Vol. 11/ Núm. 1 2024 pág. 3151
INTRODUCCIÓN
La creciente y constante preocupación por reducir la contaminación ambiental en el mundo
ha llevado a explorar diversas formas para mejorar y optimizar las operaciones de las empresas,
además de que junto a ello deben seguir aumentando su capacidad de competir entre ellas. Por lo
cual hoy en día es primordial que las empresas y en especial las micro, pequeña y medianas
(MIPYMES), sigan actualizando sus funciones, áreas y técnicas que utilicen para seguir siendo
competitivas contra las grandes empresas en el ritmo del entorno tan acelerado en el que se vive,
sin dejar de lado su conciencia con el medio ambiente y la contaminación que también generan.
Particularmente en México, de acuerdo el área metropolitana de la Ciudad de México es
una de las áreas urbanas más grandes y contaminadas del mundo y cerca del 85% de los
contaminantes del aire en esta área provienen de vehículos automotores (Cota Salgado, 2020).
Además, según el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC) de la
Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (INECC,2021) de las distintas fuentes de
emisiones netas de CO2 en el país, el autotransporte contribuye con el 30.14% de las emisiones
totales de CO2 en el inventario general, y es el mayor emisor dentro de la categoría de transporte,
donde las emisiones totales por transporte son de 146,186.460Gg (giga gramo), lo que significa
que el autotransporte representa el 94.08% de las emisiones dentro del sector de transporte.
Es evidente que la reducción de los niveles de contaminación es un tema prioritario, no
solo por sus beneficios ambientales, sino también por el impacto en la disminución de los costos
asociados al transporte terrestre. A medida que la tendencia global avanza hacia la entrega directa
de productos al cliente, en lugar de que el cliente acuda por ellos, se hace más necesario optimizar
las operaciones logísticas.
Kuo y Wang (2011) afirman que estrategias como la minimización de la distancia recorrida,
la optimización de la velocidad y la gestión eficiente del peso de la carga son claves para reducir
el consumo de combustible y, por lo tanto, las emisiones de carbono.
También Rincón Abril (2001) destaca que la planificación eficiente en la distribución de
productos desde diversos depósitos hacia los consumidores finales es clave en la logística, ya que
puede reducir significativamente los costos de transporte, los cuales representan entre el 10% y
el 20% del costo final de los productos. Por ello, recomienda el uso de técnicas de Investigación
Operativa para optimizar este proceso.
Con lo cual una de las herramientas que ayudaría con lo dicho por Kuo y Wang, y Rincón
es el Problema del Agente Viajero, esta herramienta determina la ruta más eficiente para un
vendedor que debe visitar múltiples ubicaciones de clientes y regresar al punto de partida además
de entrar dentro de las técnicas de Investigación operativa. El Problema del Agente Viajero (TSP)
puede representarse mediante un gráfico, donde los nodos simbolizan las ubicaciones y los bordes
(o arcos) representan los trayectos directos entre ellas. (Rutas para vehículos | OR-Tools, s. f.)