Vol. 11/ Núm. 2 2024 pág. 3280
INTRODUCCIÓN
En la actualidad, los hábitos de lectura entre los adolescentes enfrentan un declive
significativo, impulsado en gran medida por la proliferación de dispositivos digitales y
plataformas de entretenimiento que compiten directamente con los textos tradicionales (García-
Mera & Silva-Jiménez, 2023). Aunque la tecnología ofrece oportunidades únicas para transformar
la educación, también ha generado desafíos críticos para los educadores, quienes deben
desarrollar estrategias innovadoras que integren herramientas digitales con la enseñanza de
habilidades lectoras profundas y críticas (Martínez-Sánchez & Moreno, 2023). Este escenario
plantea la necesidad de una reevaluación integral de los métodos pedagógicos para revitalizar el
interés por la lectura en el entorno digital.
La investigación sobre estrategias digitales para fomentar la lectura ha sido amplia en
contextos internacionales. En Europa, se ha demostrado que las aplicaciones móviles y las
plataformas de e-books pueden aumentar la motivación y la comprensión lectora, al proporcionar
experiencias de lectura personalizadas y accesibles (Delgado Mero & Ponce Ocaña, 2023). Por
ejemplo, estudios en Alemania y España han documentado que los estudiantes que utilizan
herramientas interactivas digitales muestran mejoras en su capacidad de análisis crítico y su
compromiso con los textos literarios (Pulido, 2021; Rodero Antón & Rodríguez de Dios, 2021).
En Asia, las redes sociales literarias han demostrado ser particularmente efectivas para fomentar
el aprendizaje colaborativo y la construcción de comunidades lectoras (Choez, 2021).
En América Latina, el panorama es más diverso. Mientras que algunos países han avanzado
en la integración de tecnologías digitales en el currículo, las desigualdades en el acceso a la
tecnología y la falta de formación docente limitan la efectividad de estas herramientas (Ochoa-
Martínez & Díaz-Neri, 2021). En Ecuador, aunque el Ministerio de Educación ha promovido
iniciativas digitales, los estudios que evalúan su impacto en la lectura son escasos y carecen de
un enfoque experimental riguroso (González-Quizhpe, Tupiza-Hernández & Cano-Delgado,
2022). Esto representa una brecha importante, considerando que las herramientas digitales pueden
no solo democratizar el acceso a recursos educativos, sino también adaptarse a las preferencias
tecnológicas de los jóvenes.
Los marcos teóricos recientes destacan que la motivación intrínseca y el aprendizaje
personalizado son factores clave en el éxito de estrategias digitales (Deci & Ryan, 2000). Sin
embargo, existe un vacío en la literatura sobre cómo estas estrategias pueden ser implementadas
eficazmente en contextos diversos como el ecuatoriano, donde las diferencias culturales,
económicas y tecnológicas pueden influir en los resultados. Además, si bien se ha estudiado
ampliamente el impacto de estas herramientas en la motivación, pocos trabajos han explorado su
efecto combinado en la comprensión lectora y la participación activa en entornos educativos
mixtos (Martínez-Sánchez & Moreno, 2023).