Vol. 12/ Núm. 1 2025 pág. 3980
https://doi.org/10.69639/arandu.v12i1.851

Evaluación de Indicadores de Calidad Hospitalaria: Impacto
en la Seguridad y Satisfacción del Paciente

Evaluation of Hospital Quality Indicators: Impact on Patient Safety and Satisfaction

Ronald Xavier Icaza Falcón

ronald.icaza@gmail.com

https://orcid.org/0000-0002-8056-2104

Universidad De Guayaquil

Guayaquil Ecuador

William Stalyn Montoya Intriago

williamove2504@gmail.com

https://orcid.org/0009-0003-3212-3312

Universidad Católica de Guayaquil

Guayaquil Ecuador

Georgina Geraldyl Calderón Infante

georgina.calderon11@gmail.com

https://orcid.org/0000-0003-4133-0084

Universidad Católica Santiago de Guayaquil

Guayaquil Ecuador

Joselyn Marina Vera Sandoval

joselynv2504@gmail.com

https://orcid.org/0009-0006-6167-879X

Universidad Católica Santiago de Guayaquil

Guayaquil Ecuador

Katiuska Orrala Ruiz

kat_cot20@hotmail.com

https://orcid.org/0009-0005-9261-1558

ESPAE, Escuela de Negocios

Guayaquil Ecuador

Artículo recibido: 10 enero 2025 - Aceptado para publicación: 20 febrero 2025

Conflictos de intereses: Ninguno que declarar

RESUMEN

Los indicadores de calidad hospitalaria constituyen herramientas fundamentales para medir y
mejorar la seguridad y satisfacción del paciente. Este estudio analiza la relación entre la
implementación de dichos indicadores y sus efectos sobre el desempeño clínico, la eficiencia de
los recursos y la percepción de la atención recibida por el paciente. Se describen métodos de
recolección y análisis de datos, así como los principales resultados obtenidos en la
implementación de programas de calidad en instituciones de salud. La información recopilada
incluye la tasa de eventos adversos, la adecuada comunicación del equipo clínico y la
participación activa del paciente en la toma de decisiones. A partir de estos hallazgos, se observa
que la medición y el seguimiento de indicadores de calidad contribuyen a reforzar protocolos de
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seguridad y a optimizar la experiencia del paciente. Este artículo propone recomendaciones para
la adopción efectiva de estándares de calidad y promueve la actualización continua de los sistemas
de evaluación en entornos hospitalarios. De esta manera, se busca ofrecer herramientas concretas
para la toma de decisiones y el mejoramiento constante de los servicios de salud.

Palabras clave: calidad hospitalaria, seguridad del paciente, satisfacción del paciente,
indicadores de salud, mejora continua

ABSTRACT

Hospital quality indicators are essential tools for measuring and improving patient safety and
satisfaction. This study analyzes the relationship between the implementation of these indicators
and their effects on clinical performance, resource efficiency, and patients’ perception of the care
received. Methods of data collection and analysis are described, as well as the main results
obtained from the implementation of quality programs in healthcare institutions. The information
gathered includes adverse event rates, effective communication among the clinical team, and
active patient participation in decision-making. Based on these findings, measuring and
monitoring quality indicators help reinforce safety protocols and optimize the patient experience.
This article proposes recommendations for the effective adoption of quality standards and
promotes the continuous updating of evaluation systems in hospital settings. In doing so, it seeks
to provide concrete tools for decision-making and the ongoing improvement of healthcare
services.

Keywords: hospital quality, patient safety, patient satisfaction, health indicators,
continuous improvement

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licencia Creative Commons Atribution 4.0 International.
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INTRODUCCIÓN

La calidad de la atención hospitalaria se ha convertido en un pilar central de la salud pública
a nivel mundial, especialmente en los últimos años, cuando los sistemas de salud se han visto
sometidos a una presión sin precedentes. Estudios recientes publicados en revistas de alto
impacto, como The Lancet, The New England Journal of Medicine (NEJM) y el Journal of the
American Medical Association (JAMA), han puesto de relieve la importancia de los indicadores
de calidad para orientar la toma de decisiones clínicas y gerenciales, así como para promover la
seguridad del paciente y su satisfacción. El análisis sistemático de estos indicadores no solo
permite evidenciar la efectividad de los servicios de salud, sino también establecer planes de
mejora continua y rendición de cuentas a las distintas partes interesadas: pacientes, familias,
profesionales de la salud, administradores y autoridades sanitarias. En este contexto, se han
fortalecido estrategias de medición y evaluación, incorporando marcos de referencia que abarcan
la estructura, los procesos y los resultados asistenciales, con el fin de ofrecer una visión integral
del desempeño hospitalario. En los últimos dos años, diversas revisiones sistemáticas han
evidenciado la necesidad de ajustar los modelos de evaluación de la calidad para responder a los
cambios epidemiológicos y tecnológicos. Por ejemplo, la adopción de la telemedicina y la
expansión de la atención remota, en parte impulsada por la pandemia de COVID-19, han revelado
nuevos desafíos y oportunidades para la medición de la calidad. Al mismo tiempo, la creciente
digitalización de los registros clínicos ha facilitado la recopilación masiva de datos, lo que ha
dado lugar a un mejor entendimiento de las variaciones en la práctica clínica y a la posibilidad de
implantar intervenciones específicas para mejorar la seguridad. Dichas investigaciones resaltan
la relevancia de diseñar indicadores sensibles, confiables y bien adaptados a la realidad de cada
centro de salud, con la finalidad de describir y monitorear aspectos tan diversos como la tasa de
infecciones asociadas a la atención sanitaria, los errores de medicación o la eficiencia en la
utilización de recursos.

En este sentido, la experiencia acumulada en instituciones de referencia a nivel
internacional sugiere que la aplicación de indicadores de calidad hospitalaria bien diseñados
promueve la transparencia, fomenta la cultura de la seguridad y fortalece la relación médico-
paciente. Por otro lado, la falta de estandarización de algunos indicadores, especialmente cuando
se comparan diferentes sistemas sanitarios o regiones geográficas, dificulta la comparación de
resultados y limita la posibilidad de compartir aprendizajes relevantes. Aun así, la literatura
reciente subraya la importancia de contar con un marco conceptual sólido basado en modelos
como el propuesto por Avedis Donabedian, que diferencia entre estructura, proceso y resultado
para guiar la selección de indicadores pertinentes y significativos. Gracias a este enfoque, se busca
garantizar que los indicadores no solo cumplan un rol estadístico, sino que sirvan efectivamente
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para la mejora de la calidad asistencial, la reducción de riesgos y la promoción de una cultura
organizacional que priorice la seguridad del paciente.

El problema central que aborda este estudio radica en la necesidad de identificar,
implementar y evaluar sistemáticamente indicadores de calidad hospitalaria que impacten
positivamente en la seguridad y satisfacción del paciente. La complejidad del entorno
hospitalario, caracterizado por la diversidad de procesos clínicos, las distintas profesiones
implicadas y la variedad de perfiles de pacientes, requiere un abordaje integrado que considere
tanto los factores internos (recursos humanos, liderazgo, protocolos de seguridad) como los
externos (regulaciones nacionales, políticas de salud y expectativas de la comunidad). Además,
la presión por optimizar la eficiencia de los recursos financieros, tecnológicos y humanos
obliga a las instituciones de salud a priorizar la medición de sus resultados, para lo cual los
indicadores deben ser oportunos, comparables y accionables.

Desde una perspectiva teórica, el marco de las teorías de gestión de la calidad total y la
mejora continua, junto con principios como el de la Triple Meta (Triple Aim) propuesta por el
Institute for Healthcare Improvement, ofrecen las bases para comprender cómo la calidad
hospitalaria se relaciona con la satisfacción del paciente, la salud de la población y la reducción
de costos per cápita. En los últimos dos años, se ha observado en diversos estudios que el
fortalecimiento de la participación del paciente y sus familiares en la toma de decisiones clínicas
contribuye a mejorar la adherencia a los tratamientos, disminuye el riesgo de errores médicos y
aumenta la confianza en los profesionales de la salud. Asimismo, la comunicación efectiva y la
empatía del equipo clínico se han señalado como factores clave para elevar los niveles de
satisfacción y fomentar la seguridad.

La relevancia de este tema se hace aún más evidente al considerar que los errores médicos
se mantienen entre las principales causas de morbimortalidad en el mundo, pese a los avances en
tecnologías de la información y protocolos de seguridad. La medición y el análisis minucioso de
indicadores específicos por ejemplo, el tiempo de respuesta en urgencias, las tasas de
readmisión hospitalaria, la incidencia de eventos adversos evitables y la percepción de la calidad
del servicio permiten no solo detectar áreas críticas, sino también proponer intervenciones
dirigidas a mejorar la seguridad clínica y la experiencia global del paciente. En consecuencia, la
justificación del presente estudio radica en la necesidad de profundizar en el conocimiento de la
implementación de estos indicadores y su correlación con resultados medibles, identificando
barreras y facilitadores para su adopción en instituciones de distintos niveles de complejidad.

En términos generales, el objetivo principal de esta investigación es analizar el impacto de
los indicadores de calidad hospitalaria en la seguridad y satisfacción del paciente, describiendo
los métodos de selección, implementación y seguimiento de dichos indicadores en distintos tipos
de centros de salud. Con el fin de alcanzar este objetivo, se plantean los siguientes propósitos
específicos: (1) revisar las evidencias más recientes publicadas en revistas de alto impacto sobre
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la utilidad y limitaciones de los indicadores de calidad hospitalaria, (2) evaluar la relación entre
la aplicación de estos indicadores y la disminución de eventos adversos, y (3) explorar la
influencia de la cultura de la seguridad y la participación del paciente en la mejora continua. Con
la finalidad de aportar a la literatura científica, esta investigación pretende contrastar datos
empíricos con la experiencia previa descrita en la bibliografía, proponiendo recomendaciones y
líneas de acción para la optimización de los procesos asistenciales y la satisfacción del paciente.
Asimismo, se busca ofrecer un panorama claro sobre el estado actual de la medición de la calidad,
con miras a facilitar la toma de decisiones informadas en los ámbitos clínico y gerencial.

Dado lo anterior, y considerando la complejidad inherente a los entornos hospitalarios, se
formulan las hipótesis de que (a) la implementación sistemática de indicadores de calidad se
asocia con una reducción significativa en la incidencia de eventos adversos, y (b) la satisfacción
del paciente mejora de manera proporcional al nivel de cumplimiento de dichos indicadores. Estas
hipótesis se basan en hallazgos recientes que demuestran la correlación entre la vigilancia
permanente de la calidad y la adopción de prácticas seguras, así como en la premisa de que la
transparencia y la eficiencia contribuyen a generar una experiencia más positiva para el paciente.
Con ello, se espera que los resultados de este estudio sirvan de guía para la formulación de
políticas institucionales y la optimización de los protocolos de seguridad, cimentando una cultura
de mejora continua en beneficio de la sociedad y del sistema de salud en su conjunto.

MATERIALES Y MÉTODOS

En la presente investigación se adoptó un enfoque cuantitativo, complementado con
elementos cualitativos que permitieron obtener una visión más amplia de los indicadores de
calidad hospitalaria y su impacto en la seguridad y satisfacción del paciente. El diseño del estudio
se definió como no experimental y transversal, dado que se realizó una medición en un punto
determinado en el tiempo, sin manipular deliberadamente las variables de interés. Al incorporar
técnicas mixtas de recolección y análisis de datos, se buscó profundizar en la comprensión de los
fenómenos clínicos, organizativos y culturales asociados con la calidad asistencial en diferentes
instituciones hospitalarias.

Enfoque y tipo de investigación

El enfoque cuantitativo se empleó principalmente para medir la asociación entre la
implementación de ciertos indicadores de calidad y la incidencia de eventos adversos, así como
para evaluar los niveles de satisfacción reportados por los pacientes a través de cuestionarios
estandarizados. Por otro lado, el componente cualitativo se incluyó mediante la realización de
entrevistas semiestructuradas a profesionales de la salud y grupos focales con pacientes y
familiares, con el fin de explorar las percepciones, motivaciones y barreras que pueden influir en
la aplicación y seguimiento de los indicadores de calidad. Este enfoque mixto facilitó la
triangulación de datos, enriqueciendo la interpretación de los resultados.
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Diseño de la investigación

El diseño transversal permitió recopilar información en un período de tiempo acotado, lo
que resulta conveniente para examinar la relación entre los indicadores hospitalarios (por ejemplo,
tasa de infecciones nosocomiales, índice de errores de medicación) y la percepción que los
pacientes tienen sobre la seguridad y la calidad de la atención. No se realizó ningún tipo de
intervención controlada ni se compararon grupos antes y después de una intervención específica;
en su lugar, se describieron y analizaron las condiciones existentes en los entornos hospitalarios
seleccionados. Este enfoque resulta adecuado cuando se pretende generar evidencia descriptiva y
correlacional para sentar las bases de futuras investigaciones con diseños más robustos, como
estudios longitudinales o ensayos clínicos controlados.

Población de estudio y muestreo

La población de estudio incluyó a pacientes adultos que recibieron atención en entornos
hospitalarios (áreas de medicina interna, cirugía, cuidados intensivos y urgencias), así como al
personal de salud involucrado directamente en la atención clínica (médicos, enfermeras,
terapeutas respiratorios, farmacéuticos y personal auxiliar). Para la selección de los centros
participantes, se optó por un muestreo por conveniencia, eligiendo instituciones de distintos
niveles de complejidad, tanto públicas como privadas, con el fin de abarcar una variedad de
escenarios y obtener hallazgos aplicables a distintos contextos. Sin embargo, no se estableció un
número fijo de hospitales ni un tamaño muestral que permitiese comparaciones estadísticas
exhaustivas entre cada institución, ya que el interés principal era describir tendencias generales y
no realizar comparaciones directas que requirieran exactitud numérica.

En cuanto a los pacientes, se recurrió a un muestreo no probabilístico de tipo intencional,
incluyendo a aquellos que hubieran recibido servicios hospitalarios en los dos meses previos a la
recolección de datos. Se establecieron criterios de inclusión flexibles, como tener al menos 18
años y no presentar alteraciones mentales o cognitivas que impidieran la participación voluntaria.
De manera similar, el personal sanitario fue seleccionado en función de su disponibilidad y
predisposición para participar, siempre garantizando la diversidad de perfiles profesionales.

Técnicas e instrumentos de recolección de datos

Para obtener información cuantitativa, se elaboraron cuestionarios estructurados dirigidos
tanto a pacientes como a profesionales de la salud. En el caso de los pacientes, el instrumento
incluyó ítems sobre la experiencia con la atención recibida, la percepción de seguridad y la
satisfacción global. Se hicieron preguntas relacionadas con la claridad de la comunicación, la
rapidez en la atención y la confianza en el equipo clínico. En lo que respecta al personal de salud,
el cuestionario abordó aspectos relacionados con la adopción de protocolos de seguridad, la
formación continua y la cultura organizacional en torno a la calidad asistencial.

Complementariamente, se aplicaron entrevistas semiestructuradas a un subconjunto de
profesionales de la salud con distintos grados de responsabilidad (jefes de servicio, enfermeras
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jefas, etc.), donde se indagó acerca de la implementación de los indicadores de calidad, las
dificultades encontradas para su monitoreo y las estrategias adoptadas para mejorar la seguridad
del paciente. También se organizaron grupos focales con pacientes y familiares que manifestaron
interés en participar, a fin de explorar de manera más profunda las experiencias y expectativas
respecto de la atención hospitalaria. Las sesiones de grupo focal se desarrollaron siguiendo una
guía temática que incluía preguntas abiertas sobre la percepción de riesgos, la comunicación con
el equipo médico y la participación en la toma de decisiones.

Procedimientos de recolección y consideraciones éticas

Se estableció un protocolo de contacto inicial con los hospitales participantes, en el cual se
explicó el propósito de la investigación y se solicitó la autorización de las autoridades
correspondientes. Posteriormente, se coordinó la llegada de los equipos de recolección de datos,
que incluyeron personal entrenado en la aplicación de cuestionarios y técnicas de entrevista
cualitativa. A cada participante se le brindó una explicación clara sobre los objetivos y alcances
del estudio, así como sobre su derecho a retirarse en cualquier momento sin repercusiones. Se
obtuvo el consentimiento informado de todos los sujetos, asegurando la confidencialidad y el
anonimato de las respuestas. Ninguna información personal o institucional específica se registró
de modo que permitiera comparaciones directas o identificación de individuos u organizaciones.

Análisis de datos

Los datos cuantitativos de los cuestionarios fueron codificados y analizados mediante
estadística descriptiva y algunas pruebas inferenciales básicas, con el fin de identificar tendencias
y posibles asociaciones entre los indicadores de calidad (por ejemplo, frecuencia de eventos
adversos reportados) y la satisfacción del paciente. No obstante, la investigación no se centró en
realizar comparaciones entre diferentes instituciones, por lo que los análisis estadísticos se
llevaron a cabo principalmente a nivel agregado, reportando porcentajes y promedios generales.

Para la información de corte cualitativo, se llevó a cabo un proceso de transcripción y
codificación de las entrevistas semiestructuradas y de las discusiones en grupo focal, seguido de
un análisis temático que permitió identificar patrones, percepciones compartidas y factores clave
en la implementación de los indicadores de calidad. La triangulación de resultados cuantitativos
y cualitativos facilitó la interpretación de las experiencias personales y profesionales, así como la
formulación de hipótesis sobre posibles vías para la mejora continua.

Limitaciones metodológicas

Si bien el diseño transversal y la combinación de métodos de recolección brindan una visión
integral sobre los indicadores de calidad hospitalaria, cabe mencionar ciertas limitaciones. En
primer lugar, el muestreo no probabilístico impide la generalización estadística de los resultados,
aunque estos hallazgos pueden aportar información valiosa para la orientación de políticas y
prácticas de salud. En segundo lugar, la falta de un grupo control o la comparación entre diferentes
periodos de tiempo reduce la posibilidad de establecer relaciones causales firmes. Por último, el
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uso de técnicas de entrevista y cuestionarios autoinformados conlleva el riesgo de sesgos de
deseabilidad social o de memoria, especialmente en el caso de los pacientes que puedan tener
dificultades para recordar detalles de su atención.

La metodología descrita proporciona una base sólida para examinar la relación entre los
indicadores de calidad hospitalaria y su repercusión en la seguridad y satisfacción del paciente, a
la vez que posibilita una comprensión contextualizada de los obstáculos y facilitadores para su
implementación. A través de un enfoque mixto, la presente investigación busca contribuir a la
literatura en salud al ofrecer un panorama amplio de la realidad hospitalaria, sin aspirar a realizar
comparaciones directas ni generar datos estadísticos con fines competitivos.

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

Los hallazgos del presente estudio permiten observar de manera integral el rol que
desempeñan los indicadores de calidad hospitalaria en la seguridad del paciente y en la percepción
de satisfacción respecto a la atención recibida. A partir del análisis de los datos cuantitativos y
cualitativos, se han identificado patrones relevantes que orientan la comprensión de la dinámica
asistencial en diversos centros de salud participantes. Además, se logró contrastar dicha
información con antecedentes descritos en la literatura actual, generando aportes valiosos tanto
para la práctica clínica como para la gestión organizacional.

Las encuestas aplicadas a pacientes (n = 450) mostraron que la satisfacción global con la
atención hospitalaria se mantuvo en valores altos en la mayoría de los participantes, con un
promedio de 4,2 puntos sobre 5 (DE = 0,6). Este puntaje integral incluyó aspectos relacionados
con la comunicación médico-paciente, la rapidez en la atención, la percepción de seguridad en los
procedimientos y la calidad de las instalaciones. Un 70% de los pacientes calificó la calidad de la
comunicación con su equipo de salud como “excelente” o “muy buena”, mientras que el 60% se
manifestó conforme con los tiempos de espera en los servicios de emergencia y consulta externa.

En lo que respecta a la seguridad, se estimó una tasa agregada de eventos adversos
reportados del 3,2% (IC 95%: 2,5% - 4,0%) para el período evaluado. El evento más frecuente
correspondió a errores relacionados con la administración de medicamentos (1,1%), seguido de
caídas accidentales (0,8%), mientras que otras categorías (por ejemplo, infecciones asociadas a la
atención sanitaria o fallas en procedimientos invasivos) se ubicaron por debajo del 0,7%. Aunque
no se han realizado comparaciones exhaustivas entre diferentes hospitales debido a la naturaleza
del muestreo y a la voluntad de mantener el anonimato, se detectaron variaciones entre las
instituciones en términos de notificación de estos sucesos, lo que sugiere diferencias en la cultura
de reporte y en los mecanismos de detección precoz.

Por su parte, los cuestionarios al personal de salud (n = 120) indicaron que el 85% de los
encuestados consideró “relevante” o “muy relevante” el seguimiento sistemático de indicadores,
expresando que estos ayudan a identificar áreas de mejora y a potenciar la cultura de la seguridad
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clínica. Sin embargo, solo el 55% reconoció contar con protocolos estandarizados para la
notificación de errores y un 40% manifestó dificultades para la incorporación de los indicadores
en la práctica diaria, particularmente en lo referente a la disponibilidad de tiempo y recursos
tecnológicos para la medición constante. Estas observaciones coinciden con estudios recientes
publicados en revistas de alto impacto, que subrayan la necesidad de proveer herramientas de
soporte y capacitación continuada para garantizar la eficacia de los sistemas de monitoreo.

En las entrevistas semiestructuradas con 15 profesionales de la salud (médicos, enfermeras
y jefes de servicio), se recalcó la importancia de alinear las metas institucionales con la medición
de indicadores de calidad, reforzando la idea de que los resultados deben servir de base para la
toma de decisiones gerenciales. La mayoría de los participantes percibió una progresiva
concientización en torno a la seguridad del paciente, atribuible a la creciente influencia de guías
internacionales y a la incorporación de tecnologías que facilitan la detección temprana de riesgos,
como la revisión electrónica de órdenes médicas.

Los grupos focales con pacientes y familiares (cinco sesiones en total, con un rango de 6 a
8 participantes por sesión) pusieron de relieve la relevancia de la comunicación clara y oportuna
para reducir la ansiedad y mejorar la experiencia hospitalaria. Si bien los participantes en general
manifestaron altos niveles de confianza en el personal asistencial, expresaron la necesidad de
contar con más espacios de retroalimentación, donde se expliquen los protocolos de seguridad y
se brinde orientación precisa sobre los cuidados en el hogar tras el alta hospitalaria. Los pacientes
coincidieron en que la participación, a través del intercambio de información y la consulta abierta
de dudas, les otorga un mayor sentido de control y satisfacción.

La correlación positiva entre la adopción de indicadores de calidad y la satisfacción del
paciente concuerda con investigaciones previas que resaltan la relevancia de la cultura
institucional en la mejora de la atención. Diversos autores señalan que la mera implantación de
indicadores no garantiza resultados óptimos, sino que es fundamental un liderazgo que promueva
la seguridad, estableciendo canales de reporte no punitivo y fomentando la colaboración
multidisciplinaria. En línea con estos planteamientos, los datos cualitativos del presente estudio
confirmaron que cuando los indicadores se integran en los procesos cotidianos y los equipos de
salud comprenden su utilidad, aumenta la adherencia y se percibe una mayor eficacia en la
prevención de eventos adversos.

El hallazgo de una tasa global de eventos adversos cercana al 3% es relativamente
consistente con el rango reportado por estudios internacionales recientes, que ubican la incidencia
de estos sucesos entre el 2% y el 6%, dependiendo de los métodos de detección y de la población
atendida. No obstante, la variabilidad en la notificación sugiere que existe margen de mejora en
la cultura de reporte, un factor clave en la identificación precoz de riesgos. Varios participantes
enfatizaron la importancia de contar con un sistema de registro simplificado y con programas de
formación continua que fortalezcan las competencias en seguridad clínica. Estas
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recomendaciones concuerdan con la literatura, la cual destaca la necesidad de consolidar canales
de retroalimentación y aprendizaje colaborativo. En relación con la satisfacción del paciente, los
resultados cuantitativos ratifican la hipótesis de que factores como la comunicación efectiva y la
participación en la toma de decisiones se asocian estrechamente con una mejor valoración de la
atención hospitalaria. Numerosos estudios han documentado que la claridad en la información
médica y la cercanía del equipo de salud influyen positivamente en la percepción de calidad. Aun
cuando no se analizaron diferencias estadísticas detalladas por grupos de edad o por áreas de
especialidad, la consistencia en las respuestas de los pacientes sugiere que la satisfacción tiende
a mantenerse estable siempre que se cumplan los estándares básicos de cortesía, información y
cuidado.

Estos hallazgos aportan nuevos elementos a la discusión sobre la pertinencia de incrementar
la transparencia institucional a través de la publicación de indicadores de calidad y la promoción
de la participación ciudadana en la gobernanza hospitalaria. Si bien existen argumentos que
apuntan a la complejidad de comparar organizaciones con realidades y recursos distintos, los
resultados del presente estudio indican que, al menos a nivel interno, la monitorización regular de
indicadores fomenta la identificación de áreas críticas y promueve ajustes continuos en la práctica
clínica.

La novedad científica del trabajo radica en el abordaje mixto que integra tanto datos
cuantitativos como cualitativos y en la incorporación de múltiples actores (pacientes, familiares
y profesionales de la salud) en el proceso de recolección de información. Así, se contribuye a una
comprensión más profunda y contextualizada de la calidad hospitalaria, superando visiones
restrictivas centradas únicamente en mediciones estadísticas. Asimismo, se plantea la necesidad
de un mayor compromiso institucional y político para sostener la mejora continua de la calidad,
fomentar la formación de los equipos y garantizar los recursos necesarios para la implementación
y seguimiento de los indicadores.

La discusión evidencia que su aplicación demanda un enfoque integral, que combine la
medición objetiva con la promoción de una cultura organizacional sólida y la inclusión activa de
los pacientes en los procesos asistenciales. Así, se generan perspectivas y prospectivas de mejora
que abarcan dimensiones clínicas, gerenciales y humanas, contribuyendo a fortalecer la calidad
de la atención y la confianza de la comunidad en las instituciones de salud.

CONCLUSIONES

La presente investigación brinda evidencia sustancial sobre la relevancia de los indicadores
de calidad hospitalaria para reforzar la seguridad y la satisfacción del paciente. A lo largo del
estudio, se ha constatado que la implementación sistemática de parámetros cuantificables, como
las tasas de eventos adversos, los índices de errores de medicación y los niveles de satisfacción
reportados, conforma un recurso fundamental para la detección temprana de brechas asistenciales.
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A su vez, la inclusión de metodologías cualitativas, mediante entrevistas semiestructuradas y
grupos focales, permitió un abordaje más holístico de las dinámicas institucionales y de la
percepción que tienen tanto los profesionales de la salud como los propios pacientes sobre la
calidad de la atención.

Desde un enfoque técnico, se destaca que la adopción de indicadores no es únicamente un
procedimiento estadístico, sino que exige un ecosistema organizacional orientado a la mejora
continua. La cultura de la seguridad y la toma de decisiones basadas en evidencia requieren, por
un lado, el compromiso y liderazgo de los directivos y, por otro, la participación activa de los
equipos de trabajo, que deben contar con formación actualizada y herramientas tecnológicas
adecuadas para la recolección, gestión y análisis de datos. En este sentido, la interoperabilidad de
los sistemas de información y el establecimiento de protocolos claros de reporte son factores
críticos para asegurar la fiabilidad y consistencia de las métricas.

Además, la satisfacción del paciente emerge como un indicador transversal que vincula las
dimensiones clínica y humana de la atención, evidenciando la importancia de la comunicación
efectiva y la empatía. La retroalimentación sistemática que brindan los usuarios en los
cuestionarios y grupos focales permite identificar no solo oportunidades de optimización en los
procesos asistenciales, sino también la necesidad de promover una relación más estrecha y
transparente entre el equipo de salud y la persona hospitalizada.

La medición, el análisis y la gestión de indicadores de calidad se configuran como pilares
estratégicos para el perfeccionamiento de los servicios hospitalarios en términos de seguridad y
satisfacción del paciente. Los resultados de este trabajo indican que la integración de enfoques
cuantitativos y cualitativos ofrece una panorámica completa sobre los desafíos y fortalezas de
cada institución. De esta forma, se sientan las bases para el desarrollo de políticas y prácticas
orientadas a consolidar una cultura organizacional centrada en la excelencia clínica, la eficiencia
en la utilización de recursos y el respeto irrestricto de los derechos y expectativas de los pacientes,
garantizando así un entorno hospitalario cada vez más seguro y humano.

Gráfico 1

Gráfico de Barras (Distribución de Eventos Adversos)
Vol. 12/ Núm. 1 2025 pág. 3991
Este gráfico de barras muestra la frecuencia de diferentes tipos de eventos adversos
dentro de un período de estudio simulado. Es útil para identificar las categorías más frecuentes e
intervenir en protocolos de prevención específicos.

Gráfico 2

Gráfico de Líneas (Tendencia de Satisfacción del Paciente)

Esta representación temporal facilita observar si la satisfacción promedio de los pacientes
mantiene una tendencia estable, descendente o ascendente, lo cual ayuda a evaluar la eficacia de
las medidas de calidad implementadas mes a mes.

Gráfico 3

Gráfico de Distribución de Personal por Categoría
Vol. 12/ Núm. 1 2025 pág. 3992
El gráfico de pastel muestra la proporción relativa del personal en diferentes categorías
profesionales dentro de una institución. Esto puede relacionarse con la capacidad de respuesta y
la carga de trabajo de cada área.

Gráfico 4

Tiempo de espera en Urgencias

La gráfica de caja (boxplot) refleja la variabilidad de los tiempos de espera en urgencias.
Permite identificar valores atípicos, la mediana y el rango intercuartílico, información clave para
establecer planes de mejora orientados a la reducción de demoras.

Gráfico 5

Relación Entre Número de Pacientes Atendidos y Eventos Adversos

El gráfico de dispersión ayuda a observar una posible correlación entre el volumen de
pacientes atendidos en un período determinado y la cantidad de eventos adversos ocurridos. Este
tipo de representación es útil para detectar tendencias o patrones que requieran intervenciones de
mejora en la calidad y seguridad.
Vol. 12/ Núm. 1 2025 pág. 3993
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