Vol. 12/ Núm. 1 2025 pág. 1
https://doi.org/
10.69639/arandu.v12i1.599
Crisis económicas en el sector bananero ecuatoriano periodo
1998 -2022

Economic crises in the Ecuadorian banana sector, period 1998 -2022

Yordy Marcelo Armijos Armijos

yarmijos7@utmachala.edu.ec

https://orcid.org/0000-0001-8075-0490

Universidad Técnica de Machala

Ecuador Machala

Ana Cecilia Astudillo Capa

aastudill2@utmachala.edu.ec

https://orcid.org/0009-0000-8477-8044

Universidad Técnica de Machala

Ecuador Machala

Eco. Agrop. Virgilio Eduardo Salcedo Muñoz Mg. Sc

vsalcedo@utmachala.edu.ec

https://orcid.org/0000-0001-9821-3722

Universidad Técnica de Machala

Ecuador Machala

Artículo recibido: 20 diciembre 2024 - Aceptado para publicación: 26 enero 2025

Conflictos de intereses: Ninguno que declarar

RESUMEN

El estudio analizó el impacto de las crisis económicas en el sector bananero ecuatoriano durante
1998-2022, enfocándose en indicadores clave como producción, exportación y precios
internacionales. Con un enfoque cuantitativo y diseño descriptivo-longitudinal, se emplearon
series de tiempo y análisis de crecimiento anual, utilizando datos históricos de FAOSTAT y el
Banco Central del Ecuador. Los resultados evidenciaron que eventos como el fenómeno de El
Niño (1998), la crisis financiera global (2008) y la pandemia de COVID-19 (2020) afectaron
significativamente la producción y exportación. En 1998, la producción disminuyó por
condiciones climáticas adversas y precios bajos, mientras que la crisis de 2008 redujo los
márgenes de ganancia pese a un aumento en la producción. La pandemia trajo restricciones
logísticas y disminución de la demanda global, impactando tanto la producción como las hectáreas
sembradas. A pesar de estas adversidades, el sector demostró resiliencia, adaptándose mediante
la diversificación de mercados, adopción de tecnologías y prácticas agrícolas sostenibles. Para
2022, aunque persistía la inestabilidad, se registraron señales de recuperación en hectáreas
sembradas y exportaciones. La investigación concluye que la capacidad de innovación y
adaptación es clave para enfrentar las incertidumbres económicas y climáticas, asegurando la
sostenibilidad del sector en el largo plazo
.
Palabras clave:
sector bananero, Ecuador, crisis económica, resiliencia, exportaciones
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ABSTRACT

This study analyzes the impact of
economic crises on Ecuador's banana sector between 1998 and
2022, focusing on key indicators such as production and exports to assess its vulnerability and

resilience. Employing a descriptive
-longitudinal and non-experimental quantitative approach, the
res
earch examines data without variable manipulation. Using historical data from FAOSTAT and
the Central Bank of Ecuador, trends in production, exports, and international prices were

identified through time series analysis. Results revealed the banana sector'
s susceptibility to
climatic and economic disruptions, including the 1998 El Niño phenomenon, the 2008 global

financial crisis, and the COVID
-19 pandemic. The findings highlight fluctuations in production
and exports due to external shocks, reduced profita
bility, and increased production costs. Despite
challenges, the sector demonstrated resilience by adapting through technological advancements,

market diversification, and sustainable practices. By 2022, production partially recovered,

reflecting efforts to
stabilize and innovate amidst ongoing uncertainties. This research
underscores the critical role of the banana sector in Ecuador's economy and its capacity for

adaptation and recovery, even in the face of persistent challenges.

Keywords:
banana sector, Ecuador, economic crises, resilience, exports
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INTRODUCCIÓN

Las crisis económicas han tenido profundas implicaciones en la economía de Ecuador. Por
ejemplo, la crisis de la deuda en los años 80 condujo a una severa recesión económica, marcada
por la contracción del PIB y altos niveles de inflación. Según los autores Fernández & Lara (1998)
entre 1981 y 1983 el país fue gobernado por Osvaldo Hurtado, quien asumió la presidencia en
1981 tras el fallecimiento de Jaime Roldós Aguilera periodo estuvo marcado por dificultades
económicas debido a una combinación de factores como la deuda externa, crisis políticas internas.

En este sentido, la productividad del país se desaceleró considerablemente, pasando de un
crecimiento del 3,9% a un decrecimiento del -2,8% anual. Esta cifra negativa dio lugar a un
proceso inflacionario, con una tasa anual de variación de precios que pasó del 16,7% al 63,4% en
un solo año, entre septiembre de 1982 y septiembre de 1983. Además, la economía experimentó
una importante pérdida de reservas, que pasaron de 857 millones de dólares a 151 millones entre
1980 y 1983. Durante este periodo, el déficit de cuenta corriente alcanzó en 1982 los 1.182
millones de dólares, es decir, el 10% del PIB de aquel entonces. A esto se le sumo la carga de la
deuda externa, combinada con la caída de los precios del petróleo, lo cual debilitó la capacidad
del país para invertir en infraestructura y servicios públicos (Torres-Quezada et al., 2023).

Más recientemente, la crisis del 2008, exacerbada por la caída de los precios del petróleo
que paso de un máximo de USD 147.27 por barril en julio a USD 98.53 por barril en octubre,
reflejando una tendencia en la caída en los precios, debido a factores económicos como la crisis
financiera global, que llevó a una desaceleración económica que afectó severamente a sectores
clave como el bananero y el petrolero (Banco Central del Ecuador, 2008; Flores Cevallos & Flores
Tapia, 2020; Lara Haro et al., 2022). Estas crisis suelen resultar en mayores niveles de desempleo,
reducción de ingresos fiscales y aumento de la pobreza, afectando negativamente el desarrollo
económico y social del país (Polga-Hecimovich & Sánchez, 2021).

El sector bananero ecuatoriano ha sido durante décadas uno de los pilares fundamentales
de la economía del país, este producto no solo es crucial para las exportaciones nacionales, sino
que también desempeña un papel vital en la generación de empleo e ingresos para miles de
familias ecuatorianas (Moncayo et al., 2024; Zhiminaicela-Cabrera et al., 2020). Las
exportaciones bananeras representan entre el 2 y 3% del Producto Interno Bruto (PIB) agrícola
de Ecuador y es un componente esencial del comercio internacional del país (Jumbo Ordóñez et
al., 2020). Sin embargo, la economía global ha experimentado diversas crisis que han tenido
repercusiones significativas en la producción y comercialización del banano ecuatoriano (Polga-
Hecimovich & Sánchez, 2021).

Durante el período comprendido entre 1998 y 2022, Ecuador enfrentó varios desafíos
económicos que han afectado directamente a su industria bananera. Desde la crisis financiera
global de 2008 hasta la reciente pandemia de COVID-19, estos eventos han alterado los patrones
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de producción y los mercados de destino del banano ecuatoriano (Altendorf, 2020; Jumbo
Ordóñez et al., 2020; Molina, 2020). Cada una de estas crisis ha traído consigo una serie de
desafíos, como la disminución de la demanda global, fluctuaciones en los precios, y la
implementación de barreras comerciales que han impactado negativamente en la rentabilidad de
los productores (Molina, 2020).

La industria bananera, que ha sido históricamente resiliente, ha tenido que adaptarse a estos
cambios abruptos, la capacidad de respuesta de Ecuador ante estas crisis ha sido crucial para
mitigar los impactos adversos en la producción y exportación de uno de sus principales productos
agrícolas (Camino et al., 2016). Las estrategias adoptadas por los productores y exportadores, así
como las políticas gubernamentales implementadas, han jugado un papel fundamental en la
estabilización del sector durante estos períodos de incertidumbre económica (Ministerio de
Comercio Exterior del Ecuador, 2017). Entre las estrategias adoptadas se encuentran la
diversificación de mercados, buscando nuevos destinos para reducir la dependencia de mercados
tradicionales; la optimización de la cadena de suministro, mediante tecnologías y procesos más
eficientes para mantener la competitividad; y la adopción de certificaciones internacionales como
GlobalG.A.P. y Rainforest Alliance, que facilitan la entrada a mercados exigentes (Camino et al.,
2016).

Durante las crisis, la producción y exportación de banano han sido afectadas por diversos
factores como cambios en la demanda global, fluctuaciones de precios y barreras comerciales,
impactando directamente en los ingresos de los productores y en las economías locales donde se
cultiva este fruto (Cioppo, 2016; León et al., 2020). En base a estos antecedentes se planteó el
objetivo de analizar el impacto de las crisis económicas en el sector bananero ecuatoriano en el
período 1998-2022 a partir del estudio de indicadores clave como la producción y exportación
para comprender su vulnerabilidad y capacidad de resiliencia frente a perturbaciones económicas.

Marco Teórico

Historia de las crisis económicas en Ecuador durante 1998-2022

Ecuador ha enfrentado diversas crisis económicas a lo largo de su historia reciente,
especialmente entre 1998 y 2022, la crisis financiera de 1999, provocada por la inestabilidad
bancaria y la devaluación de la moneda, resultó en una severa recesión económica (Flores
Cevallos & Flores Tapia, 2020). Posteriormente, la crisis financiera global de 2008 y más
recientemente, la pandemia de COVID-19 en 2020 con impacto devastador para la economía.

Además de estas crisis, el país ha enfrentado otros desafíos económicos, como
fluctuaciones en los precios del petróleo y la fuerte dependencia de las exportaciones de materias
primas. Cada una de estas crisis ha desencadenado respuestas políticas y económicas diferentes,
incluyendo medidas de austeridad, devaluaciones monetarias y cambios en la política fiscal, que
han tenido efectos de largo alcance en la economía nacional (Sawers, 2005; Vásquez López et al.,
2021; Villamar et al., 2016).
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Las crisis económicas en Ecuador y su impacto en el sector agrícola ecuatoriano

Las crisis económicas han tenido efectos profundos en el sector agrícola de Ecuador, un
pilar clave de su economía, durante las recesiones, la disminución de la demanda y los precios de
los productos agrícolas afectaron negativamente a los ingresos de los productores (Polga-
Hecimovich & Sánchez, 2021; Villamar et al., 2016). La crisis financiera de 1999 llevó a una
contracción en el crédito disponible para los agricultores, exacerbando la capacidad de inversión
y modernización del sector. De manera similar, la crisis de 2008 y la pandemia de 2020 resultaron
en interrupciones en las cadenas de suministro, aumentos en los costos de producción y
dificultades para acceder a mercados internacionales.

El impacto de estas crisis también se ha manifestado en la reducción de la capacidad
exportadora del país, afectando cultivos claves como el cacao, el café y las flores, además del
banano (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, 2020).

Tabla 1

Exportaciones de productos agrícolas de Ecuador

Año
Banano Cacao Café Flores
2019
3.295,2 859,2 174,5 879,5
2020
3.669,0 943,1 163,2 827,2
2021
3.574,8 1.002,3 180,4 843,7
2022
3.450,0 950,0 170,0 800,0
Fuente: Banco Central del Ecuador

Los agricultores han tenido que lidiar con la falta de financiamiento, problemas de
infraestructura y fluctuaciones en los precios internacionales, que han complicado su situación
económica de acuerdo a lo reportado por el Banco Central del Ecuador (Martinez et al., 2007).
La respuesta gubernamental ha sido variada, incluyendo subsidios, apoyo técnico y programas de
alivio financiero, pero la recuperación del sector ha sido un proceso lento y complejo.

Evolución de la industria bananera en Ecuador (1998-2022)

La industria bananera ecuatoriana ha mostrado una notable capacidad de adaptación y
resiliencia a lo largo del período 1998-2022. A pesar de enfrentar múltiples crisis económicas, el
sector ha continuado evolucionando y manteniendo su competitividad en el mercado global
(Labrador et al., 2020). Las mejoras tecnológicas en la producción, la implementación de prácticas
sostenibles y las inversiones en infraestructura han sido clave para su desarrollo. Además, la
diversificación de mercados de exportación y la búsqueda de certificaciones internacionales han
permitido a los productores ecuatorianos acceder a nuevos nichos de mercado y mejorar la calidad
de sus productos (Torres-Quezada et al., 2023).

La innovación en técnicas de cultivo y la introducción de variedades de banano más
resistentes a enfermedades han sido también factores importantes en la evolución del sector
(Flores Cevallos & Flores Tapia, 2020). Las alianzas entre productores, el gobierno y
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organizaciones internacionales han facilitado la implementación de mejores prácticas agrícolas y
el acceso a nuevos mercados (Lara Haro et al., 2022). La industria bananera en Ecuador no solo
ha sobrevivido a las crisis, sino que ha encontrado formas de prosperar, demostrando la capacidad
del país para mantener su posición como líder en la exportación de banano a nivel mundial (Polga-
Hecimovich & Sánchez, 2021).

El sector bananero en Ecuador y su aporte a la economía ecuatoriana

El sector bananero genera aproximadamente 250,000 plazas de empleo de forma directa
e indirecta (Ecuavisa, 2023; Suriaga et al., 2023), esta cifra incluye tanto a quienes participan
directamente en la producción, cosecha, empaquetado y exportación de la musácea, como a
quienes trabajan en empresas y servicios afines que se benefician indirectamente de la actividad
bananera.

Este sector no solo es fundamental para la balanza comercial del país, sino que también
juega un papel crucial en el desarrollo socioeconómico de las regiones productoras,
proporcionando ingresos y mejorando las condiciones de vida de las comunidades rurales.

Además del impacto económico, el sector bananero tiene una gran importancia social y
cultural en Ecuador, las plantaciones de banano han sido parte del paisaje rural ecuatoriano
durante generaciones, y el trabajo en estas plantaciones es una fuente vital de sustento para
muchas familias (Cioppo, 2016). Las exportaciones de banano también ayudan a mantener
relaciones comerciales con países de la Unión Europea, EEUU, China y Rusia, fortaleciendo la
posición de Ecuador en el mercado global, los esfuerzos recientes para mejorar la sostenibilidad
y las prácticas laborales en la industria también reflejan una creciente conciencia sobre la
responsabilidad social y ambiental.

Impacto de las crisis económicas en el sector bananero

Las crisis económicas han tenido un impacto considerable en el sector bananero
ecuatoriano, durante la crisis financiera de 1999, la devaluación de la moneda y la inflación
afectaron los costos de producción y exportación. Según Flores Cevallos & Flores Tapia (2020),
el valor de las exportaciones de banano se redujo de $1,046 millones en 1998 a $798 millones en
1999, una disminución del 23.6%. Asimismo, la inflación incrementó los costos de insumos
agrícolas, encareciendo la producción. La crisis global de 2008 también afectó severamente al
sector. La demanda internacional de banano disminuyó, resultando en una caída de los precios.
Entre 2008 y 2009, el precio promedio de la caja de banano cayó de $5.89 a $4.97, una
disminución del 15.6%. Esta reducción de ingresos impactó directamente a los productores,
muchos de los cuales enfrentaron dificultades financieras significativas.

MATERIALES Y MÉTODOS

El presente estudio emplea un enfoque cuantitativo con un diseño de investigación
descriptivo-longitudinal y no experimental, con el fin de analizar el impacto de las crisis
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económicas en el sector bananero ecuatoriano durante el periodo 1998-2022. Este enfoque se
selecciona debido a que permite examinar datos históricos y actuales sin manipular las variables,
lo cual es clave para proporcionar una visión precisa y objetiva de las tendencias y patrones a lo
largo del tiempo, tal como sugieren Hernández Sampieri et al. (2014).

La investigación sigue un método analítico-sintético para analizar y descomponer
indicadores clave del sector bananero, tales como la producción, exportación y precios
internacionales del banano. Esta técnica es esencial para interpretar datos complejos de manera
estructurada, desglosándolos en elementos más simples para luego sintetizarlos en una
comprensión holística del impacto de las crisis económicas. A través de este enfoque, se podrá
identificar de manera clara cómo las fluctuaciones económicas influyen en la dinámica del sector
a lo largo del tiempo (Hernández Sampieri et al., 2014).

Se diseñó un estudio exhaustivo que combinó el análisis de series de tiempo con el
examen detallado de datos económicos y comerciales clave. La investigación se basó en datos
históricos disponibles en FAOSTAT de la FAO para obtener información precisa sobre la
producción anual de banano en Ecuador (FAO, 2024). Estos datos fueron esenciales para trazar
la evolución en la producción y exportaciones a lo largo de más de dos décadas, permitiendo
identificar patrones significativos y tendencias a través del tiempo mediante series de tiempo y
análisis de la tasa de crecimiento anual.

Además, se recopilaron datos detallados de exportaciones proporcionados por el Banco
Central del Ecuador, los cuales ofrecieron una perspectiva integral sobre los volúmenes
exportados y los ingresos generados por el banano ecuatoriano en los mercados internacionales
durante los períodos de crisis económicas identificados. Utilizando técnicas análisis de series de
tiempo, se examinaron los datos para discernir cambios significativos en la producción y
exportación de banano en respuesta a las crisis económicas. Este enfoque no solo permitió
identificar variaciones estacionales y a largo plazo, sino también evaluar cómo eventos como la
crisis del fenómeno del niño de 1998, la crisis financiera global de 2008 y la pandemia de análi-
19 entre otras crisis impactaron específicamente en el sector bananero ecuatoriano.

Los resultados fueron interpretados a la luz de la literatura científica y reportes oficiales
del estado, los cuales proporcionaron contexto sobre las causas y efectos de las crisis económicas
en la agricultura, especialmente en el sector del banano. Esta contextualización fue crucial para
comprender las dinámicas económicas y comerciales que moldearon la producción y exportación
de banano en Ecuador durante el período estudiado.
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Figura 1

Diagrama de embudo que ilustra cómo se va a desarrollar la metodología

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

Luego de colectar la información de las bases de datos depurar, revisar y ordenar la
información se realizaron graficas de series de tiempo para describir las variaciones presentadas
dentro del estudio, con el fin de identificar puntos clave en cada fecha evaluada.

Figura 2

Serie de tiempo y tasa de crecimiento de la producción de banano producido durante 1998 a 2022

En 1997, el país había alcanzado una producción cercana a los 5,75 millones de toneladas
de banano, una cifra significativa que reflejaba la estabilidad de la producción en el país
(Quiloango-Chimarro et al., 2024). Sin embargo, en 1998, la producción cayó a alrededor de 5,46
millones de toneladas, debido no solo a la inestabilidad económica interna, sino también a los
efectos del fenómeno de El Niño, que causó alteraciones climáticas severas en la región. Las
lluvias excesivas y las variaciones extremas de temperatura afectaron tanto la cantidad como la
calidad de los cultivos, mientras que los precios internacionales del banano comenzaron a caer,

Identificación de las variaciones en los indicadores clave del
sector bananero a partir del impacto de las crisis
economicas.

Recopilación de
datos de
exportaciones
del Banco
Central del
Ecuador.

Análisis de
series de tiempo
para estudiar la
evolución de
los indicadores
clave del sector
bananero.

Utilización de
FAOSTAT de
la FAO para
datos de
producción de
banano.
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lo que dejó a muchos productores en una situación precaria (Magdama et al., 2020). Los costos
de producción aumentaron, y muchos pequeños y medianos productores se vieron obligados a
abandonar sus tierras o reducir su producción. La crisis económica global y la falta de acceso a
financiamiento agrario adecuado agrandaron aún más las brechas de competitividad.

A pesar de los esfuerzos por recuperarse, el sector volvió a enfrentar un golpe duro en
2008, cuando la crisis financiera global afectó la estabilidad de los mercados internacionales.
Aunque la producción de banano alcanzó un récord histórico en 2009 con 7,64 millones de
toneladas, los precios internacionales comenzaron a disminuir drásticamente. La caída en los
precios no fue proporcional al incremento en la producción, lo que generó un entorno de bajos
márgenes para los productores (Morales Castro et al., 2022a). Mientras que la oferta crecía, la
demanda no aumentaba en la misma medida, lo que resultaba en precios bajos y una rentabilidad
aún más escasa. Además, los costos de producción aumentaron debido al encarecimiento de
insumos agrícolas y la devaluación de la moneda, lo que complicó aún más la situación para los
productores. Muchos se vieron obligados a recortar costos, lo que afectó, en algunos casos, la
calidad del producto. Estos años de incertidumbre revelaron las vulnerabilidades del sector
bananero ante la volatilidad de los mercados globales y la falta de políticas públicas que apoyaran
de manera efectiva a los pequeños productores frente a crisis de esta magnitud.

El impacto de la pandemia de COVID-19 en 2020 marcó una nueva fase de incertidumbre
para el sector bananero ecuatoriano. Aunque la producción se mantuvo en un nivel considerable
de aproximadamente 6,02 millones de toneladas, el contexto global cambió drásticamente (Jumbo
Ordóñez et al., 2020). Las restricciones sanitarias, el cierre de fronteras, la interrupción de las
cadenas logísticas y la reducción de la demanda en algunos mercados internacionales afectaron
tanto la comercialización como la exportación del producto. A nivel local, los productores
enfrentaron desafíos adicionales relacionados con la escasez de mano de obra debido a las
medidas de confinamiento y la reestructuración de las cadenas de suministro, en muchos casos,
los costos logísticos se incrementaron significativamente, lo que impactó la competitividad del
sector. A pesar de estas dificultades, el sector bananero ecuatoriano demostró nuevamente su
capacidad de resistencia, adaptándose a los nuevos desafíos de manera gradual. Sin embargo, la
incertidumbre sobre la reactivación económica global mantenía a los productores en vilo,
temerosos de una caída más profunda en la demanda.

Con el paso de los años y el inicio de la recuperación económica global, la producción de
banano comenzó a mostrar signos de mejora. En 2021, la producción aumentó a 6,68 millones de
toneladas, un indicio de que el sector estaba logrando superar los peores momentos de la crisis
sanitaria. Sin embargo, los precios continuaron siendo volátiles, lo que obligó a los productores a
replantearse su estrategia de cultivo. El sector comenzó a apostar por la diversificación de
mercados y por la adopción de prácticas más sostenibles, con el objetivo de mantener su
competitividad en un mercado internacional cada vez más exigente. Las certificaciones de
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sostenibilidad, las mejoras en la calidad del producto y las prácticas agrícolas más responsables
se convirtieron en elementos clave para asegurar el acceso a mercados premium que valoraran
tanto la calidad como la trazabilidad del banano.

En 2022, la producción cayó a 6,08 millones de toneladas, lo que reflejó la continua
inestabilidad del sector, pero también subrayó los esfuerzos por adaptarse a los nuevos desafíos
del mercado global. Los precios fluctuantes, la competencia de otros productores y los desafíos
climáticos seguían siendo barreras importantes para el crecimiento sostenido del sector. Sin
embargo, la capacidad de innovación y la adaptación a nuevas realidades seguían siendo las
grandes fortalezas de los productores ecuatorianos. En este contexto, la resiliencia del sector
bananero continuó siendo evidente: la diversificación de mercados y la adopción de nuevas
tecnologías como la automatización y la agricultura de precisión empezaron a ser vistas como
estrategias imprescindibles para enfrentar un futuro incierto (Lara Haro et al., 2022).

A lo largo de las crisis que han marcado la historia del sector bananero ecuatoriano, los
productores han demostrado una capacidad inquebrantable para adaptarse, buscar alternativas y
encontrar caminos hacia la recuperación. La historia del banano en Ecuador es una narrativa de
resistencia, donde cada crisis ha sido una oportunidad para aprender, reinventarse y buscar nuevas
formas de competitividad. A pesar de los vaivenes del mercado, la incertidumbre política y los
desafíos climáticos, el sector ha logrado mantenerse como uno de los mayores exportadores de
banano del mundo. El sector bananero ecuatoriano sigue siendo un pilar fundamental de la
economía nacional, y, a través de su constante evolución, continúa demostrando que, aunque el
camino sea difícil, siempre es posible hallar un camino hacia el progreso y la estabilidad. La
resiliencia del banano ecuatoriano, simbolizada por la adaptabilidad de sus productores, sigue
siendo un ejemplo claro de la determinación y el esfuerzo continuo por superar cualquier
adversidad.

Figura 3

Serie de tiempo de las hectáreas sembradas en Ecuador históricamente 1998 a 2022

El sector bananero ecuatoriano ha sido, durante décadas, un reflejo de la perseverancia,
el esfuerzo y la capacidad de adaptación de miles de productores. Cada hectárea sembrada cuenta
una historia de lucha y superación ante las adversidades del mercado, los cambios climáticos y
las crisis económicas que han golpeado al país. La serie de tiempo de las hectáreas sembradas,
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que abarca desde 1961 hasta 2022, muestra las fluctuaciones en la superficie cultivada, las cuales
no solo están relacionadas con las condiciones del mercado internacional, sino también con las
decisiones estratégicas tomadas por los productores frente a la incertidumbre.

En 1998, Ecuador sufrió una de sus crisis económicas más profundas, que tuvo un
impacto directo sobre el sector bananero. Aunque la superficie sembrada alcanzó las 206,931
hectáreas en ese año, la incertidumbre económica llevó a muchos productores a replantearse la
viabilidad de sus cultivos. La crisis afectó no solo la rentabilidad de la producción, sino también
las condiciones de financiamiento, los costos de insumos y las expectativas de crecimiento del
sector. En 1999, la superficie sembrada descendió a 193,601 hectáreas, reflejando las dificultades
del momento y la incapacidad de muchos productores para mantener o expandir sus áreas de
cultivo bajo condiciones tan inciertas. Este descenso en la superficie sembrada fue una respuesta
directa a la caída de la demanda y los bajos precios en los mercados internacionales, que
impactaron la rentabilidad de los cultivos.

Tras la crisis económica de 1998, el sector comenzó a mostrar signos de recuperación a
principios del siglo XXI, en el año 2000, las hectáreas sembradas aumentaron a 252,571, lo que
marcó un repunte en la producción a medida que los precios internacionales del banano mostraban
signos de estabilización (Flores Cevallos & Flores Tapia, 2020). Sin embargo, este aumento no
fue suficiente para evitar que la tendencia a la baja continuara a lo largo de los años siguientes.
La superficie cultivada, aunque alta, no logró mantenerse en crecimiento sostenido debido a
diversos factores, como la fluctuación de los precios internacionales, las restricciones comerciales
impuestas por ciertos mercados y los constantes desafíos logísticos. Esta situación generó un
entorno de incertidumbre que llevó a muchos productores a reducir sus áreas sembradas, buscando
cultivos alternativos o reconociendo los altos costos de producción en un mercado global
competitivo.

A lo largo de la década de 2010, la superficie sembrada de banano experimentó
fluctuaciones importantes. En 2011, las hectáreas sembradas cayeron a 191,973, reflejando una
contracción en la producción debido a diversos factores como el aumento de los costos de
insumos, la competencia en los mercados internacionales y los efectos del cambio climático en la
calidad y cantidad de la producción. En los años posteriores, la superficie sembrada fluctuó entre
las 158,057 y las 210,894 hectáreas, una oscilación que, aunque no era dramática, indicaba la
vulnerabilidad del sector frente a las variaciones de precios y la inestabilidad política y económica
del país. Durante estos años, los productores se vieron obligados a ajustarse a los cambios del
mercado, innovando en sus métodos de cultivo y buscando una diversificación que les permitiera
adaptarse a las nuevas demandas del mercado global.

El año 2020 fue un punto de inflexión para muchos sectores económicos a nivel global,
y el bananero no fue la excepción, la pandemia de COVID-19 trajo consigo una serie de retos sin
precedentes, desde la interrupción de las cadenas de suministro hasta las restricciones de
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movimiento y las dificultades económicas (Jumbo Ordóñez et al., 2020). En este contexto, la
superficie sembrada de banano en Ecuador se redujo a 160,630 hectáreas, la cifra más baja en los
últimos años, este descenso fue, en gran medida, consecuencia de la incertidumbre económica, la
disminución de la mano de obra disponible y la falta de acceso a los insumos necesarios para
continuar con las labores agrícolas (Morales Castro et al., 2022). Los productores enfrentaron
graves dificultades logísticas y una caída en la demanda global debido al cierre de mercados
internacionales y las restricciones en el comercio.

Sin embargo, lo que caracterizó a este periodo fue la notable capacidad de adaptación del
sector. Aunque los productores tuvieron que reducir su superficie sembrada en respuesta a la
crisis, su resiliencia comenzó a reflejarse en los años siguientes. En 2021, las hectáreas sembradas
aumentaron a 164,085, lo que evidenció una recuperación parcial del sector. A pesar de los retos,
los productores lograron ajustar sus estrategias y adoptar nuevas tecnologías para mantener la
competitividad y responder a la reactivación del mercado global.

La recuperación continuó en 2022, con un aumento en las hectáreas sembradas,
alcanzando las 167,544 hectáreas. Este repunte fue el resultado de los esfuerzos por parte de los
productores para superar los efectos negativos de la pandemia, adoptar mejores prácticas
agrícolas, e incrementar la eficiencia mediante el uso de tecnologías como sistemas de riego más
eficientes y el monitoreo en tiempo real de las condiciones de los cultivos. Además, la
diversificación de mercados y la mejora en la calidad de la fruta contribuyeron a un incremento
en la demanda internacional, lo que permitió a los productores recuperar parte de la superficie
cultivada perdida en los años previos.

Figura 4

Serie de tiempo de las exportaciones de banano producidas en Ecuador de 1998 a 2024

La historia del sector bananero en Ecuador es una crónica de adaptación constante,
marcada por la interacción de factores económicos, políticos y climáticos. A lo largo de las
últimas tres décadas, este sector ha demostrado una capacidad notable para enfrentarse a crisis
internas y externas, sin perder su posición como uno de los pilares fundamentales de la economía
nacional. Cada hectárea sembrada, cada caja de bananos exportada, es testimonio del esfuerzo, la
innovación y la resiliencia de los productores que, a pesar de las adversidades, siguen apostando
por la productividad y la sostenibilidad.
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En 1998, Ecuador experimentó una grave crisis económica que afectó a todos los sectores
productivos del país, y el sector bananero no fue la excepción, a pesar de contar con 206,931
hectáreas sembradas, las exportaciones de banano cayeron abruptamente (Larrea, 2004). El valor
de las exportaciones FOB descendió a 1,058,689.907 mil dólares, lo que reflejó una disminución
no solo en la cantidad exportada, sino también en los precios internacionales de la fruta. La crisis
trajo consigo una alta incertidumbre en los mercados internacionales, y a pesar de que la
producción local se mantenía estable, los precios del banano experimentaron una caída
significativa debido a factores como el colapso de los mercados financieros globales y las
tensiones políticas internas. En 1999, la superficie sembrada se redujo a 193,601 hectáreas, y las
exportaciones descendieron a 945,510.943 mil dólares.

En los primeros años de la década del 2000, el sector experimentó una leve recuperación
en términos de superficie sembrada, alcanzando las 252,571 hectáreas en 2000. Sin embargo, las
exportaciones continuaron siendo volátiles. En 2001, con una leve mejora en la producción, el
valor FOB se mantuvo por debajo de los niveles esperados, alcanzando apenas 846,530.117 mil
dólares. A pesar de esta recuperación parcial, las fluctuaciones en los mercados internacionales
seguían siendo un desafío constante. No obstante, la estabilidad de la producción y la creciente
demanda en mercados internacionales empezaron a generar una base sólida para la expansión
futura.

Para 2008, con 215,521 hectáreas sembradas, el sector bananero ecuatoriano alcanzó un
hito en su historia reciente. Las exportaciones superaron los 1,5 mil millones de dólares,
alcanzando un récord de 1,597,121.238 mil dólares. Esta cifra reflejaba una tendencia positiva
que se extendió durante los años posteriores, gracias a la mejora de la calidad del producto, la
expansión de los mercados de exportación y el fortalecimiento de la cadena de distribución
internacional. El aumento de la producción y la mejora de las prácticas agrícolas permitió a
Ecuador consolidarse como el mayor exportador mundial de banano, destacándose no solo por el
volumen, sino también por la calidad superior de su fruta. Durante esta etapa, los productores se
beneficiaron de políticas que incentivaron la modernización y la inversión en infraestructura
agrícola y tecnológica, lo que contribuyó al crecimiento sostenido del sector.

Sin embargo, la estabilidad que se alcanzó en los primeros años del siglo XXI se vio
sacudida por la llegada de la pandemia de COVID-19 en 2020, la crisis sanitaria global trajo
consigo una serie de complicaciones logísticas, la interrupción de la cadena de suministro y un
incremento en los costos operativos (Jumbo Ordóñez et al., 2020). A pesar de una reducción
significativa en la superficie sembrada, que descendió a 160,630 hectáreas, el sector demostró su
resiliencia al mantener las exportaciones relativamente fuertes. En 2020, las exportaciones
alcanzaron un valor de 3,566,455.776 mil dólares, lo que evidenció la capacidad de adaptación
de los productores frente a situaciones de emergencia. Este resultado reflejó la flexibilidad del
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sector, que supo reorientar rápidamente sus estrategias comerciales para responder a la nueva
realidad global.

Aunque las exportaciones se mantuvieron relativamente estables durante los primeros
años de la pandemia, la recuperación no fue inmediata. En 2021 y 2022, el sector experimentó
ligeras caídas en el valor de las exportaciones, alcanzando 3,381,424.331 mil dólares y
3,144,862.711 mil dólares, respectivamente. Este descenso estuvo relacionado con una
combinación de factores, como las dificultades logísticas, las restricciones sanitarias, y los
impactos continuos de la crisis económica global. Sin embargo, a pesar de estas dificultades, las
hectáreas sembradas aumentaron gradualmente a 164,085 en 2021 y 167,544 en 2022, lo que
indicaba que los productores estaban recuperando terreno y ajustando sus estrategias a las nuevas
condiciones del mercado.

A partir de 2023, el sector bananero ecuatoriano mostró signos claros de recuperación,
alcanzando nuevamente un valor de exportación de 3,587,383.086 mil dólares. Este resurgimiento
fue posible gracias a la implementación de nuevas estrategias tecnológicas, como la
automatización en la cosecha, el uso de sensores para la gestión precisa de los cultivos y el
fortalecimiento de la sostenibilidad en la producción. Estos avances no solo ayudaron a mejorar
la eficiencia, sino que también permitieron a los productores diversificar sus mercados y adaptarse
a las nuevas demandas de los consumidores internacionales, cada vez más preocupados por la
sostenibilidad y la trazabilidad de los productos.

En conjunto, el análisis de la serie de tiempo de las exportaciones de banano entre 1995
y 2024 revela una historia de resiliencia, adaptabilidad y crecimiento, a pesar de las recurrentes
crisis que han afectado al país. A través de la mejora continua en las prácticas agrícolas, la
adopción de nuevas tecnologías y la capacidad de diversificar mercados, el sector bananero ha
logrado mantenerse como un actor clave en la economía ecuatoriana, demostrando que la
innovación y la adaptación constante son esenciales para enfrentar los desafíos del futuro. Cada
hectárea sembrada en Ecuador es un testimonio de la fortaleza de los productores, que siguen
trabajando para posicionar al país como líder mundial en la exportación de banano, a pesar de las
fluctuaciones del mercado global y los desafíos internos
.
CONCLUSIONES

A lo largo del período 1998-2022, el sector bananero ecuatoriano ha experimentado un
impacto significativo de las crisis económicas, lo que ha puesto en evidencia tanto su
vulnerabilidad como su capacidad de resiliencia. Las crisis, como la económica de 1998, la
financiera global de 2008 y la pandemia de COVID-19 en 2020, afectaron tanto la producción
como las exportaciones de banano, generando caídas en los volúmenes exportados y una mayor
incertidumbre en los mercados internacionales. Sin embargo, a pesar de estos desafíos, el sector
ha logrado adaptarse y mantenerse como uno de los mayores exportadores de banano del mundo.
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Las fluctuaciones en la producción y las exportaciones revelan que el sector es muy
sensible a factores externos, como los cambios en los precios internacionales y las crisis globales.
No obstante, la resiliencia del sector ha sido evidente en la capacidad de los productores para
diversificar mercados, mejorar la calidad del producto y adoptar nuevas tecnologías que les
permiten mantener su competitividad. La adaptación a nuevas realidades y la búsqueda de
alternativas frente a las crisis han sido factores cruciales para asegurar la estabilidad a largo plazo
del sector.

A lo largo de estos años, la combinación de la experiencia en la gestión de crisis y la
capacidad de innovación de los productores ha permitido que el sector bananero se recupere tras
cada choque económico. Esto demuestra que, a pesar de los momentos de adversidad, el sector
ha logrado mantener su importancia dentro de la economía ecuatoriana, aprendiendo a navegar
por los altibajos del mercado global con un enfoque estratégico que asegura su continuidad

Con base en los hallazgos de este estudio, es recomendable que el sector bananero
ecuatoriano continúe fortaleciendo su capacidad de resiliencia a través de la diversificación de
mercados y la implementación de tecnologías innovadoras. Además, sería crucial que los actores
clave del sector, tanto públicos como privados, desarrollen estrategias de mitigación de riesgos
que les permitan adaptarse de manera más eficaz a las fluctuaciones económicas y los eventos
globales imprevistos. La consolidación de políticas públicas que apoyen la investigación, la
capacitación y la sostenibilidad en el sector será vital para garantizar su competitividad a largo
plazo
.
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