Vol. 12/ Núm. 1 2025 pág. 479
técnicas, sino que también desarrollan una conciencia de los contextos sociopolíticos que rodean
sus narrativas familiares.
Este enfoque participativo incide profundamente dentro de las comunidades,
particularmente entre los grupos marginados, donde la narración visual se convierte en un medio
para reclamar identidades que a menudo se pasan por alto o se tergiversan en el discurso
dominante (Lozano y Rodríguez, 2024). Estas iniciativas fomentan el diálogo intergeneracional
que enriquece la comprensión y la apreciación de diversas experiencias, reforzando la idea de que
la historia personal está estrechamente vinculada a temas sociales más amplios.
En consecuencia, los estudiantes procedentes de entornos familiares afectuosos muestran
una mayor inclinación a participar en prácticas de preservación, lo que pone de relieve la
interacción entre la dinámica familiar y la salud emocional en la configuración de sus
comportamientos relacionados con la preservación de la memoria (Carreira, 2024).
Las dimensiones culturales enriquecen aún más las motivaciones que subyacen a esta
práctica, ya que los rituales y tradiciones familiares refuerzan el sentimiento de pertenencia e
identidad entre los estudiantes. La fotografía cultural capta estas experiencias compartidas y sirve
para documentar la importancia de las prácticas familiares, al tiempo que fomenta la unión social
dentro de comunidades diversas (D’Angelo y Torricella, 2013; Bodero, 2022).
A medida que los estudiantes navegan por estas complejidades, pueden articular sus propias
historias y al mismo tiempo contribuir a una narrativa colectiva que honra los legados individuales
y comunitarios.
Este proceso no sólo mejora su pensamiento crítico y su creatividad, sino que también
fomenta la empatía, ya que interactúan con las experiencias vividas por los demás y reconocen el
poder de la representación en la configuración de las percepciones públicas.
A medida que los estudiantes se adentran en sus experiencias universitarias, pueden sentir
una mayor responsabilidad a la hora de honrar su herencia cultural mediante la conservación de
las fotografías familiares, fomentando así una conexión más profunda con sus raíces y facilitando
intercambios significativos con sus compañeros D’Angelo y Torricella, 2013; Bodero, 2022).
A pesar de su importancia, la conservación de las fotografías familiares se enfrenta a varios
retos, como los apegos emocionales, los riesgos medioambientales y las barreras tecnológicas.
Estos factores pueden complicar los esfuerzos de los estudiantes por llevar a cabo prácticas de
conservación eficaces, lo que pone de manifiesto la necesidad de una mayor concienciación y
educación sobre el valor de salvaguardar los recuerdos familiares para las generaciones futuras
(Alvarado, 2022; Hill, 2024).
Los factores económicos influyen en las narrativas familiares y la construcción de
identidad. Por ejemplo, las fotografías tomadas dentro de diferentes clases sociales a menudo
revelan distintos lenguajes visuales que reflejan diferentes prácticas y valores culturales,
proporcionando así un rico tapiz para el análisis (Ładyżyński, 2013). Esta comprensión no solo