejor sus

emociones negativas obtenían calificaciones más altas en exámenes finales. Finalmente, en la


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Universidad Politécnica Salesiana de Cuenca, Torres y Vaca (2021) concluyeron que la claridad

emocional, es decir, la capacidad de comprender y diferenciar las emociones estaba

significativamente relacionada con el éxito académico en estudiantes de primer año de educación

inicial.

Estos estudios, tanto a nivel internacional como regional, subrayan la importancia de la

inteligencia emocional en la educación superior, particularmente en la formación de futuros

docentes. Para estos estudiantes, la capacidad de gestionar sus emociones es crucial para crear un

ambiente de aprendizaje positivo, gestionar situaciones de estrés o conflicto, y fomentar el

bienestar en el aula.

A pesar de la creciente evidencia que respalda la relación entre la IE y el rendimiento

académico, existen brechas de investigación en ciertos contextos, como en el Instituto

Universitario Japón, donde esta relación no ha sido explorada. En base a ello, surge la pregunta:

¿existe una relación significativa entre la inteligencia emocional y el rendimiento académico en

esta institución? El propósito de la presente investigación es observar el comportamiento de

ambas variables en este contexto específico, empleando un diseño de investigación descriptiva-

correlacional, tal como lo propone (Hernández Sampieri, Roberto et al., 2014), con el fin de

analizar posibles diferencias en los resultados y proporcionar evidencia adicional sobre el papel

de la IE en la educación superior. Por lo tanto, para esto es relevante considerar que las diferencias

culturales, el contexto educativo y las características de la población pueden influir en la relación

de estas dos variables.

El objetivo del presente estudio fue investigar cómo se relacionaba la inteligencia

emocional y el rendimiento académico de los estudiantes de la Carrera de Educación Inicial en la

región de la Sierra de Ecuador. La atención, la claridad y la reparación emocional fueron las tres

dimensiones de la inteligencia emocional que se midieron con el TMMS-24. Se creía que los

estudiantes con mayor inteligencia emocional, especialmente en términos de claridad emocional

y reparación emocional, tendrían mejores resultados académicos. Este estudio buscó brindar

sugerencias para mejorar la formación de docentes en Ecuador, destacando la importancia de

desarrollar competencias emocionales junto con habilidades pedagógicas.

Revisión Literaria

Existen diferentes autores que estudian el concepto de la inteligencia emocional, entre ellos

se destacan a Mayer y Salovey (1990) además de Goleman (Alonso-Serna, 2019). Por otra parte,

otros autores consideran a la inteligencia emocional como un constructo de dos inteligencias, de

las diez que menciona Gardner en su teoría de la las inteligencias múltiples, las inteligencias a las

cuales nos estamos refiriendo son la inteligencia interpersonal y la intrapersonal. (Martínez-

Rodríguez & Ferreira, 2023)


Vol. 11/ Núm.2 2024 pág. 1061

Inteligencia Interpersonal

La inteligencia interpersonal es una habilidad relacionada a la capacidad de manejar las

relaciones de manera efectiva, implica un agudo sentido de empatía, habilidades sociales e

interpretar los estados emocionales y motivaciones de las demás personas. Investigaciones en el

área psicológica y neurociencia han demostrado que la inteligencia interpersonal no solo es

fundamental en la formación de vínculos personales y profesionales, sino que también desempeña

un papel esencial en el liderazgo y colaboración en equipos de estudio o trabajo. La identificación

y el desarrollo de la inteligencia interpersonal puede llevar al fortalecimiento de las dinámicas

sociales. (Lopez Morote & Sanca Rojas, 2024)

Estudios recientes han sugerido que la inteligencia interpersonal está asociada con ciertas

estructuras y funciones cerebrales, como la corteza prefrontal y las regiones del cerebro

responsables del procesamiento emocional. La capacidad elevada de inteligencia interpersonal

está correlacionado a un mejor bienestar emocional y a la capacidad de resolver conflictos de

manera constructiva, lo que incluye un mejor rendimiento académico en caso de estudios, los

mismos que requieres de atención y solución de problemas. (Lopez Morote & Sanca Rojas, 2024)

Inteligencia Intrapersonal

La inteligencia intrapersonal se refiere a la capacidad de que tienen las personas de manejar

sus propias emociones, motivaciones, gustos y deseos. De acuerdo con Gardner (Mérida & Jorge,

2007), esta inteligencia es esencial para el desarrollo personal y el bienestar emocional porque

permite la autorreflexión y la toma de decisiones informadas. La resiliencia y la capacidad de

adaptación en situaciones de estrés están estrechamente relacionadas con la inteligencia

intrapersonal (Smith & Brown, 2020). El conocimiento de uno mismo son componentes

fundamentales de esta inteligencia, lo que facilita una regulación emocional efectiva y, en última

instancia, contribuye a una mejor salud (Mérida & Jorge, 2007).

La inteligencia intrapersonal no solo influye en la esfera personal, también tiene

implicaciones significativas en el ámbito educativo y profesional. Estudios realizados por Pérez-

Fuentes, (2019) encontró que los individual con alta inteligencia intrapersonal tienden a tener un

mejor rendimiento académico y una mayor satisfacción laboral. Esto se da por la capacidad de

crear metas realistas, gestionar sus tiempos de manera efectiva, y mantener altos niveles de

motivación personal; por lo tanto, las habilidades intrapersonales deberían ser una prioridad en

los programas de educación en todos sus niveles de estudio, también se debería convertir en una

política laboral con fines de incrementar la satisfacción en el trabajo que en contrapartida

brindaría mayor productividad a una empresa.

Rendimiento Académico

En el ámbito de las ciencias de la educación, el rendimiento académico se ha investigado

ampliamente debido a su relevancia en la formación integral de los estudiantes. Diversos estudios

han identificado que factores emocionales, socioeconómicos y familiares, entre otros, influyen


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significativamente en el desempeño académico. Según (Nicolás-Muñoz & García López, 2020),

la disponibilidad de recursos educativos y la participación familiar son esenciales para el éxito

estudiantil (Martínez-Usarralde, 2021) destacan que las condiciones del entorno y los aspectos

emocionales también juegan un papel determinante en la formación académica.

Además, la calidad de la enseñanza y las estrategias pedagógicas aplicadas contribuyen de

manera significativa al rendimiento académico, subrayando la necesidad de implementar políticas

educativas inclusivas y de alta calidad (Pérez-Fuentes, 2019). Por otro lado, la influencia de la

salud mental y emocional en el rendimiento académico ha cobrado gran importancia en los

estudios recientes (Gracia et al., 2022) señalan que el bienestar psicológico es un predictor

significativo del desempeño académico. En este contexto, García-Ruiz et al (2023) resaltan la

efectividad de las estrategias y programas de intervención psicológica en instituciones educativas

para mejorar tanto la salud mental como los resultados académicos de los estudiantes.

MATERIALES Y MÉTODOS

El presente estudio se enmarca en una investigación cuantitativa, de carácter no

experimental, aplicando un diseño descriptivo y correlacional (Hernández Sampieri, Roberto

et al., 2014). Se llevó a cabo una prueba piloto con una muestra de 31 estudiantes mujeres, en la

cual se aplicó el test TMMS-24 (Trait Meta-Mood Scale) de Mayer y Salovey, un instrumento

diseñado para evaluar la inteligencia emocional a través de tres dimensiones: atención emocional,

claridad emocional y reparación emocional. Su validez ha sido respaldada por estudios que

demuestran que los ítems reflejan adecuadamente el constructo teórico de la inteligencia

emocional, mostrando relaciones significativas con otras medidas psicológicas relevantes, así

como la capacidad de predecir comportamientos emocionales y de afrontamiento. En cuanto a su

confiabilidad, el TMMS-24 ha mostrado un coeficiente alfa de Cronbach superior a 0.70 para sus

subescalas, indicando una buena consistencia interna. Además, la confiabilidad test-retest ha

revelado que las puntuaciones son estables a lo largo del tiempo. Estas características hacen del

TMMS-24 un instrumento eficaz para la evaluación de la inteligencia emocional en diversas

poblaciones (Salovey & Mayer, 1990).

Para la aplicación del test en el proceso investigativo, se creó un formulario en Google

Forms, donde se incluyó el TMMS-24, que consta de 24 ítems, los cuales se pueden interpretar

según los puntos de corte mostrados en la Tabla 1

Tabla 1
Puntos de corte

Subescala Hombres Mujeres


Atención

Escasa < 21 < 24

Adecuada 22 a 33 25 a 35

Excesiva > 33 > 36


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Claridad

Escasa < 25 < 23

Adecuada 26 a 35 24 a 34

Excesiva > 36 > 35


Reparación

Escasa < 23 < 23

Adecuada 24 a 35 24 a 34

Excesiva > 36 > 35
Nota. En la tabla se muestran las dimensiones y como calificar el test TMMS-24 de Mayer y Salovery, junto con los

varemos tanto de hombres como mujeres.

En cuanto al rendimiento académico, se registraron las calificaciones finales del periodo

académico en una escala del 1 al 10, donde 7 representa la nota mínima aprobatoria. Se evaluaron

las calificaciones finales del tercer semestre de la carrera, que reflejan el promedio general de las

materias cursadas durante el año académico y se utilizaron como variable dependiente cuantitativa

discreta para establecer correlaciones con las distintas dimensiones de la inteligencia emocional.

Todos los análisis estadísticos descriptivos se realizaron utilizando el software SPSS. Para

la prueba piloto, se llevó a cabo la prueba de normalidad Kolmogorov-Smirnov (K-S), dado que

el tamaño de la muestra era menor a 30 (Jaramillo et al., 2023). Se interpretaron los resultados

según las siguientes hipótesis: La hipótesis nula (H₀) establece que los datos siguen una

distribución normal, mientras que la hipótesis alternativa (H₁) sostiene que no lo hacen. Dado que

algunas variables cumplieron con el supuesto de normalidad y otras no, se aplicó una prueba no

paramétrica de Spearman para evaluar las siguientes correlaciones:

Atención-rendimiento: La hipótesis nula (H₀) postula que no existe una correlación

significativa entre atención y rendimiento académico, mientras que la hipótesis alternativa

(H₁) sugiere que sí existe una correlación significativa.

Claridad-rendimiento: La hipótesis nula (H₀) afirma que no existe una correlación

significativa entre claridad y rendimiento académico, mientras que la hipótesis alternativa

(H₁) propone que sí existe una correlación significativa.

Reparación-rendimiento: La hipótesis nula (H₀) sostiene que no existe una correlación

significativa entre reparación y rendimiento académico, mientras que la hipótesis

alternativa (H₁) plantea que sí existe una correlación significativa.

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

Resultados del Test TMMS-24

El Test TMMS-24 se utiliza para medir tres dimensiones de la inteligencia emocional:

atención, claridad y reparación emocional. Los resultados generales de la muestra de 31

estudiantes mujeres de Educación Inicial arrojaron los siguientes valores:


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Tabla 2
Estadísticos – Inteligencia Emocional

Estadísticos Inteligencia Emocional

Atención Claridad Reparación

Media 54,42 27,77 29,10

Desv. Estándar 7,766 7,112 7,905

Varianza 60,318 50,581 62,490

Mínimo 33 8 8

Máximo 68 37 40

Percentiles 25 50,00 26,00 25,00

50 55,00 30,00 31,00

75 61,00 32,00 34,00
Nota. En la tabla se muestran relaciones entre atención, claridad y reparación.

Atención emocional: el percentil 25 se sitúa en una puntuación de 50.00, indicando que el

25% de las participantes tienen puntuaciones por debajo de este valor, lo que sugiere una atención

emocional escasa. La mediana (percentil 50) es de 55.00, lo que significa que la mitad de las

participantes tiene puntuaciones por debajo de este umbral, reflejando una atención emocional

adecuada. Por último, el percentil 75 se ubica en 61.00, lo que implica que el 75% de las

participantes tiene puntuaciones por debajo de este valor, destacando que el 25% superior presenta

atención emocional excesiva.
Claridad emocional: el percentil 25 es de 26.00, lo que indica que el 25% de las

participantes tienen puntuaciones por debajo de este valor, mostrando una claridad emocional

escasa. La mediana (percentil 50) se encuentra en 30.00, indicando que la mitad de las

participantes tienen puntuaciones de claridad emocional por debajo de este punto, lo que sugiere

una claridad emocional adecuada. El percentil 75 se sitúa en 32.00, lo que señala que el 75% de

las participantes tiene puntuaciones inferiores a este valor, indicando que el 25% superior presenta

una claridad emocional excesiva.

Reparación emocional: el percentil 25 es de 25.00, lo que indica que el 25% de las

participantes tienen puntuaciones por debajo de este nivel, lo que sugiere una capacidad escasa

para reparar emociones. La mediana (percentil 50) es de 31.00, lo que implica que la mitad de las

participantes tiene puntuaciones de reparación emocional por debajo de este umbral, indicando

una capacidad adecuada en esta área. Finalmente, el percentil 75 se encuentra en 34.00, lo que

sugiere que el 75% de las participantes tienen puntuaciones inferiores a este valor, destacando

que el 25% superior presenta una capacidad excesiva para la reparación emocional.

Resultados de la Relación de las Dimensiones del TMMS-24 con el Rendimiento Académico

Para analizar la relación entre las dimensiones de la inteligencia emocional y el rendimiento

académico de las estudiantes, se realizó primero una prueba de normalidad. Dado que el tamaño


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de la muestra superaba los 30 datos, se aplicó la prueba de Kolmogorov-Smirnov (K.S), cuyos

resultados se presentan en la Tabla 2 a continuación.

Tabla 3
Prueba Kolmogorov-Smirnov (K-S)
Variables Valor p

Atención 0,150

Claridad 0,010

Reparación 0,027

Rendimiento académico 0,150
Nota. La tabla presenta los valores p de la prueba de normalidad. La variable atención (p = 0,150) y rendimiento
académico (p = 0,150) no rechazan la hipótesis nula, sugiriendo distribución normal. En contraste, claridad (p = 0,010)
y reparación (p = 0,027) rechazan la hipótesis nula, indicando que no siguen una distribución normal.

Tras aplicarse la prueba de normalidad K-S, algunas variables cumplen con el supuesto

de normalidad y otras no. Por lo tanto, se usó una prueba no paramétrica para evitar suposiciones

sobre la normalidad en los datos. La prueba más adecuada para este caso fue la correlación de

Spearman.

Rendimiento-Atención

Los resultados para determinar la correlación entre las variables rendimiento y atención se

observan en la Tabla 3 a continuación.

Tabla 4
Correlaciones Atención - Rendimiento

Correlación Atención-Rendimiento Rendimiento

Atención Correlación de Spearman 0,111

Sig. (bilateral) 0,449

N 31

Valor p 0,552
Nota. La tabla presenta los resultados de la prueba de correlación entre atención y rendimiento.


Los resultados muestran que el coeficiente de correlación de Spearman fue r (31) = 0,111,

p = 0,552, lo que indica una correlación positiva muy débil. El nivel de significancia de 0,05

indica que no hay evidencia estadística para rechazar la hipótesis nula (H₀). Por lo tanto, se

concluye que no existe una correlación entre el rendimiento académico y la atención.

Rendimiento-Claridad

La correlación entre las variables rendimiento y claridad se muestran en la Tabla 4 a

continuación.


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Tabla 5
Correlaciones Rendimiento - Claridad

Correlación Rendimiento-Claridad Claridad

Rendimiento Correlación de

Spearman

0,135

Sig. (bilateral) 0,469

N 31

Valor p 0,46
Nota. En la tabla se muestran la correlación entre rendimiento y claridad.

La correlación entre rendimiento académico y la variable en estudio muestra un

coeficiente de Spearman de r (31) = 0,135, lo que indica una correlación positiva muy débil. El

valor p de 0,469 es mayor que el nivel de significancia de 0,05, lo que indica que no hay suficiente

evidencia para rechazar la hipótesis nula (H₀). Esto significa que no se puede afirmar que exista

una correlación significativa entre estas variables en esta muestra.

Rendimiento-Reparación

En el análisis realizado para investigar la relación entre la reparación emocional y el

rendimiento académico se muestra a continuación en la Tabla 5.

Tabla 6
Correlaciones Reparación - Rendimiento

Correlación Preparación-Rendimiento Reparación

Rendimiento Correlación de Spearman 0,097

Sig. (bilateral) 0,437

N 31

Valor p 0,602

Nota. En la tabla se muestran la correlación entre reparación y rendimiento

El coeficiente de correlación de Spearman entre la variable rendimiento académico y la

preparación es r (31) = 0,135, lo que indica una correlación positiva muy débil entre ambas. Esto

significa que, esta relación no es significativa. Por su parte, el valor p de 0,469 es mayor que el

nivel de significancia de 0,05, lo que indica que no hay evidencia suficiente para rechazar la

hipótesis nula (H₀). Esto significa que no se puede concluir que exista una correlación

significativa entre las variables analizadas en esta muestra.

DISCUSIÓN

Los resultados de este estudio ofrecen una perspectiva interesante sobre las correlaciones

entre diversos factores psicológicos y el rendimiento académico. Al comparar los hallazgos con

la literatura existente, se observa una consistencia general en cuanto a la falta de correlaciones

fuertes entre variables emocionales y cognitivas en ciertos contextos educativos. En el presente

estudio, los coeficientes de correlación de Spearman entre la atención (r = 0.111, p = 0.449),

claridad (r = 0.135, p = 0.469) y preparación (r = 0.097, p = 0.437) con el rendimiento académico


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muestran relaciones débiles y no significativas, lo que sugiere que estas variables, tal como fueron

medidas aquí, no influyen de manera significativa en el rendimiento académico.

Esta falta de relación significativa es consistente con el estudio de (Parker et al., 2004),

quienes también reportaron una correlación débil entre la inteligencia emocional (IE) y el

rendimiento académico. No obstante, en este estudio se señala que las subescalas como la

adaptabilidad (r = 0.37, p < 0.05) y la gestión del estrés (r = 0.32, p < 0.05), tenían correlaciones

más significativas con el rendimiento académico. Asimismo, encontró diferencias significativas

entre los estudiantes con calificaciones destacadas (GPA > 80%) y bajo el promedio (GPA <

60%); encontrado que tres dimensiones de IE: intrapersonal, adaptabilidad y gestión del estrés

pueden jugar un papel relevante durante periodos de transición, como el primer año de

universidad.

Por otro lado, (Amponsah et al., 2024) al estudiar la relación entre inteligencia emocional

y rendimiento académico, han encontrado que la dimensión de conciencia social (r = 0.137, p =

0.05), es un predictor débil pero relevante cuando se integra con otras habilidades. Asimismo,

encontró que el componente de gestión de relaciones (r = 0.175, p = 0.003), podría indicar que

las habilidades interpersonales, más que la preparación individual, juegan un rol más crucial en

el rendimiento académico. Estas diferencias, podría estar relacionada con la naturaleza de las

variables estudiadas. Mientras que el enfoque de la presente investigación se centra en la atención,

claridad y reparación, el estudio de Amponsah incorpora un marco más amplio de IE, lo cual

sugiere que habilidades emocionales como la gestión de relaciones y la conciencia social, tienen

un impacto más directo en el rendimiento académico que las variables de preparación, atención y

reparación.

En contraste, Chang & Tsai (2022) encontraron que el coeficiente de correlación entre IE

y el rendimiento académico fue de -0.006, lo que indica una relación no significativa. Estos

resultados son consistentes con lo encontrado en el presente artículo, en donde el rendimiento

académico y la IE tampoco es significativa. Sin embargo, Chang & Tsai (2022) señalan que el

impacto de la inteligencia emocional y el rendimiento académico es indirecto, ya que en su estudio

contemplaron la motivación y autoeficacia como variables mediadoras. Es decir, si la IE mejora

la autoeficacia, que a su vez mejora el rendimiento académico, entonces la autoeficacia está

mediando la relación entre IE y rendimiento.

Otro estudio, realizado por (Nieto-Carracedo et al., 2024), refuerza esta idea al no

encontrar una correlación directa significativa entre IE y rendimiento académico (r = 0.19, p =

0.06). Sin embargo, su análisis de mediación reveló que la IE influye en el rendimiento a través

de factores como el bienestar emocional, la motivación y las estrategias de aprendizaje. Este tipo

de resultados sugiere que el impacto de la IE puede no ser evidente cuando se mide de manera

directa, pero tiene efectos importantes cuando se consideran variables mediadoras.


Vol. 11/ Núm.2 2024 pág. 1068

Por otro lado, estudios como (Halimi et al., 2021) encontraron asociaciones significativas

entre subdimensiones de la inteligencia emocional (IE), como la autoevaluación emocional (SEA)

y el uso de emociones (UOE), y el rendimiento académico, con coeficientes de correlación que

varían entre r=0.427 y r=0.555 (p < 0.01). Los resultados del análisis de regresión múltiple

también indicaron que subdimensiones como el desarrollo personal, la estabilidad emocional, la

gestión de relaciones y el comportamiento altruista tienen un efecto significativo en el

rendimiento académico (p < 0.05).

Asimismo (Suleman et al., 2019), evaluaron la relación entre diversas subdimensiones de

la IE y el éxito académico en estudiantes universitarios, encontrando correlaciones positivas

significativas con el promedio general de calificaciones (CGPA). Entre las dimensiones con

mayor impacto se encuentran la autoconciencia (r = 0.993), la empatía (r = 0.972) y estabilidad

emocional (r = 0.959), todas con p < 0.01. Esto sugiere un fuerte vínculo entre la IE y el

rendimiento académico.
De manera similar, (Costa & Faria, 2015) reportan que el promedio académico GPA se

correlaciona significativamente con todas las medidas de IE evaluadas mediante los tests ESCQ

y VET (p < 0.001). El ESCQ mide competencias emocionales como la capacidad de percibir,

comprender y gestionar las emociones, mientras que el VET evalúa el conocimiento y

comprensión del vocabulario emocional. En su estudio, estas correlaciones fueron más fuertes en

el grado 10 y disminuyeron en los grados 11 y 12, lo que sugiere que el impacto de la IE en el

rendimiento académico puede variar según la etapa educativa.

De manera general, los estudios revisados indican que la relación entre IE y rendimiento

académico es compleja y puede verse influenciada por diversas variables mediadoras y

contextuales. Mientras que algunos estudios reportan correlaciones directas significativas, otros

sugieren que estas relaciones son indirectas y dependen de factores como la motivación y la

autoeficacia. Estos hallazgos subrayan la importancia de un enfoque más integral en la

investigación educativa que considere tanto las habilidades emocionales como las cognitivas en

el análisis del rendimiento académico.

CONCLUSIONES

El estudio concluye que no existe una correlación significativa entre la inteligencia

emocional y el rendimiento académico en la muestra analizada. A pesar de que se observan

correlaciones positivas débiles, estas no alcanzan niveles de significancia estadística. Sin

embargo, los resultados subrayan la importancia de desarrollar habilidades emocionales en el

ámbito educativo, especialmente en la formación de futuros docentes. Es posible que la IE tenga

un impacto más indirecto, afectando otras variables mediadoras como la motivación, la

autoeficacia y la resiliencia, que a su vez pueden influir en el rendimiento académico. Estas


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habilidades pueden ser particularmente importantes en el manejo del estrés académico, la

resolución de conflictos y la creación de un ambiente de aprendizaje positivo.

El estudio resalta de desarrollar competencias de inteligencia emocional en la formación

docente, no solo para mejorar el rendimiento académico, sino también para preparar a los futuros

educadores en la gestión de emociones, tanto propias como de sus estudiantes. El fortalecimiento

de estas competencias podría tener un impacto positivo en la calidad educativa y en el bienestar

emocional.

Finalmente, se recomienda realizar investigaciones adicionales que incorporen un análisis

más profundo de las variables mediadoras y contextuales, tales como las diferencias culturales, el

entorno educativo y las características individuales de los estudiantes, que podrían moderar la

relación entre IE y el rendimiento académico. También sería útil realizar estudios longitudinales

para observar cómo evoluciona esta relación a lo largo del tiempo y en diferentes etapas de la

formación académica.


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