Vol. 12/ Núm. 1 2025 pág. 868
no siempre lo realizan porque les nace, solo lo efectúan para quedar bien ante los ojos de los
demás. Esto nos dice que toda relación genera un vínculo en donde intervienen las emociones por
lo que el docente, como lo señala González (2001), debe
ser un dialogador de sentidos, un escucha sensible, atento a las diferencias y dispuestos a
propiciar la construcción de sentidos nuevos; alguien cortés en la conversación, cultivado
él mismo en muchos mundos y lenguajes y por tanto abierto a su propio cambio (p. 34).
Es decir, que el maestro tiene que tener una apertura a la interacción emocional, sobre todo
al relacionarse con sus estudiantes, además “debe poseer cualidades humanas, imprescindibles en
el educador moderno: equilibrio emocional, responsabilidad, carácter, alegría de vivir, ética y,
principalmente, el gusto de ser profesor” (Sánchez, 2004, p. 40).
Muchos docentes normalistas muestran actitudes propias del autoritarismo y la
indiferencia, reclamando el acatamiento al pie de la letra de lo que considera correcto, afectando
el estado emocional de los estudiantes, pues se sienten acorralados ante los requerimientos que
les son impuestos, sobrepasando su bienestar, en palabras rescatadas del estudiante se muestra
que "Hay situaciones o hubo, donde debido a exigencia y poca comprensión y flexibilidad de
parte de docentes, nos saturaba y afectaba en el estrés, presión, etc." (Entr. Est. 4to año, LEPRI,
ENS)
Los maestros empáticos deben de ser amables, gentiles, atentos, pero sobre todo
respetuosos, pues estos se encargan de crear un ambiente favorable en el aula del que está a cargo,
pero se exponen sucesos en donde no llegan a serlo:
Mal trato y falta de empatía por parte de una profesora… Algunos no son comprensibles
ante situaciones difíciles por las cuales atraviesan los estudiantes muestran una actitud
prepotente e indiferente… La falta de comprensión y empatía hacia los estudiantes en
problemas que se presenten. (Entr. Est. 4to año, LEPRI, ENS).
Al respecto, Santos (2004) sostiene que
La falta de una buena disposición hacia sí mismo y hacia los otros convierte el
conocimiento adquirido en un arma peligrosa. Sin una disposición positiva hacia el
aprendizaje no se aprende. Sin una relación positiva con los otros es fácil utilizar el
conocimiento adquirido contra ellos. Sí se utiliza el saber para oprimir, humillar, explotar,
matar, engañar a los demás (2004, p. 47).
Esto genera un desorden en las emociones de los estudiantes, ya que se sienten
incomprendidos ante situaciones que llegan a ser complicadas regularlas, olvidan que son seres
humanos y que al igual que estos han tenido que vivir diversas dificultades, como la pérdida de
seres queridos, lo cual genera emociones de tristeza y desconsuelo, pues solo se desea despedir a
ese ser con el que se compartieron momentos importantes en la vida. En algunos estudiantes se
han presentado casos de esa magnitud, sin embargo, los maestros involucrados se vuelven
intransigentes, optando por una actitud rígida, estricta e implacable: